Más de 30 millones de personas en riesgo: las dramáticas consecuencias de que Trump retire las ayudas contra el VIH
Aunque el Gobierno de EEUU ha decidido retomar la colaboración, ya se habían dado órdenes para que se dejaran de distribuir medicamentos.
Más información: La OMS advierte de que Trump "pone millones de vidas en juego" al retirar las ayudas a los programas de VIH
La decisión de Trump de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS) no es la única que pone en peligro la salud pública mundial. También lo ha hecho al retirar las ayudas a los programas de VIH en países en desarrollo, con la vida de millones de personas de todo el mundo en riesgo al no poder acceder a sus tratamientos.
Estas ayudas se engloban bajo el Plan Presidencial de Emergencia para Alivio del SIDA (PEPFAR, por sus siglas en inglés), creado por el Gobierno de Estados Unidos en 2003. Desde entonces se estima que, gracias a esta iniciativa, se ha conseguido salvar la vida a más de 25 millones de personas. Además, más de 5,5 millones de niños han nacido libres del VIH. Y dos tercios de todas las personas que viven con VIH reciben apoyo directo de este plan.
Por ello, interrumpir esta iniciativa tendría serias consecuencias a nivel mundial, tal y como ha alertado la OMS en un comunicado publicado este martes. En él, no sólo expresan su "profunda preocupación", sino que también consideran que si se mantuviera en el tiempo la decisión, podría hacer que regresáramos a la realidad de los años 80 y 90, con millones de personas fallecidas a consecuencia del VIH, y "muchas de ellas en EEUU".
En el Gobierno estadounidense parece que también han sido conscientes de las implicaciones que podría acarrear esta decisión. Y aunque ya se han tomado una serie de medidas al respecto, a última hora del miércoles la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, celebraba que el secretario de Estado, Marco Rubio, anunciara la aprobación de una 'Exención Humanitaria de Emergencia' que permitirá a las personas seguir accediendo al tratamiento del VIH en 55 países de todo el mundo.
No distribuir los medicamentos
Este anuncio se produce apenas 48 horas después de que los trabajadores de todo el mundo fueran alertados de que los sistemas de datos de PEPFAR se iban a cerrar el lunes a las 18.00 horas, como informó The New York Times. Según el medio estadounidense, ya se estaban cancelando citas y rechazando a pacientes.
Las organizaciones de otros países también habían recibido la orden de no distribuir los medicamentos contra el VIH adquiridos con ayuda estadounidense, incluso si se encontraban ya dentro del territorio. También se les pidió a los trabajadores estadounidenses que dejaran de prestar ayuda a los ministerios de sanidad de los distintos países.
Estas acciones iban a perdurar, al menos, durante 90 días. El Gobierno estadounidense pretendía de esta forma "evaluar la eficiencia" de este programa, considerado por ONUSIDA como "la principal iniciativa mundial contra el VIH". Y aunque no se hayan alcanzado los tres meses previstos, sus consecuencias aparecen en mucho menos tiempo.
Como señala a EL ESPAÑOL Denise Naniche, directora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal), "se estima que cada día más de 200.000 personas reciben su medicación" por el PEPFAR. Sin embargo, cree que lo peligroso hubiera sido que las consecuencias no se habrían visto de forma inmediata. Aunque no duda de que hubieran existido.
Por un lado, sería un riesgo para las personas que ya tienen la infección. No sólo podrían desarrollar el virus, sino que también podrían transmitirlo a personas que, a su vez, no se podrían tratar. Se hubiera generado, según la doctora María Velasco, un "efecto de bola de nieve".
Horas antes del anuncio de Marco Rubio, la secretaria del Grupo de Estudio del SIDA (GeSIDA) de SEIMC confiaba en que se retomara la ayuda, calificando de "lamentable y terrible" la decisión de interrumpirla, ya que iba a afectar a la erradicación y el control de esta infección. De hecho, no descartaba que de haberse mantenido, países como España también hubieran observado un aumento de casos: "Las infecciones no tienen fronteras".
Puede que en España este incremento de la incidencia se hubiera podido controlar, pero no así en otras regiones de África (a donde se destina la mayor parte de la ayuda del PEPFAR). "En estos países", argumenta Velasco, "las personas hubieran empezado a desarrollar infecciones al cabo de un tiempo, con tumores graves que les podrían haber llevado a la muerte".
En Sudáfrica, por ejemplo, se estima que en los próximos 10 años habrían fallecido hasta 600.000 personas si el PEPFAR se hubiera terminado. En otros países la mortalidad hubiera sido mayor, puesto que Sudáfrica 'sólo' dependen del PEPFAR en un 20% de su presupuesto para el VIH.
Ambas expertas coinciden con la OMS en que podría haber supuesto una vuelta al escenario vivido a finales del siglo pasado. Lo más preocupante también es que "se tendrían que haber buscado alternativas", aunque hubieran tardado en asentarse al mismo nivel que el PEPFAR.
Los fondos de este programa también se utilizan para prevenir que las madres transmitan el virus a sus bebés. Este riesgo existe aproximadamente en una de cada tres mujeres embarazadas que no reciben ningún tipo de tratamiento. "No sólo hablamos del riesgo de aquellos que ya tienen la infección, sino del potencial aumento en el número de infecciones", apunta Velasco.
La secretaria de GeSIDA entiende que estas medidas se toman "en consonancia con la concepción que se tiene de la salud en EEUU", donde hay personas que viven con VIH y sin acceso a antirretroviral. "En algunas zonas del país se siguen viendo los casos que teníamos en España en los años 90".
Con el paso del tiempo, tampoco parece que haya desaparecido el estigma que hay alrededor de este enfermedad. Precisamente en EUUU, algunos senadores republiaciones han hecho campaña contra la renovación del PEPFAR durante cinco años, alegando que el programa promovía los abortos.