La rapidez con la que pasamos en enero de llenar las redes sociales de fotos de roscón, artículos sobre el roscón, recetas del roscón, columnas sobre el roscón a platos de verdura y contenidos sobre comida saludable es fascinante. Eso sí que es un baño de contraste y no cuando Spotify me interrumpe la playlist de Leonard Cohen para recomendarme reggaeton.
Bien, lo de los platos de verdura no está tan extendido, pero aceptamos pantallazos de Runtastic en Instagram como plato de verdura.
No nos escondemos, en Cocinillas seguimos esta estela. La de los platos de verdura postnavidad, digo, no la del Runtastic. Después de quince días a tope con elaboraciones al horno, asando cochinillo, proponiendo recetas fáciles de cordero, lomos de ternera al whisky y otros platos para días de fiesta, volvemos a darle al verde. Recato, moderación, que el año es muy largo.
Clara Villalón nos sugiere volver a sentar el estómago con una crema de guisantes y trufa. Que si no te gusta la trufa, no te alborotes, la puedes hacer de guisantes y puerro o guisantes y menta como nos enseñó Mer Bonilla.
“Guisantes, ¡pues vaya!”, he oído decirle a alguien. Puedes rescatar esta receta de berenjenas con ras el hanout y quinoa, que tiene más alegría. Si le tienes ojeriza a la quinoa, porque es un alimento de modernos, no la encuentras facilmente o, como me pasa a mí, a veces te sabe demasiado amarga, sustitúyela por arroz o unas lentejas cocidas. Tampoco hace falta que te compliques mucho, con unas lentejas de bote nos vale.
Este año, “contolodelcovid”, muchos no volveremos al gimnasio después de las fiestas, —oh, ¡qué pena!— así que el propósito de ponernos macizos se intentará alcanzar haciendo sentadillas casa (de ilusión también se vive). Pensando en esto, en lo de ponerme maciza, me acordé del plato por excelencia que entraña ese propósito: el arroz con pollo.
Sinceramente, no he comido nunca arroz con pollo a lo gimnasio, no sé si existe una receta oficial de arroz con pollo para los forzudos. Supongo que cada uno lo hará como pueda y cuanto más insípido, más sano. A mí, cuando escucho “arroz con pollo”, el único arroz con pollo que se me viene a la mente es el de las abuelas. El arroz con pollo con sustancia, amarillito, meloso, con su salteado de pimiento, cebolla y guisantes. Si se te está haciendo un poquito la boca agua, que te estoy viendo, aquí tienes la receta de ese arroz con pollo de toda la vida, del amarillito, del que lleva su bien de sofrito. Lo de ponerse maciza puede esperar.
Aunque si tu fuerza de voluntad es más grande que la mía, que ya te habrás dado cuenta de que soy de voluntad relajada, Danny Salas nos ha dejado una recopilación de sopas saludables y fáciles de preparar. Que, además, con estos fríos, igual un caldito de pollo, o una sopa de pasta y verduras, o un ramen nos van a hacer entrar en calor.