Basta con una sola botella para poner en marcha una bodega. Todo depende del espacio y del presupuesto que tengamos. Si quieres ayudar a tu progenitor a crear su humilde templo del vino, aprovecha el Día del Padre para regalarle nuestro “pack de vinos de iniciación para bodegueros amateur”. Estos son el tinto, el rosado, el blanco, el espumoso y el generoso que no pueden faltar en la cava de un verdadero amante del vino.
Un vino tinto
Si a estas alturas tu padre no conoce Habla es que no ha estado atento a los movimientos del sector durante los últimos años. Con vinos pensados para todos los públicos, etiquetas que se graban en la memoria y todo tipo de reclamos llamativos, esta bodega ha conseguido poner a Extremadura en el mapa del vino español de primer nivel.
Habla es actualmente la gran portavoz vitivinícola de Cáceres y Badajoz, y su Nº17 es una invitación al disfrute de los sentidos. Un vino elegante y fresco a la vez elaborado al estilo bodelés a partir de un coupage de variedades francesas (cabernet franc, cabernet sauvignon y petit verdot), que resulta especialmente embriagador en nariz con elegantes notas de hierbabuena, heno y caza, y amable en boca con boca gracias a unos taninos finos y una textura delicada. Su final largo y persistente lo hace ideal para acompañar casi todo tipo de platos. El tinto perfecto para inaugurar la bodega.
Un vino rosado
Para crear una cava curiosa no es necesario tirar de clásicos. Conviene tener vinos de todo tipo, pero también es divertido que estos no sean los de siempre. Para el rosado, elegimos una novedad: el varietal de merenzao 100% de Abadía da Cova.
Alma, magia, calidad, autenticidad… todos son sinónimos de viticultura heroica, un antes y un después en la historia de esta bodega gallega, pionera y de referencia en la Ribeira Sacra, que apuesta por las variedades autóctonas.
Un suelo granítico con pendientes del 40% y un clima atlántico imprevisible, dan lugar a tres rosados (Mencía, Merenzao y Caíño), un blanco de loureira y un tinto joven ecológico de mencía. Los cinco vinos que protagonizan el cambio que la bodega ha dado este año.
Nos quedamos con Merenzao 2018, un vino procedente de un viñedo de 90 años y que, como primer rosado de la denominación, lleva el estandarte de una apuesta en firme por la innovación y la experimentación, manteniendo la identidad de la tierra y cuidando los valores culturales de entorno.
Un vino blanco
Los vinos de finca de la añada 2017 de la Bodega Gerardo Méndez están de celebración después de recibir las valoraciones de Luis Gutierrez para The Wine Advocate, la revista que otorga los cotizados puntos Parker. Una buena excusa para presentárselos a tu padre si aún no los conoce.
Esta bodega es una de las más prestigiosas de Rías Baixas, y su colección Do Ferreiro vinos de finca son el presente y el futuro de la familia. Rebisaca, Do Ferreiro, Adina, Lourido, Dous Ferrados y Cepas Vellas son los nombres bajo los que se esconde la esencia de estos carismáticos vinos de autor elaborados en pleno corazón del Salnés, que harán que la bodega de tu padre suba de nivel.
Dejarse llevar por los albariños de esta bodega es muy fácil, tanto para los veteranos del vino como para los que empiezan a sumergirse en este inquieto mundo. Para regalar, opta por Do Ferreiro Cepas Vellas, el top de la bodega. Una garantía de éxito por su procedencia de viejas viñas cultivadas en la ladera sobre la que se encarama la bodega y el hogar familiar.
Un espumoso
Cualquier bodega que se precie y por muy pequeña que sea ha de tener espacio para un champán. La maison Bollinger acaba de lanzar en España su nuevo vino, La Grande Année 2008.
El espumoso favorito de James Bond puede ser un regalo muy especial para el Día del Padre (sobre todo si tienes unos ahorrillos), pues pocas casas de Champagne tienen la fama y prestigio de esta, avalada desde principios del siglo XIX por una seriedad y regularidad que se han mantenido intachables a través de los años. Bollinger cuenta con algunas de las viñas más viejas de toda la región y es uno de los escasos productores de la zona que fermenta sus vinos base en roble.
La Grande Année es uno de sus champagnes millésime, o lo que es lo mismo, elaborados únicamente en años excepcionales. El mosto de pinot noir y chardonnay con el que se hace este vino permanece durante varios años sobre sus lías, hasta conseguir sus característicos aromas a panadería, y esa elegancia y complejidad en boca que persigue el mismísimo 007.
Un generoso
Un jerez nunca está de más en la bodega, y ya que estamos celebrando el Día del Padre, hay que elegir uno especial. Junto a sus vinos elaborados a través del tradicional sistema de criaderas y soleras, Williams & Humbert cuenta con una colección de vinos de añada.
Una tradición que la bodega jerezana ha mantenido desde 1920 y que hoy es la más completa y antigua del Marco de Jerez. A diferencia de los vinos de Jerez tradicionales, estos vinos de añada procedentes de viñas viejas de los Pagos de Añina y Carrascal permanecen estáticos, constantes, sin que se les añada vino de ninguna otra cosecha.
Durante este proceso se estudia la evolución de cada vino, que puede desarrollarse de manera espontánea en la crianza biológica o la crianza oxidativa. El resultado de esta crianza da lugar a la colección de Finos de añada y, con el tiempo y el fortificado a 15 y 18º, a los amontillados, los palos cortados y los olorosos de añada.
Los Finos de 2009 y 2012, los Olorosos 2003, 2009 y 2012 y el Amontillado 2003, son las añadas que las Bodegas Williams & Humbert ha lanzado recientemente al mercado. Se trata de una edición limitada procedente de la saca de febrero de 2016 que se convertirá en el tesoro de papá, sea o no sea amante de Jerez.
Una rareza
Cerramos nuestra bodega con una rareza para los amantes de los vinos diferentes. Alfredo Arribas y su Vinsnus es la máxima expresión de la pureza vinícola del Priorato. Vinos artesanales, con conciencia ecológica y carácter indómito entre los que destaca SiurAlta Gris, un vino elaborado con garnacha gris (esa uva mutante de la garnacha negra), difícil de catalogar como blanco o tinto pues su color anaranjado es otra de sus peculiaridades.
Una rara avis de escasa comparación y complicada de conseguir, pues apenas existen cepas viejas grises, habitualmente entremezcladas con otras variedades. Para hacer este vino, se replantaron 2 Ha en la Gritella, cerca de Siurana en las laderas más altas y orientadas al norte del Montsant. Después, SiurAlta Gris pasó ocho meses durmiendo en ánfora de gres y tinas de acero. Hay que probarlo para quererlo.