Los productos alternativos al tabaco tradicional llevan años entre nosotros, pero la ley siempre va por detrás. Este martes, se ha acortado esa distancia: el Consejo de Ministros ha anunciado la igualación regulatoria entre los productos de tabaco calentado y los cigarros: deberán llevar las mismas advertencias en el empaquetado y se prohibirán elementos saborizantes que le den más atractivo.
En realidad, se trata de la trasposición de una directiva europea, pero es un primer paso para regular estos productos. Quedan fuera otros, como los vapeadores o vapers, la principal preocupación para Francisco Salvador Pascual, médico y presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.
Porque los vapeadores, pese a no contener tabaco, sí pueden incluir nicotina. Y, sobre todo, porque suponen la puerta de entrada de los preadolescentes al fumar. Por eso aboga por que, una vez concluyan los estudios que están en marcha sobre los efectos en salud de estos aparatos, se determine legalmente dónde y a quién se pueden vender, qué sabores y formas pueden adoptar y, en definitiva, si deberían igualarse a sus 'primos' ya regulados.
El Consejo de Ministros acaba de aprobar la trasposición de la normativa europea que iguala los calentadores de tabaco al cigarro tradicional. ¿Ya era hora?
Ya era hora porque la normativa europea está hecha desde hace tiempo, faltaba aprobar las trasposición y pasarla a la legislación española. Es algo que el ministro [José] Miñones anunció antes del último cambio [en el Ejecutivo] en una rueda de prensa, pero faltaba este trámite de aprobación por el Consejo de Ministros y la publicación en el BOE.
No estamos hablando de nada nuevo sino de una trasposición de algo que Europa nos manda y debemos cumplir. Por otro lado, sigue las premisas de la OMS. Está bien que se considere el tabaco de calentar como tabaco tradicional por todos los perjuicios que causa sobre la salud.
¿Qué impacto tendrá en la salud esta medida?
Date cuenta de que fumar tabaco tradicional está peor visto, no tiene la aceptación social de hace unos años. La industria tabaquera ha fabricado estos nuevos instrumentos de fumar, muy atractivos, modernos, pero, al fin y al cabo, el problema es que estás fumando nicotina. No de combustión pero sí calentando tabaco porque, al fin y al cabo, esto es tabaco picado.
No es lo mismo que el cigarrillo electrónico, que lleva líquidos y otro tipo de aromatizantes. El tabaco de calentar llevar tabaco picado que, en lugar de combustionar, se calienta hasta 400 grados.
No está exento de dos problemas importantes. El primero, que tiene nicotina. Yo me dedico desde 1987 a tratar adictos, con lo cual no sirve para dejar de fumar porque estamos dándole nicotina.
Además, [el tabaco de calentar] tiene hasta 600 aditivos. No tiene tantas sustancias como el cigarro tradicional —entre 4.000 y 6.000 sustancias, dependiendo del estudio— pero esos 600 aditivos no dejan de ser sustancias que pueden provocar un cáncer o enfermedades respiratorias. Poner al mismo nivel un tipo de tabaco que otro garantiza un mejor control de la salud de los ciudadanos.
También prohibirá los productos de estos artilugios que contengan saborizantes. ¿Cómo de importante es esta medida?
Lógicamente, si este producto tiene sabor de fresa, el aroma de frutas del bosque o de pino, es mucho más atractivo para la gente. Esto va más indicado para gente de perfil más joven. No para niños, que ahí estaríamos hablando de los vapeadores, pero sí para un perfil un poco más fashion, de moda. Es lo que se evita con esta normativa.
Esta mañana, nada más aprobarse la normativa, un compañero de la CNPT se ha ido al estanco y comprado tabaco de calentar con sabor a fresa. Hay que poner barreras a lo atractivo para disminuir la incidencia y prevalencia del tabaquismo.
Cuando le das más sabores y olores, no hueles igual de mal que el fumador del tabaco. No es lo mismo el olor de la nicotina y el alquitrán que el de un aromatizante y puede, en cierta forma, conducir a que la persona siga fumando. Hay un riesgo para la salud muy importante.
De la norma se quedan fuera los vapeadores y otros productos sin combustión. ¿Es insuficiente?
Yo creo que es insuficiente pero es prudente. Los vapeadores tendrán que regularse, sobre todo para menores. Tienen sustancias añadidas, hasta 70, algunas de ellas pueden ser metales pesados y producir cáncer. Pero, aunque te digan, y así los venden, que algunos no tienen nicotina y, por tanto, no están provocando una adicción, sí provocan un hábito.
Todos nos acordamos de los cigarrillos de chocolate. Era como un paso, un aprendizaje, y esto en los niños es muy frecuente. No solo eso sino que el propio vapor que emana de los vapeadores pueden provocar enfermedades pulmonares, tipo bronquitis, sobre todo en gente muy joven, con un sistema respiratorio todavía inmaduro. Esto se tiene que regular.
¿Por qué no se han regulado?
Porque se están haciendo estudios. Empieza a haber evidencias pero el Ministerio y nosotros, como CNPT, vamos a avalar lo que tenga evidencia científica porque no queremos entrar en una confrontación innecesaria. Ya entran bastante los políticos a la hora de poder aprobar las cosas para entrar nosotros también, desde el punto de vista científico.
