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Las croquetas de toda la vida, esas que te hacía tu abuela, que tu madre te enseñó a hacer, y que tu ahora haces, y seguramente enseñes a tu hijo, esas que se hacen con amor, dedicación, con los restos del pollo del día anterior y que son uno de los manjares más deliciosos que existen. Si, las croquetas, tanto en tan poco. Como toda receta de cocina que se transmite oralmente, cada generación añade su toque especial y a mi me apetecía conmemorar este Otoño dándoles un toque especial, es decir, añadiendo a las típicas croquetas de pollo, nueces y castañas de mi pueblo. El resultado ha sido excepcional. Os cederé mi receta secreta, tratadla bien 🙂
Ingredientes para 5 personas – (o menos y se congelan las sobrantes)
- Restos de un pollo mediano
- Una docena de nueces y una docena de castañas
- Dos huevos y pan rallado para el rebozado
- 2 cucharadas llenas de harina
- 1 poco menos de un litro de leche
- Un poquito de nuez moscada, sal y aceite
- Aceite
Preparación
Hacer croquetas o bechamel siempre da miedo, pero no os preocupéis, que con un poco de práctica y paciencia se consigue.
Lo primero que tenéis que hacer es calentar en una cazuela 2 cucharadas o un buen chorro de aceite ( se puede usar también mantequilla), cuando esté caliente añadir el pollo, la nuez y las castañas para que se doren un poco. Cuando estén doraditos los frutos secos añadir dos cucharadas bien llenas de harina y remover hasta que veáis que esta absorbe el aceite y se tuesta un poco. Dejar que se dore pero nunca que queme demasiado, en cuanto veáis que la harina coge un tono marrón estará lista.
Ahora viene lo más “difícil”. A fuego medio tenéis que ir añadiendo poco a poco la leche sin dejar nunca de remover. Tener el litro al lado e ir calculando lo que os hace falta, primero echar un chorro y veréis como va espesando, en cuanto espese un chorro más y así hasta que casi terminéis con el litro de leche.
Al terminar de echar toda la leche veréis como la mezcla aun esta muy líquida para hacer croquetas, pero aquí esta la gracia de estas, tendréis que remover (sin parar) hasta que esta espese y empiece a despegarse de los bordes de la cazuela, entonces estará lista la masa.
En esta parte del proceso no debéis desesperar porque a fuego medio la masa puede tardar 20 min en espesar, y el brazo se cansa de tanto remover.
TRUCO: si habéis pasado más de 20 min removiendo y veis que la mezcla no espesa más y es demasiado liquida podéis ir añadiendo con una cucharilla de café un poco de pan rayado, este va a actuar como espesante.
Rebozado: Cuando la masa este lista habrá que meterla en una bandeja y dejarla en el frigorífico enfriar. Yo os recomiendo que las dejéis un día entero. Con la masa ya fría ahora sólo queda el rebozado; cogéis con una cuchara un trozo de masa lo pasáis por huevo y luego por pan rayado. Después le dais forma y directo al aceite caliente o al congelador, si queréis disponer de provisiones.
Resultado
No son las croquetas con la forma más perfecta del mundo, se os pueden romper, pueden no ser un plato que exhibir, pero el sabor es absolutamente inigualable, y como siempre digo, la satisfacción que crea el haber hecho unas croquetas con todo su proceso de elaboración y su sabor final, es todo un reto del que nos sentiremos siempre orgullosos, y haremos disfrutar a quien las pruebe. Deja de comprar croquetas congeladas, lánzate a usar los restos de pollo, cocidos y pescados y conviértete en croquetero profesional 🙂