Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia, se encuentra en estado "estabilizado pero muy grave" después de una intervención que ha durado cinco horas en el Hospital Universitario F.D. Roosevelt de la localidad de Banská Bystrica. La directora del centro, Miriam Lapuníková, ha declarado a los medios locales que el político ha sido operado de sus heridas de bala por dos equipos, uno quirúrgico y otro de traumatología.
La gravedad de su estado se debe a los cinco impactos de bala que ha recibido a manos de Juraj Cintula, un jubilado presuntamente descontento con su política."El paciente tenía numerosas heridas de bala, que deben regenerarse. En este momento su estado está estabilizado, pero realmente es muy grave", ha declarado Lapuníková, que confirma que Fico permanecerá ingresado en Cuidados Intensivos.
"A lo largo de la noche los médicos han podido estabilizar el estado del paciente”, ha señalado el ministro de Defensa, Robert Kalinak, que ha comparecido junto a la directora del ente hospitalario. La gravedad del estado del Fico se debe, explica, a "la complicación de las heridas sufridas". Sin embargo, no han precisado con exactitud qué tipo de heridas ha sufrido el político de 59 años, lo que ha aumentado la confusión alimentada desde el momento del atentado el pasado miércoles 15 de mayo.
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Según las distintas informaciones, parte de los balazos afectaron a las extremidades -brazos y piernas-, pero otras impactaron en el abdomen del político, con posible afectación al estómago y -según fuentes- al esternón. Este tipo de traumatismos son uno de los principales retos a los que se enfrentan los servicios de Emergencias. Las heridas de bala son especialmente dañinas en esa área del cuerpo que contiene varios órganos vitales del cuerpo.
Así, los proyectiles de arma de fuego "transfieren mayor energía cinética a las vísceras abdominales" y causan daños tanto por "cavitación" -el vacío que crean al penetrar- como por fragmentación y desviación en el interior del cuerpo, explicaba la Revista Médica de Clínica Las Condes. Cuando una bala impacta en esa zona, los órganos que tienen mayor posibilidad de lesionarse son "el intestino delgado, hígado, estómago, colon y estructuras vasculares".
Habiendo tantos órganos vitales susceptibles de verse afectado, la primera medida que tienden a usar los cirujanos es la laparotomía, que consiste en una incisión en el abdomen para observar y determinar qué daños se han causado y dónde se presentan. Los principales problemas a atajar incluyen las hemorragias internas, ya que órganos como el hígado o los riñones, así como las venas aortas, sangran profusamente cuando son seccionados. El paciente debe recibir entonces "reanimación para el control de daños hasta que la hemorragia se pueda controlar", explica el manual de MSD.
El estómago y los intestinos por su parte presentan un grave peligro de sepsis -infección- cuando se perforan. El lavado peritoneal, mediante un catéter introducido en la cavidad para aspirar los líquidos, se aplica con suplementación de antibióticos. Si la intervención se realiza con rapidez, como en el caso de Fico, las probabilidades de estabilización aumentan. Pero si se retrasa, las consecuencias son invariablemente fatales. Sobrevivir a las primeras 24 horas es un paso importante, explica la National Libray of Medicine, pero no deja de ser una situación de elevada gravedad.
"La tasa de mortalidad asociada a las heridas de bala abdominales se mantiene muy elevada debido al trauma penetrante y de alta velocidad, así como el potencial choque que sufren los órganos adyacentes y la extravasación -derramamiento- vascular peritoneal", explica la publicación. Existen casos de recuperación sin secuelas, como el descrito en el International Surgery Journal. Pero como aclaran los autores, la supervivencia en estos casos es "extremadamente rara".