La enfermedad de Alzheimer ya es la causa de demencia más frecuente en España. Unas 800.000 personas se ven afectadas en nuestro país por esta enfermedad neurodegenerativa, según las últimas estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Estas cifras se podrían explicar, entre otros motivos, por una de las cuestiones que cada vez afecta más a la sociedad actual, la soledad. Hay otros factores de riesgo en los que resulta imposible revertir la probabilidad de sufrir demencia, como ser portador del genotipo ApoE4 o tener familiares de primer grado que hayan sufrido esta enfermedad.
Es por este motivo por lo que un grupo de investigadores españoles ha reunido para su estudio a 387 personas mayores neurológica y cognitivamente normales que tuvieran el genotipo ApoE4 —principal factor de riesgo genético de la enfermedad—, que informaran de antecedentes familiares de primer grado de alzhéimer, o que presentaran ambos factores de riesgo. No es de extrañar que los participantes tuvieran edades comprendidas entre 55 y 75 años, pues el alzhéimer es la primera causa de discapacidad neurológica en personas mayores de 65 años.
Pese a que los esfuerzos para obtener un tratamiento eficaz de esta enfermedad están siendo titánicos, la prevención y la detección temprana siguen siendo las únicas estrategias que disponemos actualmente para luchar contra esta enfermedad. Así, el reciente hallazgo de investigadores de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) podría contribuir a una detección temprana de la enfermedad en personas mayores con factores de riesgo, como el ApoE4 y los antecedentes familiares.
"Se trata, en último extremo, de detener la evolución del deterioro cognitivo antes de que aparezcan los primeros síntomas". Quien habla es José Luis Cantero, catedrático de Fisiología de la UPO y uno de los autores, junto con las investigadoras Marina Fernández-Álvarez y Mercedes Atienza, del estudio que se ha publicado en la revista Alzheimer’s Research & Therapy, y en el que revelan que las personas que muestran estos factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer presentan alteraciones de la mielina cortical.
Alteraciones en la mielina
Cantero señala que las lesiones de la enfermedad de Alzheimer se producen en el cerebro varias décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas. "Es decir, antes de que empiecen los problemas de memoria". Estas primeras lesiones afectan en gran medida al funcionamiento neuronal y a los circuitos cerebrales que controlan tanto la memoria como otras funciones cognitivas superiores.
"Las primeras lesiones de la enfermedad son los agregados de la proteína beta amiloide, que a su vez afectan a la mielita cortical". La mielina es una sustancia lipoproteica que envuelve las fibras nerviosas por donde viajan los potenciales de acción de las neuronas para comunicarse con otras neuronas. Las alteraciones de la mielina cortical podrían convertirse en una prometedora vía para detectar el alzhéimer en sus fases más tempranas.
Volviendo a la investigación, los autores han descubierto que las personas mayores con el genotipo ApoE4 o antecedentes familiares de primer grado de alzhéimer presentan afectaciones de la mielina en las mismas regiones de la corteza cerebral donde aparecen los primeros agregados de beta amiloide. Estas alteraciones de la mielina afectan al funcionamiento normal de circuitos corticales, y podrían promover la progresión del deterioro cognitivo que caracteriza a esta enfermedad neurodegenerativa.
Estas pequeñas alteraciones en la estructura de la mielina dan lugar a disfunciones en circuitos corticales, lo que afecta en última instancia a las funciones cognitivas superiores que precisamente promueven el deterioro cognitivo por el que se caracteriza esta enfermedad neurodegenerativa.
La presencia de la mielina cortical se estimó de forma indirecta en cada uno de los individuos a partir de imágenes de resonancia magnética cerebral cuyo contraste ha demostrado ser sensible a la mielina. "El grupo que más alteraciones de mielina presentó fue el que mostraba ambos factores de riesgo", apunta Cantero.
Aun así, las personas con un solo factor de riesgo presentaron más alteraciones de la mielina que el grupo que no portaba el genotipo ApoE4 ni tenía antecedentes familiares de la enfermedad, a pesar de tener la misma edad, sexo y años de educación que los grupos con factores de riesgo.
Las regiones de la corteza cerebral que mostraban alteraciones de mielina también presentaban déficits para establecer conexiones funcionales con otras regiones. "Estos déficits podrían estar causados no solo por las alteraciones de mielina sino también por la mayor concentración de patología de la enfermedad de Alzheimer".
Un indicador muy temprano
Ahora bien, las alteraciones de la mielina cortical no constituyen de momento un factor de riesgo más del alzhéimer. Sí que existen evidencias científicas de que personas con el genotipo ApoE4 y antecedentes familiares desarrollan más frecuentemente la enfermedad. De esta forma, las alteraciones de mielina cortical podrían ser un marcador muy temprano del daño cerebral en personas con estos factores de riesgo.
"Estas personas se podrían beneficiar de programas de estimulación cognitiva o de la aplicación no invasiva de estimulación cerebral dirigida a regiones de la corteza con alteraciones de mielina", propone Cantero.
Esta investigación se suma así a estudios previos en los que ha quedado demostrado que la sustancia gris de la corteza es uno de los compartimentos cerebrales más vulnerables a las primeras lesiones del alzhéimer. Se trata de una región del cerebro que facilita la sincronización de circuitos corticales que participan en diversas funciones cognitivas como la memoria.