Dentro de unos meses, cuando los estudios que se están realizando por entidades europeas tengan datos y haya una solidez científica suficiente, será el momento de ver qué regulación y hasta qué punto se puede hacer.
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Lógicamente, en lo que no vamos a entrar nunca es en decir que esto sirve para la reducción de daños. Este es un tema sanitario que pueden hacer farmacéuticos, enfermeros y médicos, debería regularse igual que los medicamentos, en farmacia, sabiendo a qué persona le puedes aconsejar que lo tome pero, de momento, no está demostrado que sirva para dejar de fumar.
Hemos visto que los vapeadores, en gente joven, puede servir de puerta de entrada para el uso de tabaco tradicional, y esto se tiene que regular muy bien.
El consumo de vapeadores entre los jóvenes casi se ha duplicado en dos años. ¿Urge una regulación?
Si miras el estudio ESTUDES piloto que han hecho en gente de 12-13 años, ves que el inicio del consumo de tabaco, a diferencia del otro, que está en los 13 años y pico, casi 14, está en los 11 y medio. Cuando coges el grupo etario muy joven, ves que muchos no empiezan directamente con el tabaco pero empiezan a vapear, pasan al tabaco y terminan fumando a los 11 años y medio. ¿Tendremos que poner medidas a esto? Entiendo que sí.
¿Qué debería regularse?
El tema del olor, del sabor, los aromatizantes. La forma, que no sean formas atractivas: hay vapeadores en forma de Bob Esponja, no están hechos para una persona de 30 años. Dónde se tiene que vender y a qué edad también sería importante. Si se va a vender en estancos, que se haga a partir de 18 años y pidiendo el carné de identidad si es necesario.
Lo único que hemos conseguido es que, si el tabaco se vende fuera de estancos, tienes que tener una máquina que debe encender el camarero. ¿Exigen tener 18 años, piden el carné? Si no vamos a medidas de este tipo, los objetivos de la OMS de intentar que en el año 2040 haya solamente un 5% de fumadores, todavía estamos en más del 19% cuando el objetivo para 2025 es el 18,5%.
Es verdad que hemos ido disminuyendo pero se ha ralentizado esa disminución, y hay que empezar por este tipo de productos alternativos, que lo único que pueden hacer es promocionar el consumo del tabaco.
¿Deberían acabar igualándose los vapeadores al tabaco tradicional?
Probablemente sí, pero —lógicamente— no será lo mismo si contienen nicotina o no, o si los estudios que hay nos demuestran que el Evali, la enfermedad respiratoria que se produce en los niños, tiene una incidencia elevada pero no por el contenido en nicotina sino por lo dañino que puede ser el vapeador. Para esto se necesitan algunos estudios más. Nuestra idea es que se equiparen pero no quiero ser demasiado utópico.
¿Qué le preocupa más a día de hoy? ¿Los fumadores tradicionales o el vapeo?
El fumador tradicional me preocupa porque no está exento de EPOC, cáncer, enfermedades cardiocirculatorias, de la piel, odontológicas, reumatológicas... Pero si estamos hablando de gente menor, me preocupa más el vapeador.
A pesar de todos los esfuerzos y campañas, el consumo de tabaco apenas se ha reducido en lo que va de siglo. ¿Qué se ha hecho mal?
No se ha hecho nada mal. Si ves el último informe de la OMS, el cumplimiento de medidas es el correcto. Pero lo que hemos hecho últimamente es relajarnos. De hecho, ves en algunas terrazas cerradas absolutamente que se permite vapear, en terrazas que tienen techo y dos lados que la gente está fumando y nadie dice nada. Y, si lo dice, la persona que fuma se molesta.
¿Qué nos falta? Diría educación sanitaria, pero lo que nos falta es educación y respeto a los demás. Diría que la educación es más importante que la educación sanitaria porque pasa por respetar a los demás. Cuando hablan de la libertad del fumador... Hoy por hoy no se prohíbe fumar pero está reglamentándose en qué sitios pueden consumir determinados artilugios de estos para proteger a las personas... No podemos dañar a los demás en pro de una falsa libertad. Mi libertad termina en las narices de la otra persona.
Si tuviera que tomar una única medida para mejorar la salud de la población, ¿cuál sería?
Duplicar el precio del tabaco. No estoy diciendo ninguna barbaridad. En Francia, un paquete vale 12 o 13 años y con esto se consigue, solamente con un incremento del 5% del precio, se consigue una disminución del número de fumadores del 10%. Sería lo más efectivo en términos globales.
Luego tienes a los que dicen "es que el estado recauda mucho dinero de impuestos". Efectivamente, 9.000 millones de euros cada año por la venta de productos del tabaco. ¿Pero sabes qué nos cuesta al estado y la población en general las enfermedades provocadas por el tabaco? Tres veces más: 27.000 millones de euros.
Si subiendo el precio conseguimos la disminución, aunque sea del 10%, también disminuiríamos el gasto. La OMS lo dice claramente: cualquier medida para disminuir el tabaco ahorrar en salud y en economía.