La que se ha liado por una salchicha. Y es que estos últimos días este preparado cárnico ha saltado a la palestra tras el polémico análisis al microscopio del gurú del realfooding Carlos Ríos.
Nos abstendremos de emitir juicio ante tal noticia, pero sí que hemos querido contarte de dónde vienen las salchichas y cómo son los tipos más conocidos. Porque, ¿quién no ha disfrutado de muchas en su vida? ¿Quién no ha gozado poniéndolas dentro de un pan junto a kétchup y mostaza a modo hot dog? No son para todos los días, pero cuando queremos darnos un capricho, es de lo mejorcito para saciarnos.
El origen de la salchicha, ¿cuál fue la primera?
Este alimento humilde y uno de los preparados cárnicos más demandados, tiene su origen no en la era moderna, sino muchos, cientos, de años antes. Ya en la Odisea de Homero, poema compuesto seguramente en el siglo VIII a. C. se hace referencia a ellas con algo que dice así, como que cuando un hombre está junto al fuego, ha rellenado una salchicha de cabra con grasa y sangre y la voltea esperando ansioso a que se cocine.
Aunque la referencia es clara, muchos piensan que se originaron más tarde, concretamente en el año I d. C. La cosa no está exenta de leyenda y cuentan como el cocinero del emperador Nerón, clavó un cuchillo en un cerdo que no se había limpiado correctamente y los intestinos cayeron al suelo vacíos. Entonces se le ocurrió rellenar esta tripa con carne molida y especias.
Fuese así o de otra forma, las salchichas fueron surgiendo independientemente en muchas partes del mundo, como una solución, muchas veces, para conservar pequeños trozos de carne durante más tiempo. Estos embutidos europeos viajaron por el mundo, hasta llegar a los rincones más recónditos del globo.
Frankfurt VS. Viena
Lo cierto es que las salchichas que más han trascendido han sido las que conocemos cono Frankfurt o Viena y son las más reconocidas del mundo, elaboradas con carne de cerdo que se envuelve en tripa, para más tarde cocerlas en agua caliente. Ahora bien, ¿quién fue el primero? La disputa sigue abierta en estas ciudades.
Poco más de 700 kilómetros las separan, por lo que no es de extrañar que una tenga influencias de la otra. No se sabe a ciencia cierta cuál fue el origen. Unos dicen que fue en 1498. Otros que antes, en 1484. Lo que sí se sabe que el nombre "Frankfurter Würstchen" solo puede usarse para salchichas que se producen en la región metropolitana de Frankfurt.
De hecho, los carniceros fuera de esta zona tienen que llamar a las salchichas "Nach Frankfurter Art", lo que significa que se hacen como salchichas de Frankfurt, pero no en la zona de Frankfurt. Tiene cola el tema.
¿Qué hay de los que las llaman Viena? Se dice que la salchicha en Viena se elaboró por primera vez en manos de un inmigrante alemán, procedente de Frankfurt, afincado en la capital austriaca. ¿Se traería entonces la receta desde la ciudad a orillas del Meno? ¿Se llamaría así por ser él de Frankfurt? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina?
Lo que sí sabemos y podemos asegurar, es que con ellas se originó uno de los platos más famosos del mundo, el hot dog. Y esto fue porque cuando los alemanes empezaron a emigrar a Estados Unidos, allá por el 1800, se llevaron esta receta bajo el brazo, ganando popularidad entre la cocina callejera y la comida que se tomaba en los partidos de béisbol.
En 1870, otro inmigrante alemán, conocido como Charles Feltman, abrió su propio puesto de perritos en Coney Island, vendiendo la friolera de cerca de 3.600 perritos en un año. Todo un hito para la época. El resto es historia.
Dónde comer las mejores en sus ciudades de origen
Sea como fuera, estas salchichas son toda una delicia y su consumo está ampliamente extendido entre las dos ciudades que claman su invención. Se comen en la calle, en sus restaurantes, pero cada una, entiende la cultura a su propia manera. Aquí se comen las mejores de cada ciudad.
