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La pelea de las pacientes con cáncer de mama metastásico por que se financiaran dos nuevos medicamentos dio sus frutos a finales de este verano. El empuje de oncólogos y pacientes para desatascar la entrada de varios fármacos contra el cáncer de pulmón ha permitido que vayan llegando algunos de ellos.

La llegada de novedades terapéuticas en cáncer es una constante, pero más para unos tumores que para otros, donde las opciones de tratamiento son escasas y los expertos se las tienen que ingeniar para continuar mejorando la vida de sus pacientes.

"Aunque, en general, en oncología estamos viviendo una época de grandes avances para nuestros pacientes, sigue habiendo tumores en los que no se han producido avances significativos en los últimos años", reconoce Isabel Echavarría, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Ese gran momento también se vive en los cánceres hematológicos, donde "hay una barbaridad de nuevos tratamientos y no es fácil seguir el ritmo de las novedades", reconoce Elvira Mora Casterá, vocal joven de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Otros, en cambio, "o hay menos investigación o no ha dado resultados tan positivos".

Echavarría, que es oncóloga médica en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, apunta varios factores para que algunos tumores se queden atrás en esta corriente continua de novedades oncológicas.

Por ejemplo, "que no existan dianas terapéuticas, o tumores que tienen una mayor resistencia intrínseca a los tratamientos actualmente disponibles". También puede darse que, "a pesar de la investigación, no se logra avanzar" o, cuando se tratan de tumores poco frecuentes "hay una menor inversión en ellos".

Con todo, la falta de novedades no implica que el tratamiento siga siendo el mismo. Oncólogos y hematólogos están probando constantemente nuevas estrategias de manejo del cáncer, combinaciones y un uso más preciso de lo que disponen, apoyándose en la experiencia generada en el proceso.

Además, "se ha avanzado mucho en el tratamiento de soporte", apunta Mora Casterá. Por ejemplo, "el uso de antibióticos para prevenir infecciones, transfusiones, vacunas... Todo eso ha mejorado y observamos mayores supervivencias gracias al manejo de las complicaciones".

Cáncer de páncreas

Es una de las bestias negras para los oncólogos. Es relativamente frecuente —el octavo tumor— y el responsable del 7% de las muertes por cáncer en nuestro país: se diagnostican más de 8.000 nuevos casos al año pero los fallecimientos alcanzan los 7.500.

Pese a la escasez de nuevos fármacos, en los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento del tumor y sus características moleculares. Ya se sabía del papel de las mutaciones del gen BRCA (presentes en otros cánceres como el de mama), pero se han identificado un puñado más de ellas: KRAS, CDKN2A, TP53 y SMAD4, así como traslocaciones de otro gen, ALK.

Y tras ellas vendrán los fármacos dirigidos a estas dianas terapéuticas, no presentes en todos los tumores pero sí en un porcentaje de ellos.

Por desgracia, todavía no se ha dado con la clave para doblegarlo. Entre otras razones, el microambiente tumoral (todo lo que le rodea, como vasos sanguíneos cercanos, células inmunitarias, moléculas de señalización, etc.) impide la acción de las actuales inmunoterapias, una de las vías de tratamiento que más éxitos ha obtenido en los últimos años.

Sarcoma de Ewing

La muerte de la influencer Elena Huelva, con 16 años, fue un varapalo. Llevaba cuatro años conviviendo con la enfermedad y ayudó a concienciar a la población sobre este tumor poco conocido y menos frecuente (afecta a tres personas por cada millón de habitantes), pero cuya incidencia está creciendo en nuestro país.

Los únicos tratamientos farmacológicos aprobados son quimioterapias, pero ni siquiera se ha estandarizado su uso: en Estados Unidos y en Europa se utilizan diferentes combinaciones.

En 2012, un estudio halló la mejor forma de aplicar la quimioterapia a estos pacientes (la mayoría, adolescentes y adultos jóvenes), y hay abierto uno nuevo donde se evalúa añadir regorafenib, un fármaco indicando en principio para cáncer de colon, al tratamiento estándar.

Sin embargo, España, pese al notable número de pacientes que participaron en anteriores investigaciones, ha quedado fuera de este nuevo trabajo por falta de financiación.

"Si fuera por este país, no tendríamos nada", denunciaba en EL ESPAÑOL Claudia Valverde, presidenta del Grupo Español de Investigación de Sarcomas y oncóloga del Hospital Vall d'Hebron.

Síndromes mielodisplásicos

Los síndromes mielodisplásicos ocurren cuando las células que producen la sangre en la médula ósea se alteran, provocando que bajen los recuentos de uno o varios tipos de células de la sangre.

Son, por así decir, precursores del cáncer pero se consideran en sí mismos un tipo de cáncer. "Como una preleucemia", ejemplifica la hematóloga Elvira Mora Casterá.

"En los síndromes mielodisplásicos de alto riesgo ha habido muy poco cambio desde que apareció la azacitidina hace más de una década", fármaco indicado también para leucemias mieloides crónicas y agudas.

Desde entonces no ha habido un tratamiento nuevo para el tumor. "Es posible que haya alguno a medio plazo, pero de momento [la azacitidina] es el único".

Linfoma de células T

En el campo de los tumores de la sangre hay varias cuentas pendientes. Entre ellas, el linfoma de células T, que suponen el 1% de todos los linfomas (cánceres que afectan al sistema linfático).

La enfermedad se produce en los linfocitos T, células del sistema inmunitario adaptativo, es decir, la parte que se especializa en antígenos concretos.

"En este campo ha habido poco cambio", apunta Mora Casterá. "Sí ha habido modificaciones de la estrategia terapéutica, pero no ha habido un cambio sustancial como en otras enfermedades", en las que sí han gozado de éxito estrategias terapéuticas como los anticuerpos monoclonales y las terapias CAR-T.

Leucemia mieloblástica aguda

Hay diferentes tipos de leucemias, que son cánceres de los glóbulos sanguíneos. Las mieloblásticas se originan a partir de los mielocitos, células inmaduras que pueden desarrollarse de distintas maneras: convirtiéndose en glóbulos rojos, blancos o plaquetas.

Las leucemias agudas, además, describen una progresión rápida. "En los jóvenes sigue habiendo el mismo tratamiento que se ponía hace muchísimos años", lamenta la hematóloga. "Ha habido mucha investigación pero poco cambio sustancial".

Como en el resto de casos, se ha avanzado enormemente en el conocimiento del tumor, pero todavía queda por dar la clave que genere un tratamiento eficaz. "Las alteraciones genéticas se pueden beneficiar de una terapia dirigida, pero nos queda mucho por concretar".

Básicamente, "seguimos dando el mismo esquema de quimioterapia. Puntualmente podemos añadir algún fármaco, pero el esquema es el mismo, no ha habido un cambio de estrategia en primera línea".