Sí, hay vida más allá del albariño y el godello. En Galicia también se hacen vinos tintos con marcado carácter atlántico y sumamente interesantes. Dice Manu Méndez, bodeguero y enólogo de la bodega familiar Gerardo Méndez, que hablar de vinos tintos en su tierra es hablar de frescura, fineza y trago largo, tres factores que el consumidor actual está demandando. «Las variedades tintas gallegas dan lugar a vinos complejos, de intensidad media, muy florales en nariz, con toques vegetales y frutos rojos en boca que, dependiendo de la uva y de la elaboración, pueden ser más o menos rústicos».
En palabras de este joven elaborador, es un gran momento para los vinos gallegos en general. Y los tintos poco a poco están volviendo a resurgir en todas las denominaciones. «Es cierto que Galicia es y seguirá siendo una zona reconocida por sus blancos, pero se están retomando los tintos por derecho histórico y ampelográfico, porque que las variedades persistan en el tiempo es responsabilidad de los productores», apunta Méndez.
«Las nuevas técnicas de viticultura y elaboración, así como el mayor contacto con los vinos del mundo, nos ha hecho recapacitar, y los gallegos hemos vuelto a recuperar nuestras uvas para seguir dando forma a nuestra zona de producción», defiende. La propia Bodega Gerardo Méndez, con una larga tradición de vinos blancos a sus espaldas (son los artífices de Do Ferreiro, poco más que añadir), elaboraron en 2018 Pazo de Lis, cien por cien caíño tinto, y tan pronto como les sea posible, asegura Manu Méndez, volverán a hacerlo.
De la mano de este viñador de vinos blancos en Rías Baixas descubrimos (por llevarle un poco la contraria) las características de las uvas tintas autóctonas con más tirón del momento, y también algunos de los vinos tintos que están despuntando actualmente en Rías Baixas, Valdeorras, Ribeiro, Ribeira Sacra y Monterrei.
Merenzao
Para quien dude de sus orígenes, por estas tierras se dice que «la merenzao es más gallega que Manuel Fraga». Cultivada en pequeñas cantidades en las denominaciones de Monterrei y Valdeorras, y en menor proporción en Ribeira Sacra, se caracteriza por sus aromas a frutos del bosque, su alto contenido en azúcares naturales y su gran concentración de taninos, lo que se traduce en vinos maduros y con personalidad.
Caíño tinto
Con ADN gallego y cultivada principalmente en las D. O. Ribeiro y Rías Baixas, la caíño tinto destaca por su aroma frutal y su elevada acidez. Es perfecta para hacer vinos con crianza y para complementarse con otras variedades.
Sousón
Al igual que la caíño, la sousón se cultiva principalmente en la D. O. Ribeiro, aunque también puede encontrarse en la D. O. Rías Baixas. Se emplea principalmente para producir vinos con notas de flores y frutos negros, como mora o grosella, de intensidad moderada.
Espadeiro
Autóctona de Galicia, la uva espadeiro se cultiva de forma muy reducida en la D. O. Rías Baixas. Produce tintos con cuerpo y de notable acidez, y aporta a los vinos un color cereza oscura con aromas frutales intensos y notas especiadas.
Loureiro
La uva loureiro o loureira, en su variedad tinta, se cultiva en las Rías Baixas y da lugar a vinos de gran calidad, a los que añade color e intensidad aromática. Sin embargo, dada su escasez de producción, no se usa para la elaboración de vinos monovarietales.
Brancellao
La uva brancellao es originaria de Ribeiro, tiene un color púrpura intenso, notas golosas y florales, y una acidez equilibrada. Como sucede con la mayoría de las tintas gallegas, se suele usar para mezclar con otras variedades, aportando matices grasos y riqueza de aromar a los vinos.
Ferrón
Es una de las tantas variedades tintas más plantadas en Ribeiro, y aunque suele utilizarse junto a otras variedades, resulta muy interesante elaborada por separado, pues produce vinos equilibrados y frescos, con aromas de fruta roja, como fresas, cerezas o frambuesas, hierbas aromáticas y especias.
5 vinos para descubrir la Galicia tinta
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D.O. Ribeira Sacra
Risco, de Bodegas Algueira. 100 % merenzao. Dice Manu Méndez que su color hipnotiza. «Fino, elegante, rico, ligero..., pero con mucho fundamento. Soporta tanto un marisco a la brasa o un pescado a la plancha como una carne blanca. Un cañón».
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D.O. Ribeiro
A torna das pasas, de Luis Anxo Rodríguez. «Un grande en todos los sentidos», dice el enólogo de Gerardo Méndez. «Luis Anxo Rodríguez es capaz de hacer un blanco top y un tinto más que top, como este coupage de brancellao, caíño y ferrol. Ribeiro es una zona única, con una altísima complejidad para poder llevar a la cabo la viticultura. Es una zona de extremos. Hoy la uva está perfecta y mañana está pasada. Pero la sabiduría y el bagaje de este elaborador consigue elevar a la máxima potencia los tintos de Ribeiro».
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D.O. Rías Baixas
Esteiro Espadeiro, de Bodegas Albamar. «Frescura y finura se mire por donde se mire. En nariz es elegante, pero en boca, con ese puntito de acidez característica del Val do Salnés, Xurxo Alba consigue que un trago pida otro trago», defiende Méndez.
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D.O. Valdeorras
O Diviso, de Ladeiras do Xil. Explica el elaborador de Do Ferreiro que conseguir tanta frescura y elegancia en una región tan extrema como es Valdeorras, es más que remarcable. «Este vino de Telmo Rodríguez lleva algo de mencía, pero predomina, las variedades gallegas en la mezcla. Es tremendamente fino, y asegura una gran evolución en botella».
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D.O. Monterrei
Agrícola, de Bodegas Quinta de Muradella. «Lo de José Luis Mateo en Monterrei es simplemente único. Ese concepto de vino de paraje, elaborado a partir de suelos y variedades donde la rusticidad está presente en boca porque todavía le queda mucha vida por delante», señala Manu Méndez. «Monterrei es la zona con el clima más continental de Galicia, y aún así este maestro consigue mantener en sus vinos la frescura que representa a nuestra tierra».