Como cada año, hoy 16 de octubre se celebra el Día Mundial del Pan y para celebrarlo en Cocinillas os proponemos una receta facilísima, un pan de pita integral que hasta se puede hacer en una sartén sin necesidad de encender el horno, aunque si nos apetece también se pueden hornear.

Con las cantidades que os pongo salen una docena, pero merece la pena hacer esa cantidad y congelar los que sobren, pues luego cuando hacen falta se pueden meter directos del congelador a la tostadora o dejarlos descongelar durante unos 15 minutos y pasarlos por la sartén.

Preparación del Pan de pita integral en sartén

En un cuenco amplio mezclamos las harinas con la sal y el impulsor químico.

Añadimos la levadura fresca desmenuzada, el líquido -en este caso agua y buttermilk– y el aceite. Mezclamos bien con ayuda de una cuchara hasta que se empiece a formar una masa que volcaremos sobre una encimera enharinada para seguir amasando con las manos hasta obtener una masa lisa y elástica a la que daremos forma de bola.

La pasamos de nuevo al bol, la tapamos con papel film y la dejamos reposar 1 hora o el tiempo necesario para que, como mínimo, duplique su volumen.

Dividimos la masa en 12 porciones a las que daremos forma de bola y después las aplastamos con las manos o con un rodillo tal como veis en la foto de arriba.

Dejamos reposar nuestros panes de pita durante media hora tapados con un paño antes de cocerlos.

Podemos hacerlo en una sartén a fuego medio y estarán listos en 3 minutos. Simplemente tendremos que ponerlos sobre la sartén caliente e ir dándoles las vuelta cada minuto hasta completar 3 minutos.

Si preferimos hacerlo en el horno, entonces los pondremos en una bandeja con papel de hornear y los coceremos durante 6 minutos en el horno precalentado a 250 ºC.

Nos quedará un riquísimo pan de pita integral de aspecto rústico que estará buenísimo tanto solo como con cualquier relleno ya sea dulce o salado.

Resultado

Una receta de pan casero que cualquiera puede preparar en casa, ya que la masa es muy fácil de trabajar pues no es de estas que se pegan a todo, y el resultado es genial. Si a eso le añadimos el placer de comer un pan hecho con nuestras propias manos, ni os cuento.