La migraña es el uno de los dolores de cabeza más potentes e incapacitantes que se conocen a día de hoy. Según la Sociedad Española de Neurología, solo en España existen más de cinco millones de personas con este tipo de dolor, y hasta 1,5 millones de ellos lo sufren de forma crónica. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud ya considera a la migraña como una de las diez enfermedades más incapacitantes. Los tratamientos al respecto son poco eficaces en ocasiones, pero los métodos preventivos suelen funcionar relativamente bien.
Entre dichos métodos preventivos, a nivel alimentario, la dieta baja en tiraminas podría ser una potencial arma nutricional a tener en cuenta. Actualmente se desconoce por qué se producen las migrañas, pero estas sustancias sí habrían demostrado tener un papel importante en el desarrollo de las mismas.
Dieta baja en tiraminas: ¿cuál es su relación con la migraña?
Las tiraminas son sustancias capaces de producir cambios en los vasos sanguíneos, por lo que se denominan “vasoactivos”. El problema es que están presentes de forma natural en muchos alimentos, dado que son sustancias que aparecen tras procesos de fermentación. El mecanismo exacto por el cual las tiraminas pueden desencadenar una migraña se desconoce, pero se especula que existiría cierta sensibilidad aumentada a las mismas en los individuos que padecen este tipo de dolor de cabeza.
Así mismo, existen otras sustancias a tener en cuenta, de forma independiente a la denominada dieta baja en tiraminas. Sustancias como el glutamato, la cafeína o el alcohol también se habrían relacionado con la migraña. De hecho, existen sustancias ricas en cafeína que, a su vez, son ricas en tiraminas, por lo que se trataría de un problema por partida doble.
Dieta baja en tiraminas: Qué alimentos se deben evitar
Las tiraminas se encuentran comúnmente en pequeñas cantidades en alimentos proteicos. Y, cuanto más se añejan o se curen dichos alimentos, más concentración de tiraminas existirá (dado que se producen a base de procesos de fermentación). A pesar de encontrarnos con alimentos similares, su procesado, almacenamiento y preparación pueden hacer variar su concentración en tiraminas. Así mismo, cabe recordar que no es posible reducir la cantidad de tiraminas de un alimento al cocinarlo.
Por tanto, dentro de una dieta baja en tiraminas sería necesario eliminar los alimentos relacionados con procesos de fermentación, lo cual puede dar lugar a una lista bastante extensa, como la que ofrece la famosa Clínica Mayo:
- Quesos intensos o curados: Cheddar, Suizo, Parmesano, Stilton, Gorgonzola o Camembert. En contraposición, los quesos hechos con leche pasteurizada (Americano, Requesón, Ricota o queso de granja y queso crema) son menos propensos a contener tiraminas. El queso fresco sería el más aceptable dentro de este tipo de dieta.
- Carnes curadas, ahumadas o procesadas.
- Alimentos en conserva o fermentados.
- Salsas: Como la salsa de soja, salsa de pescado, el miso o la salsa teriyaki.
- Soja, guisantes, habas y productos derivados.
- Frutas secas o excesivamente maduradas: Como las pasas, las ciruelas pasas, plátanos maduros o aguacates excesivamente madurados.
- Pastas extraídas de levaduras.
- Bebidas alcohólicas en general.
- Alimentos almacenados inadecuadamente o descompuestos.
Por su parte, la duda razonable frente a una dieta baja en tiraminas es: ¿qué productos proteicos es posible comer? Además del queso fresco (si somos amantes del queso), existen otros alimentos como los garbanzos (ricos en hidratos, pero también en proteínas). Por su parte, dado que el pan se produce gracias a un proceso de fermentación, podemos optar por realizar masas caseras con otros ingredientes como avena o boniato.
Así mismo, el pescado en general se escapa de la lista, por lo que podemos incluirlo dentro de este tipo de dieta. La carne, por su parte, puede incluirse siempre que sea fresca y sin procesados de por medio.
En conclusión, si somos objetivos, a menos que tengamos debilidad por alimentos específicos como la soja o los quesos intensos, es relativamente fácil llevar a cabo una dieta baja en tiraminas. De hecho, esta alimentación puede tener una base saludable, variada y equilibrada, dado que es necesario echar mano de productos frescos o escasamente procesados, evitando siempre aquellos que requieran ahumado o fermentación. Y, evidentemente, olvidando sustancias nocivas como el alcohol. Aunque, para los amantes del café, puede ser un tipo de alimentación complicada.