Para un buen amante del vino el verano no es una excusa sino una oportunidad. Sea cual sea tu destino vacacional, seguro que hay una bodega cerca. Incluso si vas a la playa. Recorremos algunos de los enclaves turísticos nacionales más visitados en esta época del año para proponerte una alternativa enológica a la desidia estival. Que no todo va a ser sol y chiringuito.
Bodegas Binifadet (Menorca)
No muy lejos de la costa, el desarrollo turístico del campo de Menorca está en auge, con nuevas alternativas hoteleras y gastronómicas de lo más interesantes, vinculadas a productos como el aceite, el queso o el vino. Si paras en esta joya del archipiélago balear este verano, el enoturismo es una excelente manera de adentrarse en el lado más desconocido de la isla y descubrir su cultura vitivinícola, que se remonta a la época de los fenicios. Bodegas Binifadet realiza visitas diarias en español y en inglés, de una hora de duración, que consisten en un paseo entre viñas, un recorrido por las diferentes fases de la elaboración del vino desde la vendimia hasta el embotellado y el etiquetado, y una degustación de vinos para aterrizar todo lo aprendido y desarrollar la vista, el olfato y el paladar. El plan perfecto es quedarse después disfrutando de la gastronomía local en su fantástica terraza con vista al viñedo.
Alta Alella (Barcelona)
Sí, en Barcelona también hay viñedos. A tan solo 14 km de la Ciudad Condal y a menos de 2 km del Mediterráneo, dentro de una zona agrícola privilegiada como es el Parque Natural de la Serralada de Marina, Alta Alella presume de ser la culminación de un proyecto familiar que nació hace más de treinta años de la mano de Josep Maria Pujol-Busquets y Cristina Guillén. “Es un milagro poder desarrollar este proyecto tan cerca de Barcelona. Todo el esfuerzo de nuestra familia está destinado a ello”, asegura su fundador, Josep Maria. Pioneros en enoturismo en el territorio, la bodega mantiene una dinámica filosofía de puertas abiertas. Hace 10 años decidieron compartir la cultura del vino de una manera personalizada para acercarse un poco más al consumidor, y hoy reciben 10.000 visitantes al año. La mejor opción para alejarse del ruido de las costas barcelonesas y respirar el aire fresco de la sierra sin perder de vista el mar.
Bodegas Osborne (Puerto de Santa María, Cádiz)
250 años de historia respaldan a Bodegas Osborne en el Puerto de Santa María. Visita obligada si veraneas en Cádiz, su oferta de enoturismo se adapta a todos los públicos a partir de diferentes propuestas para conocedores y curiosos del vino y brandy de Jerez. Una máquina del tiempo que viaja al siglo XVIII para invitarnos a descubrir los inicios de estos vinos únicos en el mundo y su singular sistema de envejecimiento en criaderas y soleras: los orígenes de Osborne, el legado de la familia, así como un recorrido histórico y artístico por el pasado, presente y futuro de su icónica imagen desde la Toro Gallery, y una degustación de vinos generosos con ibéricos Cinco Jotas. Si quieres completar la experiencia en este entorno idílico, reserva mesa en Toro Tapas, su apetecible propuesta gastronómica en las instalaciones de la bodega.
Pago de Tharsys (Valencia)
Una buena opción para descubrir vinos y bodegas cercanas a nuestro destino de veraneo es seguir las Rutas del Vino de España. Si estás en la Comunidad Valenciana, la Ruta del Vino de Utiel-Requena transcurre por diez municipios salpicados de viñedos que ofrecen numerosas posibilidades para disfrutar de otro tipo de visita a la comarca. Pago de Tharsys es una de las bodegas participantes de esta ruta, una casa familiar que se construyó sobre una antigua bodega de 1808, de la que todavía se conservan los subterráneos y los gruesos muros originales que es, además, un hotel rural. Una cava original del siglo XIX que puede visitarse, después de un recorrido guiado por los viñedos del Pago y las zonas de elaboración de la bodega. ¿Quién dijo que Valencia sólo es playa?
Bodegas El Sitio (Tenerife)
El viñedo canario conforma el mayor reducto de variedades casi extinguidas que existe en España. Su rica historia allende los mares, el fuerte arraigo con las tradiciones ancestrales y el sugerente despliegue de aromas y sabores de los vinos de estas islas bien merece un ratito de nuestro tiempo, aunque estemos de vacaciones. Visitar bodegas y probar blancos y tintos elaborados a partir de vijariego negro, listán blanco o malvasía aromática nacidas en suelo volcánico es toda una experiencia que, sin duda, enriquecerá nuestro viaje. En Tenerife, Bodegas El Sitio propone diferentes tipos de visitas para animarnos a descubrir sus elaboraciones, desde la tradicional degustación y paseo por el viñedo, hasta un taller de vino y chocolate e incluso cursos de iniciación a la cata. Todo ello con inmejorables vistas al Teide y al mar.