Publicaciones científicas por tipo de cáncer en España, período 2015-2020.

Publicaciones científicas por tipo de cáncer en España, período 2015-2020. Pablo García Santos

Salud

Así se investiga el cáncer en España: líderes en ensayos clínicos pero a la cola en innovación

Frente al cada vez mayor número de ensayos clínicos de todas las fases, los expertos señalan carencias en el sistema español de investigación.

24 septiembre, 2024 03:13

España es líder europeo en ensayos clínicos contra el cáncer, por delante de Reino Unido, Alemania e Italia y solo ligeramente por detrás de Francia. Sin embargo, la traslación hacia las innovaciones es la cuenta pendiente que lastra el conocimiento generado en nuestro país.

Este martes 24 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Investigación del Cáncer, fecha que conmemora los esfuerzos de científicos y sanitarios de todo el mundo para hacer frente al grupo de enfermedades que ya es la primera causa de muerte en nuestro país.

Hablar de investigación contra el cáncer es unir muchos conceptos y áreas de conocimiento. Incluye desde los estudios básicos con células tumorales que se realizan en los laboratorios de las universidades hasta las pruebas con nuevos fármacos en hospitales públicos y privados.

Es esta última pata, la de los ensayos clínicos, la que suele dar cuenta del estado de la investigación en un país.

Según la base de datos clinicaltrials.gov, en nuestro país hay 1.722 ensayos clínicos activos (estén o no reclutando pacientes). Es una cifra ligeramente inferior a los 1.766 de Francia pero se encuentra muy por encima de los 1.422 de Italia, los 1.261 de Reino Unido o los 1.244 de Alemania.

"Somos un país muy potente en investigación", comenta Marta Puyol, directora científica de la Asociación Española Contra el Cáncer. "Estamos en el top 10 en cuanto a publicaciones [científicas] sobre cáncer. En la clínica, atraemos muchos ensayos clínicos porque tenemos un ecosistema perfecto: grandes investigadores y un sistema hospitalario inmejorable, tanto público como privado".

De hecho, un informe de la AECC sobre la investigación del cáncer en nuestro país destacaba que los investigadores españoles han sido coordinadores de los proyectos europeos en que han participado en más del 70% de las ocasiones.

La segunda edición de este informe, publicado en 2022, analizaba en profundidad las características de la investigación en cáncer de nuestro país.

Las publicaciones científicas sobre el cáncer habían crecido casi un 15% en los años inmediatamente anteriores a la pandemia, una cifra similar a Italia y Portugal y por encima de Francia, Países Bajos o Alemania.

Eso sí, el 50% de estos estudios se publican en las revistas de mayor prestigio, una cifra sensiblemente inferior a la de los tres últimos países mencionados.

La inmuno-oncología se lleva la palma como área con mayor crecimiento en número de publicaciones y, por tipo de cáncer, son los de mama (2.202), colorrectal (1.968) y pulmón (1.733) los que más artículos generan.

Estas cifras son proporcionalmente similares al grueso de la investigación mundial pero en nuestro país hay más prevalencia en la investigación de colon, melanoma y tumores hematológicos como linforma y mieloma.

En cuanto al número de ensayos clínicos, es el cáncer de pulmón (294) quien se lleva la palma, seguido del de mama (242) y el colorrectal (145). Madrid y Cataluña reciben más de la mitad de los pacientes reclutados en los ensayos clínicos.

"La población española está muy sensibilizada con el tema de los ensayos clínicos", explica Enric Carcereny, médico del Institut Català d'Oncologia-Badalona y vicepresidente del Grupo Español de Cáncer de Pulmón.

"La mayoría de las veces, los pacientes se muestran favorables para participar no solo por tener más opciones de tratamiento sino que también lo plantean de forma altruista: que puedan beneficiarse los enfermos del futuro".

