La sarna es una enfermedad de la piel que arrastra varios mitos: que se trata de una cosa del pasado, que la portan personas con una mala higiene o, incluso, que está vinculada a la pobreza. Nada de eso. Cualquiera de nosotros puede contraer la sarna —por mucho uno que se lave con vehemencia— porque se transmite a través de un contacto estrecho con una persona afectada y, además, se trata de un problema muy actual: los dermatólogos de España han observado un repunte de los casos de sarna en nuestro país en los últimos años.
Este incremento de los casos se observa en España desde el año 2014, según los resultados de un estudio realizado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), pero es a partir de la pandemia de la covid-19 cuando este aumento se ha hecho más significativo. En un comunicado de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) se explica que, mientras se pensaba que el confinamiento reduciría la transmisión de esta enfermedad, la enfermedad se ha expandido al aumentar el contacto entre convivientes.
Por desgracia, todavía no existen cifras concretas que permitan cuantificar con precisión este aumento de casos de sarna: "Registrar estos casos es muy complicado porque la sarna no es una enfermedad de declaración obligatoria, no existen registros. Simplemente cuando a una persona se le diagnostica la enfermedad se añade a su historia clínica", explica Eliseo Martínez, coordinador del Grupo Español de Epidemiología y Promoción de la Salud de la AEDV. Martínez cuenta que su equipo está ultimando un estudio para contar los casos, observar sus características y la efectividad de los tratamientos.
El ácaro culpable
El síntoma principal de las personas que padecen sarna es el picor y su origen se encuentra en la presencia de un ácaro en su piel: el sarcoptes scabiei. Existen muchos tipos de ácaros, pero este es el que tiene una especial predilección por la piel humana; por eso, a la sarna también se la conoce como escabiosis. Si nos pica todo el cuerpo cuando tenemos sarna es porque estos pequeños arácnidos se dedican a excavar galerías en la parte superficial de nuestra piel donde esconden los huevos y donde salen las larvas.
Estos ácaros pueden excavar la piel de muchas regiones del cuerpo humano, pero tienen una especial predilección por el hueco entre los dedos de las manos, la parte interior de muñecas y codos, las axilas, los senos, la cintura, la zona cercana a los genitales masculinos, los glúteos, las rodillas y la planta de los pies, según indica la Clínica Mayo. Los picores que provoca la invasión de la piel por parte de estos seres vivos pueden ser muy intensos y causar muchas molestias, especialmente por la noche.
"No existe un sitio concreto en el que esté teniendo lugar este aumento de la transmisión de la sarna, ni los hospitales y residencias, ni los propios hogares. Se produce en cualquier lugar en el que se dé un contacto de persona a persona y puede transmitirse en los domicilios, entre convivientes", afirma Martínez. Por eso, admite que el proceso para frenar la transmisión es muy complejo. Además, la sobrecarga de la sanidad por la pandemia ha provocado un retraso en los diagnósticos y esto ha dado lugar a pacientes con una carga mayor de parásitos y, por tanto, a mantenerse contagiosos durante más tiempo.
El tratamiento, en peligro
La invasión de estos parásitos no es mortal por sí misma ni tampoco puede llegar a ser crónica. Tal y como explica Martínez, la sarna tiende a resolverse aunque no se trate. Ahora bien, si no se aplica un tratamiento puede durar mucho tiempo y ser un problema muy molesto: los picores se intensifican por la noche y dificultan el descanso y, además, el rascado produce heridas que pueden llegar a provocar infecciones. El tratamiento habitual para la sarna es una crema a base de una sustancia letal para los ácaros.
"El tratamiento para la sarna en Europa de primera línea es la permetrina en crema en un 5%. Se considera un buen tratamiento porque tiene una efectividad en torno al 90% y es muy seguro, pero cada vez observamos más pacientes en los que no resulta efectiva", advierte el dermatólogo. La mayoría de los expertos consideran que el ácaro está empezando a generar resistencias contra esta permetrina y, por eso, "la tendencia actual es intensificar los tratamientos alargando su duración o acompañando la crema de un tratamiento oral".
De todas formas, Martínez explica que hay otra corriente que considera que el tratamiento es menos efectivo porque se está aplicando de manera incorrecta. La permetrina debe untarse desde el cuello hasta los pies y, en la mayoría de ocasiones, aplicársela uno mismo es una tarea muy complicada. En este sentido, existen estudios en los que se observa una mayor efectividad del tratamiento cuando un tercero es quien pone la crema al paciente. Para resolver la incógnita de por qué la efectividad de la permetrina ha descendido, el equipo de Martínez en la AEDV tiene en cuenta cómo se aplica el tratamiento.
Un picor sospechoso
Como en casi todas las enfermedades, un factor decisivo para que el tratamiento funcione es recibirlo en un estado temprano de la afección. "La clave es identificar la sarna pronto y comenzar a aplicar el tratamiento rápido", recomienda Martínez. El dermatólogo de la AEDV explica que es importante acudir a un especialista porque la enfermedad puede confundirse por sus síntomas con otras afecciones y, si no se diagnostica de manera correcta, puede dar lugar a complicaciones.
"El picor en la piel es, sin duda, la causa más frecuente por la que los pacientes nos visitan en las consultas de dermatología. Es decir, un picor no siempre constituye una sospecha de tener sarna", dice el experto. "Ahora bien, si un paciente nunca ha experimentado antes picor en la piel y de repente aparece, si ese picor no le afecta al cuero cabelludo, si se intensifica por las noches y varias personas con las que convive también tienen picores, entonces debe acudir al especialista".
De hecho, cuando a una persona se le diagnostica una sarna, las personas con las que convive también reciben el tratamiento a fin de atajar la enfermedad antes incluso de que pueda manifestarse. La sarna es un problema de salud en auge en España y, por desgracia, lleva asociada un fuerte estigma en nuestra sociedad que la vincula a la falta de higiene o la pobreza. Derribar esta falsa creencia, normalizar estos casos y acudir pronto a la consulta médica es un paso fundamental para ponerle freno a su avance.