Las mejores salchichas de Frankfurt
Cuando uno viaja a la propia ciudad de la que toma el nombre esta salchicha, está claro que quiere probarla. La capital económica europea, es también un destino con mucho que contar a nivel gastronómico. Las salchichas aquí son conocidas comúnmente como frankfurter. Se elaboran con cerdo y se cocinan en agua hirviendo durante unos minutos. Pero también dominan a la perfección las bratwürst, que se asan en la parrilla. Ambas se sirven al gusto de cada espacio. Con ensalada de patatas, con puré, chucrut o dentro de un pan junto a mostaza y rábano picante.
¿Sitios para probarla? Restaurantes tradicionales como Ebbelwoi Unser. Aquí la idea es pedirla al plato, acompañada de chucrut y puré de patata o en otras de las elaboraciones que tienen, como la ensalada de patata con trozos de salchicha. ¿Lo mejor? Maridarla con el apfelwein, lo que nosotros conocemos como sidra, que es la bebida por excelencia en Frankfurt. Y no la cerveza, como cualquiera que esté en Alemania puede pensar.
En Zum Gemalten Haus, que la preparan y ahúman a baja temperatura. Mientras que si buscas una experiencia más de calle, todos coinciden, el mejor es el currywurst de Best Worsch in Town.
Otras de las salchichas más famosas de toda la ciudad, se encuentran en Kleinmarkthalle, el mercado gastronómico por excelencia. Allí verás una larga cola y no es otra que la que se forma frente al puesto de Schreiber. Las venden a modo take away y tienen desde la clásica frankfurter a las krakauer, elaboradas con cerdo ahumado.
Las mejores salchichas de Viena
Además de ser conocida por platos emblemáticos de su cocina como el Weiner Schniztel o la tarta Sacher, las salchichas son otro de los estandartes gastronómicos vieneses. Aquí, donde más se disfrutan en los conocidos como Würstelstand. Traducido al español significa puesto de salchichas. Se trata de quioscos a pie de calle, especializados en diferentes tipos de salchicha, donde además de comprar estas, se pueden degustar muchas veces patatas fritas y bebidas.
Ubicados estratégicamente en lugares turísticos o en las salidas del metro o tranvía, forman parte del paisaje de Viena. Y no solo venden un tipo de salchichas, sino que las comercializan tanto de diferentes tipos, como en distintas formas de prepararlas. Desde la clásica frankfurter (sí, a pesar de la disputa, la llaman así) dentro de pan con kétchup y mostaza, a la bratwurst ligeramente especiada o la Käsekrainer que contiene en su interior trozos de queso.
Hervidas, a la plancha, a modo hot dog, sin pan, con él... Las variantes son casi infinitas. Quizás el lugar icónico para probarlas sea Bitzinger, con varias localizaciones, una de ellas a la salida del museo Albertina. Muchos de ellos abren incluso 24 horas, así que puede convertirse en el refrigerio a media mañana o al volver a altas horas de la madrugada. Sus señas de identidad son que son baratas, deliciosas y que cuentan con muchas opciones, como las anteriormente mencionadas, además de otras no menos apetecibles como el currywurst. La tradicional aquí toma el nombre de Weiner Wurstel.
Otro de los que más suena es el Kaiserzeit. Data del año 1909 y quizás este pueda ser el que da un toque más gourmet al tradicional puesto de salchichas. ¿Las razones? Tienen champagne en carta y que todas sus salchichas proceden de un carnicero artesanal, que elabora maravillas como la bratwurst hecha con cerdo mangalitza. ¿La estrella de la casa? La Kaiser wurst, una salchicha blanca creada para ellos, elaborada con carne de cerdo y ternera, condimentada con pimienta.
Otros Würsterland a tener muy en cuenta, son el de Hoher Markt, que sirve la salchicha dentro de un pan baguette con rábano picante y o Leo, que adereza sus creaciones con salsas caseras y tiene incluso opciones veganas.