Nuestro estilo de vida afecta a todo nuestro organismo, pero quizás el hígado se lleva la peor parte. Si tenemos en cuenta lo normalizado que está el consumo de alcohol o el alto porcentaje de obesidad en la población mundial, nos daremos cuenta del castigo que parece nuestro órgano encargado de eliminar toxinas. En España, una de cada cinco personas está en riesgo de padecer una enfermedad hepática, y las patologías relacionadas son ya la quinta causa de muerte en el mundo y la tercera de fallecimiento prematuro en nuestro país.
Teniendo esto en cuenta, y sabiendo que nunca es tarde para empezar a cuidarse, investigadores estadounidenses ha determinado que basta dedicar 30 minutos de ejercicio diario de lunes a viernes para mejorar la salud hepática. Estos 150 minutos semanales de actividad aeróbica de moderada a intensa puede reducir significativamente la grasa en el hígado, publican los científicos del Penn State College of Medicine de Pensilvania en The American Journal of Gastroenterology.
Su metanálisis de 14 estudios previos ha confirmado que esa es la cantidad de ejercicio necesaria para reducir la grasa hepática en pacientes con enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA, en sus siglas en inglés). Se trata de una patología que se produce por acumulación de grasa que el hígado no es capaz de eliminar. Al contrario que con la cirrosis, el alcohol no la causa del problema sino la alimentación obesogénica. Las consecuencias para la salud en cualquier caso son graves.
30% menos de grasa hepática
Uno de los investigadores, el hepatólogo Jonathan Stine del Centro Médico Penn State Health Milton S. Hershey, resume así sus conclusiones: "Nuestros hallazgos pueden dar a los médicos la confianza necesaria para recetar ejercicio como tratamiento para la enfermedad del hígado graso y no alcohólico (EHGNA)". Según el experto, "tener un objetivo concreto de actividad física que alcanzar será útil para que los profesionales de la salud y el ejercicio desarrollen enfoques personalizados que ayuden a sus pacientes a modificar su estilo de vida y volverse más activos".
El EHGNA afecta al 30% de la población mundial y puede derivar en cáncer de hígado. No existen por el momento tratamientos farmacológicos aprobados ni una cura eficaz, pero la ciencia ha demostrado que el ejercicio mejora la grasa hepática, además del estado físico, la composición corporal y la calidad de vida de los pacientes. Esta "dosis" de 150 minutos semanales ayuda a que los pacientes mejoren clínicamente, afirma Stine, reduciendo un 30% de grasa según las mediciones realizadas por resonancia.
Caminar o andar en bici
Junto a su equipo, Stine revisó 14 estudios con un total de 551 pacientes con hígado graso que participaron en ensayos controlados aleatorios con ejercicio físico. Evaluaron datos como la edad, el sexo, el índice de masa corporal, el cambio en el peso corporal, el seguimiento del régimen de ejercicio y la grasa hepática medida por resonancia magnética. Su objetivo principal pasaba por examinar la relación entre la actividad física y la mejora clínica relevante en la grasa hepática.
Con independencia de la pérdida de peso, el equipo descubrió que el ejercicio tenía más del triple de probabilidades de lograr una respuesta al tratamiento clínicamente significativa. En este caso, se refiere a la reducción del 30% o más de la grasa en el hígado, en comparación con la atención clínica estándar. En un análisis secundario pudieron determinar cuál era esa dosis óptima de actividad física que mejora los resultados clínicos. Descubrieron que el 39% de los pacientes a los que se les prescribió una tarea mayor o igual a 150 minutos semanales de caminata rápida, por ejemplo, lograron esta respuesta significativa en comparación al 26% de los que recibieron dosis menores de ejercicio.
Stine sostiene que el "ejercicio es una modificación del estilo de vida, por lo que el hecho de que pueda coincidir con la capacidad de las terapias en desarrollo para lograr el mismo resultado es significativo". Según el especialista, "los médicos que asesoran a estos pacientes deben recomendar esta cantidad de actividad de unos 30 minutos diarios caminando "a paso ligero o andando en bicicleta". Con todo, advierte, se precisa de más ensayos aleatorios controlados que validen sus hallazgos y comparen el impacto de diferentes dosis de ejercicio de forma directa.