Lo bueno de ser el país con más viñedos de mundo es que allá donde vayas de vacaciones, habrá una bodega que visitar y buenos vinos que probar. Después de haber recorrido las playas más turísticas de nuestra geografía en busca una alternativa enológica al chiringuito, ponemos rumbo al campo para ofrecer un plan de vino a los que prefieran la paz de la montaña, el pueblo y la naturaleza. Porque para un amante del vino que se precie, el verano no es excusa sino oportunidad.
Bideona (Rioja Alavesa)
El equipo de Bideona (Península Vinicultores) comparte su visión y pasión por el terroir de Rioja Alavesa ofreciendo un enoturismo que refleja el sencillo concepto en el que basan todas sus elaboraciones: poner en valor el patrimonio paisajístico y cultural vitivinícola de la comarca. Se trata de un proyecto diseñado al milímetro para maximizar la calidad y la personalidad de las viñas viejas. Una bodega capaz de hacer vinos de sitio, de parcela y de montaña, lo que a ellos les gusta definir como vinos de pueblo, procesando cada viñedo de forma individual para preservar la expresión del terruño. Un paseo por sus parcelas basta para observar y vivir en primera persona las peculiaridades de la zona.
Viñas del Vero (Somontano)
La experiencia enoturística de Viñas del Vero está protagonizada por la biodiversidad que envuelve sus viñedos, la gastronomía local y, cómo no, la bodega y el vino. The Wine Garden, un jardín entre viñedos que supone un pequeño vergel en pleno Somontano, donde degustar vinos al aire libre y descubrir en familia la pasión con la que elaboran sus vinos, junto a una propuesta gastronómica basada en el producto local, la acción Las Vidas de Viñas del Vero, que ha llevado a colocar varias cajas nido para diferentes especies de ave para que actúen como plaguicidas naturales ante insectos y roedores, o un recorrido autoguiado e interactivo para descubrir cómo es el hábitat natural de lechuzas, autillos, carboneros, cernícalos e, incluso, murciélagos, son sólo algunos de los reclamos que la bodega propone a los visitantes. Propuestas que les permiten explorar a su propio ritmo y que culminan siempre con una cata de vinos.
Finca Río Negro (Guadalajara)
La ubicación y distancia de la bodega a cualquier Denominación de Origen, sumado a la altura de los viñedos (1.000 metros, en uno de los terruños más elevados desde el centro peninsular hasta el norte de Europa) y las características de esta zona próxima al Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, proporcionan a los vinos de Finca Río Negro unos matices y cualidades únicos. Se trata de una bodega aislada, alejada de otros viñedos, cuya ubicación desafía los límites tradicionales del cultivo de la vid. Situada en un entorno cautivador con un paisaje sorprendente, la historia y las peculiaridades del viñedo, así como la singularidad de sus vinos de finca no dejan a nadie indiferente.
Otazu (Navarra)
La propuesta de la bodega navarra va mucho más allá del vino para aunar historia, arte, naturaleza y gastronomía. Se trata de un recorrido por los más de 700 años de la historia de Otazu, con el fruto de estas tierras como hilo conductor de una tradición que nos lleva desde la elaboración de vinos para los reyes durante la Edad Media hasta el arte contemporáneo más vanguardista. El Señorío de Otazu, con sus edificios del S.XII y obras de arte monumentales, la bodega del S. XIX convertida en Museo del Vino y galería, las nuevas zonas de elaboración, la sala de barricas o “catedral del vino” y el botellero, más de 100 obras de arte contemporáneo y una cata maridada, conforman la extraordinaria visita a este MoMA entre viñedos. Parada obligada para los amantes del vino y el arte.
La Melonera (Sierra de Málaga)
En plena Sierra de Málaga, en las inmediaciones de la imponente ciudad de Ronda, La Melonera es otra de esas bodegas únicas que podemos (y debemos) visitar este verano. La idea de este proyecto comenzó a gestarse en la primavera de 2003, cuando el equipo se propuso recuperar para la región rondeña una tradición vinícola con más de tres siglos de antigüedad. Y lo consiguieron. Hoy, esta bodega elabora sus vinos a partir de un cultivo artesanal y un compromiso verdadero con las variedades locales, la ecología y el respeto al entorno, filosofía que va más allá del trabajo en la viña asegurando la pureza de todo el proceso. Una bodega distinta, única en su especie, con un proyecto original y bonito en un entorno espectacular como es la Serranía de Ronda, un enclave inmejorable para la crianza de la vid y un paraíso para apasionados de la naturaleza.