Dubrovnik en temporada baja: recomendaciones para disfrutar de la capital de Croacia y más allá
Con menos bullicio, otoño es un momento ideal para saborear con calma los encantos de la ciudad, sus islas y la Riviera que se abre a su paso.
6 noviembre, 2023 14:00Conocida como la Perla del Adriático, Dubrovnik, es un destino de película al sur de Croacia bañado por la luz del Adriático y escoltado por el poderoso bosque mediterráneo. Declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO, es una ciudad muy rica en historia y cultura, y, por supuesto, gastronomía. Por sus calles se mezcla en Renacimiento, con el Neoclasicismo y el gótico, alojado en maravillosas iglesias, casas señoriales y palacios y, entre ellos, numerosos rincones con encanto desde los que saborear su esplendor.
Y es que algo se para al poner un pie frente a la puerta de Ploče, principal acceso al corazón de la ciudad. El tiempo, el corazón, cuesta no quedarse perplejo con lo que guardan tras de sí estas murallas. La historia y las historias que cuentan sus majestuosos edificios dibujan un skyline reinado por la uniformidad que ha sufrido el paso del tiempo - del destructivo terremoto de 1667 a las cruzadas, guerras y conflictos que la ha tenido en vilo hasta no hace tanto- algunos quedándose atrás y otros resurgiendo de sus cenizas.
De narrar muchas de ellas se encarga Rosa Maria Mascarell, guía oficial en español y portugués para Dubrovnik y alrededores, durante un paseo por su casco antiguo. Cuenta que la ciudad siempre fue un hervidero de gente, un cruce entre mercaderes y peregrinos, con una población que bebía de media 1.5 litros de vino al día por habitante (poca broma).
Por suerte, en toda ciudad atestada de turismo siempre encuentras rincones lejos del bullicio y más en temporada baja. La magia que tiene la meca turística de Croacia en otoño es también esa ausencia de gente, descubrirla se hace más interesante si se siguen estas pistas. Cocina dálmata entre palacetes, pescado fresco en una isla paradisíaca, cenas con gusto y la brisa del Adriático, y unos cuantos secretos más.
Check in sobre el mar Adriático
Cuando se abren las cortinas al balcón de una de las habitaciones del Hotel Bellevue de Dubrovnik se descubre una postal que es difícil de olvidar. Su arquitectura, un edificio ubicado en una recogida maravillosa cala con acceso directo hasta ella, se encarga de que el asomarse a la barandilla se parezca a estar volando como las gaviotas que planean la costa jugueteando entre los recovecos de la fachada del hotel. Un reconfortante sueño a escasos 15 minutos del corazón de Dubrovnik.
Este hotel de emplazamiento exclusivo, dentro del sello Adriatic Luxury Hotels que comparte catálogo con otras joyas como son el Hotel Excelsior y el recientemente inaugurado Hotel Supetar, cuenta 91 habitaciones y suites, con un paisaje costero difícil de superar, además de spa. Su restaurante Vapor comparte las mismas vistas. Está recomendado en la Guía Michelin y ofrece una rica cocina que se nutre de las hierbas y especias locales e ideas apasionantes de todo el mundo para crear platos que preservan lo regional. Se puede comenzar por uno de los apetecibles cócteles de su carta, para luego dar paso a su menú degustación.
Con una propuesta que se nutre del producto fresco de la zona, más allá de pescado y marisco, y elaboraciones de alta cocina con corte mediterráneo. Especialmente ricas son sus vieiras con algas en tempura, con crema de miso de coliflor asada, ponzu & gel de mango y consomé de daikon dashi y la caputra del día servido con jugo de alcachofas de Jerusalén y guisantes, gratinado de coliflor y puré de aceitunas. También otras elaboraciones más sencillas para un almuerzo ligero con la burrata con endivia para abrir boca y el pulpo a la brasa para terminar cerrándola.
Figurante en Desembarco del Rey
Escenario que dio vida a King's Landing (Desembarco del Rey) en Juego de Tronos, en el mapa de la ciudad destacan lugares que recrean memorables momentos. Al recorrerlo es imposible no sentirse uno más en el reparto. Lo evocan postales como la que se disfruta desde la imponente terraza del restaurante Arsenal, con una vista única del Puerto de la Ciudad Vieja, flanqueado a la derecha por la Fortaleza de San Juan y a la izquierda por el complejo Lazareti, construida en 1377, es el edificio más antiguo de Europa destinado a proteger a la conocida antiguamente como Ragusa de enfermedades y epidemias.
