Lanzarse a hacer croquetas por primera vez no es fácil. Nuestro subconsciente sabe que requiere esfuerzo, y nos intenta convencer de que algo va salir mal durante el proceso. Sin embargo, en realidad es mucho más sencillo de lo que parece y se le coge el tranquillo enseguida.

Ingredientes para 30 croquetas

  • 100g de mantequilla
  • 2 cucharadas soperas (con copete) de harina
  • Un poco menos de un litro de leche del tiempo (dejar 2 dedos en la botella)
  • Aceite
  • Pan rallado
  • 2 huevos
  • 250g de queso curado puro de oveja
  • Sal

Para un cocinillas, hacer unas buenas croquetas por primera vez es uno de los mayores logros que se pueden conseguir en la cocina (cualquiera que haya visto mi bio de twitter lo sabe). Así que os animo a hacerlas, porque aunque requieren trabajo, la recompensa merece la pena.

Hoy he seguido los consejos que ya nos enseñó Paolo y he hecho unas croquetas de queso manchego con las que os chuparéis los dedos.

Preparación

Echamos la mantequilla en una sartén bien grande. Cuando esté líquida añadimos la harina, y removemos con el fuego medio-alto durante unos 3-4 minutos.

Añadimos un chorrito de leche y removemos. Veréis que la mezcla se hace más sólida. Os aconsejo remover con unas varillas porque es mucho más fácil que con cuchara. Seguimos añadiendo chorritos de  leche poco a poco y sin parar de remover hasta que la mezcla se vuelva homogénea, entonces se añade el siguiente chorrito y así hasta que acabemos con toda la leche (dejad como uno o dos dedos en la botella). Veréis que la mezcla será muy líquida, tenemos que seguir removiendo hasta que la bechamel se despegue de las paredes. A mí normalmente me lleva unos 30 minutos desde el primer chorro de leche.

Cuando esté lista, añadimos sal al gusto y echamos el queso que habremos rallado previamente. Removemos hasta que todo el queso se funda y probamos la mezcla para añadir más queso si hiciera falta.

Ponemos todo en un plato y tapamos con papel de aluminio que pegaremos a la masa para evitar que se reseque con el aire, y lo dejamos en la nevera hasta el día siguiente.

Al día siguiente, colocamos un plato con dos huevos batidos y otro con pan rallado. Cogemos un poco de masa (que ya estará bastante más firme) con ayuda de dos cucharas y la echamos sobre el pan rallado. Espolvoreamos con un poco de pan rallado y le damos la forma que queramos con las manos. Luego la pasamos por huevo y luego otra vez por pan rallado.

Repetimos hasta gastar toda la masa y ya tenemos nuestras croquetas listas para freir a 175º o para congelar.

Resultado

Estas croquetas las preparé para unos amigos en la cena de Nochevieja y fueron un éxito total.

Yo las paso por pan rallado primero para que sean más fáciles de moldear y porque quedan más crujientes, pero si os gustan con la corteza muy blandita podeis pasarlas directamente por el huevo y luego el pan una sola vez.

¡Espero que os gusten!