Ensayos de fase 1

Una de las principales ventajas de tener ensayos clínicos es adelantar el acceso a innovaciones terapéuticas. Sin embargo, quedaba todavía algo por hacer a este respecto: la mayoría de ensayos se refieren a las últimas fases de desarrollo de un fármaco, y en las iniciales todavía había muy pocos.

"Ha habido un esfuerzo enorme de los centros sanitarios para poder participar en los ensayos, y de los médicos para dedicarles tiempo, porque es una carga que las instituciones públicas no tienen en cuenta", explica el oncólogo.

En los últimos años, continúa, ha crecido el número de centros con infraestructura para hacer ensayos clínicos en fases iniciales. "En el mío hemos abierto una unidad de ensayos de fase 1 y ya tenemos 12 en marcha, lo que nos permite dar tratamientos más novedosos a nuestros pacientes".

En este 'haber' también hay un 'debe'. Mientras que en países como Estados Unidos, Francia o Países Bajos, la mitad —como mínimo— de los ensayos clínicos son ajenos a la industria farmacéutica, en España son menos de un tercio, y eso que la cifra ha aumentado en los últimos años: del 23% en 2010 al 32% en 2019, según el informe de la AECC.

Estos estudios son importantes no solo porque son ajenos al interés comercial sino porque van más allá del estudio de un fármaco y buscan una estrategia de tratamiento, o el uso de dispositivos para el diagnóstico y seguimiento, etc.

Aquí las principales fuentes de financiación son las administraciones y la filantropía. Carcereny apunta que "en los países de nuestro entorno hay una mayor inversión pública" y que, en el apartado específico del cáncer de pulmón, también hace daño el estigma de asociar el tumor al consumo de tabaco, "lo que impacta a la hora de recibir financiación".

Con todo, la directora científica de la AECC, Marta Puyol, recuerda que "se ha dado un impulso importanteen los últimos cuatro años a la financiación pública y privada (por parte de las fundaciones) a la realización de estos ensayos".

"Incluso el Instituto de Salud Carlos III ha sacado una convocatoria específica para ensayos clínicos independientes de la industria".

En el periodo 2015-2020, según el informe de la AECC, la inversión en proyectos de investigación del cáncer más allá de la industria fue de 692 millones de euros. De ellos, 205 se correspondieron al programa europeo Horizonte2020. La inversión de la Agencia Española de Investigación y de la actividad filantrópica fue de 140 millones de euros cada una.

El Instituto de Salud Carlos III dedicó 128 millones de euros a investigación independiente en dicho periodo, y el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación) acumuló —una parte de este dinero eran préstamos— 79 millones de euros.

Más allá de la investigación clínica, Marta Puyol destaca que la gran cuenta pendiente española es la de la innovación, es decir, transformar el conocimiento en avances que beneficien al paciente.

"En España somos muy buenos en convertir dinero en resultados, pero somos muy malos en convertir resultados en dinero, es decir, en innovaciones que lleguen a los pacientes".

Muchas veces, los descubrimientos en fases iniciales no alcanzan las pruebas en pacientes. "En ratones hemos curado el cáncer muchas veces", ejemplifica. Pero el camino desde estas primeras pruebas está lleno de obstáculos.

Este problema viene, en parte, por las carencias en la cultura de la innovación empresarial (muchos centros la están generando a marchas forzadas), pero también en parte por el modo de evaluar a los investigadores: "Solo se hace a través de los artículos, pero no de las patentes generadas. Cuando publicas un resultado, ya no lo puedes patentar".

Hay otro problema de fondo: la precariedad de la investigación. "Los jóvenes no ven que puedan hacer carrera en ella y tener estabilidad laboral", lamenta la directora científica de la AECC.

Enric Carcereny profundiza en ello. "Falta reconocimiento. Hay que reconocer a quien está haciendo investigación y darle recursos. Tener una legislación favorable que ayude a mejorar el acceso a ensayos clínicos y grupos cooperativos que puedan desarrollarlos".

Porque, como recuerda Marta Puyol, "un país sin investigación es un país que no crece".