Pese a que en España durante el confinamiento agotamos las existencias de levadura y harina en el supermercado, lo cierto es que la panadería casera sigue siendo nuestra asignatura pendiente. Por mucho que nos empapemos de información acerca de fermentaciones, masas madres, cereales y demás recetas panaderas, muchos seguimos con ese rintintín constante de que no se puede hacer pan en casa sin un súper horno profesional o sin amasadora. Hasta ahora, ya que la verdad sea dicha, nunca había sido tan fácil hacer pan en casa.

No hace tanto que se publicaron 17 recetas de pan, pero la receta de pan casero rápido de hoy, apto para principiantes e inexpertos del mundo panero, es un must para tener en vuestra cocina y recetario. Además, su forma en estrella queda tremendamente vistosa.

Se trata de unos panecillos tiernos y esponjosos que recuerdan al clásico pan vienés que puede encontrarse en cualquier supermercado, pero mucho mejor porque está libre de conservantes, colorantes y demás E’s artificiales que suelen protagonizar las etiquetas de muchos de estos productos. Son unos clásicos panes blancos e individuales de forma redonda, que, para hacer algo distinto y molón, se van trenzando siguiendo un patrón en espiral sobre ellos mismos.

Rompemos eso sí la tradicional masa de pan añadiendo huevo y miel, algo que nos aportará más esponjosidad tierna en el pan. Luego se terminan pintándolos con huevo o leche (en nuestro caso, lo hicimos con leche para que adquiriera un color más tostado) y espolvoreando las semillas o las especias que más os gusten.

Es una receta de pan muy versátil porque lo mismo sirven para desayunar unas buenas tostadas, que para comernos una auténtica hamburguesa hecho en casa, para rellenar o para, simplemente, acompañar todas nuestras comidas. Bien guardados en una bolsa hermética, nos pueden aguantar fácilmente una semana bien tiernos (y si no, siempre se pueden tostar y calentar un poquito).

Una preparación sencilla e ideal para aventurarnos en el gran mundo del pan casero. ¡Ah! Y si os pica el gusanillo del pan, en todas sus formas y colores, no podéis dejar de hacer recetas muy rápidas y fáciles perfectas para picotear como el pan de pita, pan de queso, pan naan o pan de jamón. Con fermentaciones cortas, sin necesidad de masa madre, rápidos y sencillos para toda la familia.

Cómo hacer panecillos tipo Kaiser

Ingredientes

  • Harina común, 100 g
  • Harina de fuerza, 375 g
  • Huevo campero, 1 ud
  • Levadura seca de panadería, 5 g
  • Agua tibia, 260 ml
  • Miel, una cucharadita
  • Aceite de oliva, 1 cucharada
  • Sal, 7 g
  • Azúcar, 5 g
  • Leche, para pintar
  • Semillas de sésamo, 2 cucharadas

Paso 1

Amasar muy bien los ingredientes.

Paso 2

Dejar fermentar y porcionar en 6.

Paso 3

Dar forma a las bolas a modo de nudo.

Paso 4

Fermentar y hornear.

Paso 1

Mezclar los dos tipos de harina muy bien en un bol donde luego realizaremos la masa.

Paso 2

Hacer un volcán con la harina, haciendo un hueco en el centro y, dentro de él, incorporar el huevo, la levadura seca de panadería y el agua tibia, tirando más a fría que a caliente. Con la ayuda de una cuchara o de un tenedor, o con el dedo, dar unas vueltas incorporando ligeramente algo más de harina y añadir el aceite de oliva.

Paso 3

Ir removiendo desde el centro hacia fuera, incorporando harina poco a poco hasta que se haya formado una masa espesa, compacta y que podamos trabajar con las manos.

Paso 4

Sacar la masa del bol, palmear y tapar con un trapo dejando reposar a modo de autólisis durante 15 minutos. 

Paso 5

Estirar ligeramente para hacer un pequeño hoyuelo en el centro de la masa. Agregar la sal. Plegar sobre sí misma, amasar y, volviendo a hacer un agujero, incorporar el azúcar. Amasar e integrar bien. Añadir la cucharada de miel y amasar durante 5 - 10 minutos, de fuera hacia dentro de la masa, hasta que todo sea una textura lisa y uniforme. Podemos hacer amasados de 5 minutos, dejar reposar 5, y así 3 o cuatro veces. Os recomiendo que utilicéis un amasado estilo Bertinet como se muestra en el vídeo porque es muy práctico. Tendremos que conseguir una masa sedosa que se maneje bien. 

Paso 6

Dar una forma redondeada, lisa y compacta (metiendo los bordes hacia dentro) y guardarla en un bol cubierto previamente con aceite. Tapar con un paño limpio y húmedo o con plástico y dejar fermentar 3 horas o hasta que doble su volumen. Siempre en un lugar cálido y fuera de corrientes de aire, un truco en invierno es meterlo en el horno con la bombilla de luz encendida.

Paso 7

Pasado el tiempo, la masa habrá duplicado su tamaño. Enharinar ligeramente la superficie de trabajo (no mucho, lo justo para que no se pegue) y verter la masa. Dividirla en 6 porciones y volver a darle una forma redonda y prieta. Cubrir con un paño húmedo (ojo, el paño no podrá haber sido lavado con suavizante o jabones que dejen olores) y dejar reposar 15 minutos.

Paso 8

Echar un poco de harina en su superficie y moldear con las palmas de las manos hasta conseguir un churro. Hacer un nudo estilo bretzel o lazo como si de unos cordones se tratara llevando ambos extremos sobrantes hacia el medio. Repetir el proceso con el resto de bolas y colocar sobre una bandeja de horno con papel sulfurizado. Tapar 1 hora o hasta que doblen su tamaño (depende de la temperatura)

Paso 9

Pintar con leche, espolvorear sésamo y meter en el horno, previamente precalentado a 200º calor arriba y abajo, durante 20 minutos.

Paso 10

Dejar enfriar completamente en una rejilla. Se pueden conservar congelados perfectamente.