Beata Halassy, viróloga de la Universidad de Zagreb.

Beata Halassy, viróloga de la Universidad de Zagreb.

Salud

Beata, la viróloga de 50 años que se ha autoinyectado virus cultivados en su laboratorio para revertir su cáncer de mama

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Cuando su cáncer de mama triple negativo volvió al mismo lugar donde pensaba que le había sido extirpado, Beata Halassy decidió tratarlo ella misma. Esta croata, que por aquel entonces tenía 50 años, es viróloga en la Universidad de Zagreb y pensó acertadamente que los virus de su laboratorio podrían ayudarla. La primera vez que apareció este cáncer se sometió a una mastectomía y, posteriormente, a una quimioterapia. En esta segunda ocasión, Halassy avisó a su oncólogo de que quería experimentar con virus oncolíticos y él se unió al proyecto. 

El cáncer ya invadía el músculo pectoral cuando arrancaron el estudio. Halassy eligió dos tipos de virus que eran capaces de infectar el tipo de células en el que se había originado su cáncer: un virus del sarampión y otro de la estomatitis. Modificó estos patógenos para que pudieran atacar su cáncer y los inyectó directamente en el tumor. Según describe el artículo firmado por ella misma, el tumor redujo su tamaño, se despegó del pectoral y la inflamación que lo rodeaba desapareció tras dos meses de terapia.

El tumor estaba listo para ser extirpado y así lo hicieron. Desde ese momento han pasado cuatro años en los que Halassy se ha mantenido libre de cáncer. Además, sostiene que sólo tuvo algo de fiebre durante la terapia cuando introdujo el virus de la estomatitis. Halassy consiguió publicar al final su artículo en Vaccines después de que muchas otras revistas científicas le dieran con la puerta en las narices. Aunque su historia es muy llamativa, la comunidad científica explica que, en realidad, no aporta nada nuevo e, incluso, piensan que su publicación puede ser contraproducente.

Una anécdota

"No es más que una anécdota. Desde el punto de vista científico es irrelevante porque ya sabemos que la terapia con virus oncolíticos funciona", señala Fernando Peláez, director del programa de Biotecnología del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Tal y como explica Peláez, estos virus terapéuticos se llevan estudiando varias décadas e, incluso, en el año 2016 apareció en el mercado el producto T-VEC para el melanoma. Este fármaco no es otra cosa que un virus oncolítico que se inyecta directamente en el tumor.

Estos virus forman parte de las ya conocidas como inmunoterapias frente al cáncer y actúan de dos formas simultáneas. En primer lugar, están modificadas genéticamente para atacar de manera directa a las células cancerígenas, pero además cuando las destruyen pueden hacer que el sistema inmune aprenda a reconocerlas y a eliminarlas por sí mismo. "Tienen mucho potencial, pero todavía no han eclosionado. Son una rama de investigación muy puntera", explica Alfredo Corell, catedrático de Inmunología de la Universidad de Sevilla.

"Es un tratamiento muy fisiológico, que tiene pocos efectos secundarios y que puede ser una buena combinación a una quimioterapia, una radioterapia y, por supuesto, una cirugía", explica Corell. También Marcos López Hoyos, jefe del servicio de Inmunología en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, coincide en que es una terapia "prometedora" que ya está en marcha y que va a ser una de las terapias avanzadas del cáncer más, como las famosas células CAR-T, pero todavía hay mucho que investigar.

Saltando fases

Precisamente, uno de los aspectos que los científicos que le han afeado a Halassy es que se ha saltado varias fases del procedimiento de los estudios científicos. Corell explica que antes de experimentar con humanos hay que pasar un comité ético en tu propio instituto y registrar el estudio en una base de datos: "De entrada, se ha saltado un filtro ético y otro de diseño del método". Existen en la actualidad varios estudios de laboratorio que están en fases iniciales, probando la seguridad de estos virus oncolíticos.

"Primero hay que demostrar bien que estos virus son seguros y luego ya la efectividad y las dosis que vas a emplear. Pero todavía estamos en una fase precoz. Es muy posible que estos virus tengan utilidad en el futuro, pero todavía lo estamos definiendo", detalla López Hoyos. Los tres expertos, además, subrayan el hecho de que no hay garantías de que los efectos que la terapia ha tenido en ella se extrapolen a cualquier persona. Es necesario elevar el número de participantes para conocer verdaderamente la respuesta de un fármaco.

"Cuando experimentas contigo mismo tampoco tienes manera de comparar resultados, no hay control, ni sabes realmente por qué se redujo el tumor. Además, combinó dos tipos de virus diferentes, ¿cómo sabemos cuál de ellos fue el que tuvo efectividad?", razona Peláez. "Habría que hacer un ensayo clínico con los dos virus por separado, con más pacientes, con criterios de exclusión e inclusión, ver qué tipo de tumores vamos a tratar… Todo esto se lo ha saltado obviamente y, por tanto, los resultados no son extrapolables", sentencia Corell.

Problemas éticos

Sin embargo, son las implicaciones éticas de su trabajo lo que llevó a múltiples revistas a rechazarlo. Halassy desoyó la recomendación de tratarse con quimioterapia y, aunque a ella le fue bien y contó con la presencia de su oncólogo en todo el proceso, los científicos temen que pueda dar alas a quienes se plantean rechazar un tratamiento basado en evidencia científica. "Ponte en la situación de que el virus no hubiera surtido efecto o hubiera sido, directamente, dañino. Habría perdido un tiempo muy valioso de tratamiento", apunta Corell.

"Usarte a ti mismo en un experimento es censurable, ¡te puede pasar de todo! Pero, además, es que supone un agravio comparativo, una falta de equidad", denuncia Peláez. Halassy cuenta con los virus necesarios para practicarse esta terapia, pero esto no está al alcance de casi nadie. "También fomenta la idea de que hay una cura mágica para el cáncer que no se quiere compartir. Pero a pesar de que estos virus son esperanzadores no van a ser una solución para todos. En el cáncer se van descubriendo tratamientos para pequeños nichos de pacientes. Si algo funciona para el 10% de los pacientes ya es muchísimo", continúa el experto del CNIO.

Precisamente, Peláez explica que el hecho de tener que inyectarse directamente en el tumor hace que la viroterapia tenga un problema de logística. Los primeros cánceres para los que se ha probado son también los más accesibles a una inyección, como los de la piel o el de mama. Los tres expertos están convencidos de que en los próximos iremos escuchando más acerca de estos virus oncolíticos para complementar una terapia frente al cáncer y cada vez en fases más tempranas de la enfermedad. Hasta entonces, es necesario seguir estudiando su seguridad y eficacia.