Fibra y estreñimiento, esa extraña pero a la vez mundialmente aceptada pareja. Sí, sé lo que digo: extraña pareja. Desde hace muchísimos años (concretamente desde 1971, cuando el cirujano Denis Parsons Burkitt lo mencionó en sus andaduras en las colonias), la creencia popular y multitud de sanitarios asocian a la fibra un elevado potencial para evitar tanto el extreñimiento como otras dolencias y enfermedades relacionadas con el colon (como el cáncer colorrectal, los divertículos o incluso las hemorroides). La teoría es que “a más fibra, menos extreñimiento”.
La sorpresa viene cuando nos dicen que no solo hemos estado equivocados durante décadas, sino que algunos (muchos) trabajos científicos, incluyendo grandes y prestigiosos meta-análisis o conjuntos de estudios han llegado a la conclusión de que la fibra no solo no evita ni previene el estreñimiento, sino que puede incluso empeorarlo. Veamos hoy por qué la relación entre fibra y estreñimiento es una falacia que deberíamos olvidar.
Fibra y estreñimiento, un mito desmontado por la ciencia
Probablemente en más de una ocasión, algún que otro amigo e incluso profesionales de la sanidad nos han recomendado ingerir más fibra con el objetivo de combatir el estreñimiento (yo mismo lo solía hacer, hasta que me informé como debía): comer más fruta (¿kiwis?), verdura, legumbres, cereales integrales y cualquier cosa que asocia precisamente la palabra “integral“.
Todos estos alimentos, cuya base son las plantas, contienen dos tipos de fibra: soluble o insoluble, clasificadas así en función de si pueden ser fermentadas o no por parte de los microorganismos intestinales. Sea como fuere, cualquier tipo de fibra es aceptado como panacea para combatir el estreñimiento, ya que supuestamente facilita el tránsito intestinal y alivia todos los síntomas de esta enfermedad.
Sin embargo, parece que la ciencia no está demasiado de acuerdo. Ya en el año 1997 se publicó la primera revisión sistémica sobre este tema en le Journal of General Internal Medicine, llegando a la conclusión de que tanto la fibra como los laxantes mejoraban el estreñimiento, pero de forma muy modesta. Posteriormente, ya en el año 2011 y 2012, otras dos revisiones publicadas en Alimentary Pharmacology & Therapeutics y en el World Journal of Gastroenterology, con conclusiones modestas para apoyar el uso de la fibra contra el estreñimiento.
Posteriormente, se realizaron un par de ensayos clínicos al respecto, es decir, comprobar de forma explícita en un grupo de individuos si tomar más o menos fibra mejoraba el estreñimiento. Uno de estos ensayos se publicó en el año 2012 también en el World Journal of Gastroenterology, donde 63 personas con estreñimiento crónico se sometieron inicialmente a una dieta sin fibra durante dos semanas, y posteriormente se dividieron en grupos (aumentando la fibra en la dieta, continuando en niveles bajos, o con dietas sin nada de fibra). Curiosamente, cuando pasaron 6 meses, aquellos individuos que no comieron absolutamente nada de fibra eran los que mejor se encontraban; por su parte, aquellos que aumentaron el consumo de fibra eran los que peor se encontraban.
Sí, así es: eliminar la fibra de la dieta puede mejorar más los síntomas del estreñimiento que aumentar su cantidad.
Por otro lado, algunos estudios más recientes realizados en pacientes ancianos y en pacientes críticos hospitalizados han llegado a conclusiones totalmente contrarias. Por un lado, un estudio publicado el pasado año 2017 en el Canadian Journal of Dietetic Practice & Research sugiere que, a pesar de que son necesario más estudios al respecto, añadir fibra a la dieta de los individuos que necesitan ingresos hospitalarios a largo plazo puede aumentar la frecuencia de sus deposiciones y disminuir su uso de laxantes. Por su parte, otro trabajo publicado a finales del pasado año 2017 en la revista española de Enfermería Intensiva, esta vez en pacientes hospitalizados críticos, llegó a la conclusión de que añadir fibra a la dieta puede mejorar y prevenir el estreñimiento; asimismo, también aconsejan vigilar el uso de medicación que puede aumentar el riesgo de estreñimiento (como los derivados de la morfina, o los suplementos de hierro y calcio por ejemplo).
Como podemos ver, los estudios son polémicos y se contradicen entre sí. Aunque debo añadir que estos dos últimos trabajos, aunque más nuevos, son estudios denominados “observacionales” y no ensayos como tal. Es decir, no se ha comparado entre grupos si dar más o menos fibra mejora la situación, y puede haber muchos otros factores colaboradores, como el uso de laxantes.
¿Cómo se puede combatir el estreñimiento?
Actualmente, la hipótesis que se baraja es que la fibra sí aumenta la frecuencia de las deposiciones, pero no soluciona el estreñimiento, ni mejora la consistencia de las heces, ni reduce el uso de laxantes como tal, ni tampoco mejora el dolor asociado a la defecación en el estreñimiento.
De hecho, como hemos podido ver en algún estudio, muchos pacientes que sufren estreñimiento toman la misma cantidad de fibra o más que aquellos que no lo sufren.
El mito más extendido sobre el estreñimiento crónico sin causa aparente es que el estreñimiento produce que las heces no se muevan a lo largo del intestino. Sin embargo, el problema es que lo que se produce es una dificultad para evacuar las mismas una vez se han compactado en la zona final del colon, el recto.
Como bien explica el Dr. Álvaro Campillo, Doctor Europeo en Medicina y Cirugía, autor de varios libros y uno de los profesores del ICNS, lo que sucede con la fibra es similar a un atasco de coches: cuantos más coches hay involucrados, más tardará en solucionarse el atasco; si se introducen más coches, peor será la situación. En el caso de la fibra, si ya tenemos una excesiva cantidad de heces que somos incapaces de expulsar y además tomamos fibra, aumentaremos la cantidad de heces, empeorando el problema.
En primer lugar, debemos saber por qué se produce el estreñimiento (la falta de ejercicio y una pobre hidratación son algunas de sus causas), teniendo en cuenta fármacos o suplementos dietéticos, algunos de los cuales pueden dar lugar a estreñimiento de forma secundaria. Si este no es el caso, y se llega a la conclusión de que se trata de un “estreñimiento crónico idiopático”, es decir, sin causa conocida, actualmente, y hasta que se realicen más ensayos clínicos al respecto, lo que sugieren los estudios es que el uso de laxantes es mejor que añadir fibra a la dieta, la cual puede incluso empeorar la situación en el estreñimiento crónico sin causa aparente.