Debido a la proximidad del puerto, ya en el siglo XIII había en esta zona un astillero, conocido como el Arsenal, que da nombre al actual restaurante. Tanto en su elegante y amplio salón como en su exterior techado sobre grandes columnas se puede disfrutar de una apetecible (y también accesible) extensa carta que abarca desde una amplia selección de cafés, y propuestas de desayunos y opciones livianas, como ensaladas - la de pulpo merece un hueco en mesa o sándwiches, hasta otras más contundentes como sus fabulosos pescados que sirven frente al comensal, carnes y sabrosos platos de pasta.
Atardecer en Cavtat sobre ruinas romanas
Merece la pena coger la carretera que serpentea la costa que separa la ciudad que sirvió de escenario a Juego de Tronos, de Cavtat, antes de que caiga el sol, y dejarse embelesar por sus destellos reflejados sobre un Adriático turquesa y mágico. La Riviera de Dubrovnik guarda grandes secretos y atractivos rodeados de naturaleza y hedonismo como este pueblo del valle de Konavle, donde se encuentra Cavtat. Hogar de la casa-museo del artista Vlaho Bukovac y edificios históricos como el convento franciscano de Nuestra Señora de las Nieves, el palacio del Conde y la iglesia de San Nicolás, es un pueblecito pesquero encantador cuyo paseo marítimo regala fotos para el recuerdo.
Recorrerlo hasta su final te lleva hasta el Hotel Supetar, un hotel boutique de 16 habitaciones que ocupa una villa privada de tres plantas de los años 20, donde, tras su renovación, se encontraron antiguas ruinas romanas donde se encontraron objetos pertenecientes a este asentamiento romano llamado Epidarurum. Entre ellos, un pendiente de oro, que según ejemplares similares de Salona, se data en los siglos II-III d.C, que forma ahora parte de la colección del Museo Arqueológico de Pridvorje en Konavle, pero cuenta con una réplica a manos del fabricante del taller del Sr. Marko Farac, "FARAC Filigree & Fine Jewellery".
Cuenta con un acogedor Club de Vinos en la planta baja, y en sus terrazas, junto a la piscina, en el jardín del hotel, el Lounge Bar, mientras que en la que regala una fantástica panorámica de la bahía de Cavtat se encuentra parte su restaurante, que también cuenta con sala en el interior. En él practican una sabrosa cocina mediterránea con producto local que se puede disfrutar a la carta o con su menú degustación. Este último cuesta 99,53 € y se puede acompañar de un maridaje por 39,82 € con el que descubrir los vinos de la región.
Entre sus platos, entrantes como el rape marinado en emulsión de cítricos, manzanas ácidas de cultivo local, huevas de salmón, gel de limón y patatas fritas de maíz; el steak tartar con su toque picante, mantequilla con sal ahumada y albahaca, gelatina de brandy y alcaparras. Más elaborados y contundentes son los principales como el risoto de gambas,, almendras tostadas y espárragos o el pato salteado y acabado con licor dulce, brioche tostado con higos secos, puerros jóvenes y manzanas caramelizadas.
Un día en el paraíso
Este rincón con el bosque mediterráneo a sus espaldas y aguas cristalinas de frente, en una idílica calita de la isla de Šipan, la más grande de las Elafiti, bien podría considerarse el paraíso. Un pequeño oasis de calma al que se llega en barco - bien como parada desde uno de los cruceros que te lleva por las islas o con el servicio que facilitan desde el restaurante- en el que se puede echar el día. Un menú completo sale por 90 €, el ferry que lleva hasta él, otros 20 €.
Entre olivos, higueras y pinos, y recibiendo pesca diaria del Adriático que lo baña, Bowa es propiedad de la cuarta generación de una familia de pescadores. Los Sari crearon este restaurante, comprometido con la sostenibilidad, que fusiona la cocina dálmata y japonesa. Hasta sus mesas, muchas de ellas asomadas al mar sobre palapas construidas con madera de la zona, llega pescado fresco del Adriático, ostras Mali Ston Ostrea Edulis, verduras cosechadas a mano, fruta del propio huerto de BOWA y aceite de oliva casero de la isla de Šipan. Alquilar una de estas cabinas para pasar el día sale por 600 €.