La esclerosis múltiple es una enfermedad multifactorial en la que intervienen desde la infección por un virus omnipresente hasta factores ambientales que regulan la respuesta inmune, pasando por las hormonas y, cómo no, la genética. Sobre esto último ha dado un nuevo y enorme paso un equipo de investigadores chinos, identificando tres genes cruciales en su aparición y acercando la posibilidad de diagnósticos más tempranos y tratamientos que cambien la historia de la enfermedad.
Los científicos, de los hospitales de China Oriental y Chengdu, en Sichuan, del sur de la región central de China, y Hainan, al sur del país, han realizado una criba de las proteínas y los genes involucrados en varios pasos.
Su trabajo ha sido publicado en la revista médica Annals of Clinical and Translational Neurology. Primero, han analizado muestras cerebrales de 376 pacientes pertenecientes a la base de datos Rosmap. Se trataba de analizar el proteoma (el conjunto de las proteínas presentes en un lugar concreto, igual que el genoma es el conjunto de los genes) de una parte muy concreta del cerebro: el córtex prefrontal dorsolateral, asociado a funciones ejecutivas que se deterioran con la progresión de la enfermedad.
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De ahí se obtuvieron 8.168 proteínas, de las que 1.475 podían tener asociaciones significativas ligadas a variaciones en los distintos genes. Estos datos se confirmaron con una segunda base de datos con 152 individuos.
El siguiente paso consistía en verificar los genes de procedencia de las proteínas. Para ello, tomaron como referencia una base de 41.505 genomas, 14.802 de esclerosis múltiple y 26.703 de pacientes sanos. De ahí surgieron 18 genes sospechosos.
La siguiente fase consistió en identificar las variantes genéticas compartidas. Un gen consiste en una doble cadena de nucleótidos, que pueden ser de cuatro tipos distintos. Variaciones en estos nucleótidos implican diferencias en las proteínas que fabrica: por ejemplo, un gen sirve para determinar el color de los ojos pero variaciones en su composición implican que este pueda ser azul, marrón, verde, etc.
Un viejo conocido y dos novedades
De los 18 genes sospechosos se identificó a seis cuyas variaciones se asociaban a la expresión de proteínas de forma cuantitativa, quedándose en seis. De ellos, un análisis de su expresión diferencial determinó que eran tres los que se ligaban a cambios presentes en los cerebros y la médula que conferían riesgo de esclerosis múltiple. Solo tres superaron esta criba final: FAM120B, ICA1L y SHMT1.
De ellos, solo uno se había asociado anteriormente con una posible susceptibilidad aumentada a la esclerosis múltiple: SHMT1. Los otros dos son nuevos, si bien ICA1L había sido identificado anteriormente con un riesgo aumento de enfermedad cerebrovascular.
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El hallazgo supone un paso más hacia la comprensión de una enfermedad degenerativa que padecen más de dos millones de personas en todo el mundo pero para la que hay pocas opciones de tratamiento y ninguna especialmente eficaz a la hora de frenarla.
Hasta el momento se conocía que los niveles de algunas proteínas están alterados en los cerebros de pesonas con esclerosis múltiple, pero se conocía poco a nivel genético. Se estima que solo el 0,64% de los casos de esclerosis múltiple se asocian a factores hereditarios, lo que quiere decir que no se trata de mutaciones concretas sino de cómo los genes se expresan en proteínas de forma que afecten a la actividad cortical.
Se sabe que la deficiencia de vitamina D, el sedentarismo, el tabaquismo o la alimentación influyen en la enfermedad. También se conoce que los estrógenos (la hormona femenina) tienen un papel fundamental: tres de cada cuatro casos se diagnostican en mujeres y esta diferencia no hace sino aumentar.
A principios de 2022, un estudio publicado en Science causó un gran revuelo al identificar el riesgo de la enfermedad por la infección con el virus de Epstein-Barr, un patógeno común que causa mononucleosis. Se cree que la repuesta inmune generada por la infección es crucial en el desarrollo de esclerosis múltiple, pero todavía queda definir por qué una amplia mayoría de personas contagiadas no acaba teniendo la enfermedad.
Uno de los mayores expertos en esclerosis múltiple de España, el jefe de Neurología del Vall d'Hebron Xavier Montalbán, señalaba recientemente que la inmunología está cobrando un gran protagonismo en el campo de las enfermedades neurodegenerativas y que de aquí a un tiempo se vería una eclosión de cómo impactan los trastornos inmunológicos en patologías como el alzhéimer o el párkinson.
"Va a haber una ventana tremenda para la investigación, es apasionante", comentaba durante la presentación de un fármaco para la esclerosis múltiple. "Pero todavía hemos de ser prudentes", afirmaba. El cada vez mayor conocimiento de cómo se origina la enfermedad permitirá no solo encontrar mejores tratamientos sino también identificar mejor a las personas de riesgo e iniciarlos antes, ralentizando el proceso degenerativo.