La Universidad de California ha publicado recientemente un artículo científico que ha metido el miedo en el cuerpo a los adeptos de la manipedi. Si bien hacerse las uñas no es un ritual de belleza nuevo, en los últimos años se ha hecho muy popular y ahora es fácil toparse por la calle con personas que llevan estilismos con los que antes sólo Rosalía se atrevía. Este nuevo estudio ha disparado las alarmas entre los fans de las uñas semipermanentes; según explica, las lámparas para secarlas pueden estar relacionadas con ciertos casos de cáncer.
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"La radiación que emiten los secadores ultravioletas de uñas semipermanentes pueden dañar el ADN y grabar mutaciones permanentes en los genomas de fibroblastos embrionarios de ratón, fibroblastos de prepucio humano y queratinocitos epidérmicos humanos", resume el estudio. Ahora bien, el estudio californiano cuenta con una serie de particularidades que han llevado a otros científicos a pedir cautela: las condiciones en las que se ha llevado a cabo difícilmente se dan en la práctica diaria.
Por fortuna, el revuelo que se ha levantado con este estudio ha ido a coincidir con una de las reuniones del grupo de Fotobiología de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Nadie mejor en España para dar tranquilidad tras la noticia: "Es cierto que estas máquinas no son inocuas, ¡pero espérate, vamos a poner cordura!", advierte José Aguilera, coordinador de este grupo de la AEDV. Haciendo uso de los laboratorios de la Universidad de Málaga, Aguilera ha estudiado los efectos de estas polémicas lámparas.
Los 'peros' del estudio
En primer lugar, el estudio de la Universidad de California se realizó in vitro, es decir, que se realizó en células aisladas y no en seres humanos —porque no sería ético si se piensa que es dañino—. Para la investigación se utilizaron las células anteriormente citadas: embrionarias de ratón, de prepucio humano y de epidermis humana. "Aunque la luz ultravioleta A es dañina para la piel, no tiene el mismo efecto sobre unas células aisladas que sobre nuestra piel de manera directa", explica Aguilera. "Nuestra piel cuenta con defensas naturales que pueden reducir el riesgo de daños".
Además, los autores del estudio expusieron a la luz a estas células durante 20 minutos; en ese tiempo, entre el 20% y el 30% murieron y también se observaron mutaciones en el ADN de las mitocondrias. "Sin embargo, yo he preguntado en los locales donde se hacen este tipo de manicuras y el tiempo de exposición a la luz en ellos es ocho veces menor al que se ha utilizado en el estudio", destaca el experto. Estos locales sostienen que un período muy breve —entre los 90 y los 45 segundos— es suficiente para que las uñas semipermanentes estén listas.
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Estas lámparas pueden tener tubos fluorescentes o luces LED dependiendo del modelo, pero Aguilera explica que ambas emiten unos rayos UVA muy potentes. "La misma que podría llegarnos el día más soleado del año a las dos de la tarde", puntualiza. Esta es la razón por la que el experto afirma que estas lámparas no son inocuas; si te expones durante mucho tiempo puedes llegar a sufrir una quemadura y, en consecuencia, un daño celular en la piel afectada. Pero existen matices.
A las uñas con protección
Aguilera explica que hay que tener en cuenta el tipo de luz de la lámpara, la intensidad de la luz y, sobre todo, durante cuánto tiempo se mantienen manos o pies bajo ella. Vamos, que si nos hacemos las uñas semipermanentes una vez cada dos semanas y en cada sesión utilizamos la lámpara durante poco más de un minuto el riesgo de desarrollar cáncer es muy bajo. "Ahora bien, si te quieres quedar tranquilo puedes echarte la crema con protección solar de factor 50 que utilizas en la playa o unos guantes con agujeros en las puntas de los dedos para que la luz llegue a las uñas", aconseja el dermatólogo.
Al igual que otros muchos sanitarios, a Aguilera le ha sorprendido la preocupación que ha suscitado la exposición a estas lámparas: "Es más importante ponerse protección solar de marzo a octubre y muy poca gente lo respeta", alerta el médico. "Hemos realizado estudios en la Universidad de Málaga e incluso los estudiantes de Medicina sufren unas cinco quemaduras solares al año y se supone que ellos conocen bien los riesgos". Además, recuerda que si la piel se pone roja por el sol, ya se han dañado las células por el sol.
En la página de la Universidad de California, los autores del estudio explican que la idea de realizarlo surgió a partir del caso de una joven participante en desfiles de belleza que fue diagnosticada de un extraño caso de cáncer cutáneo en un dedo de la mano. A partir de este caso, los autores aseguran haber encontrado otros casos similares en el sector de los desfiles y la estética. "Me resulta muy extraño que estos casos fueran únicamente por las lámparas de manicura. En el mundo de la belleza las personas se broncean todo el cuerpo con estos tipos de luces, pero durante mucho más tiempo", razona el experto.