La técnica oriental practicada en España que reduce el riesgo de infarto y la hipertensión
Añadir esta práctica a nuestros hábitos como el ejercicio y la dieta aumenta su efecto protector contra la tensión arterial elevada.
9 diciembre, 2022 02:11La hipertensión sigue siendo el primer factor de riesgo a tener en cuenta para reducir el riesgo de accidente cerebrovascular o ictus, una enfermedad que afecta a 100.000 personas en España cada año. Se calcula que al menos uno de cada cuatro españoles lo sufrirá al menos una vez en la vida.
Con el objetivo de reducir el riesgo, la primera tarea es prevenir, reducir o al menos controlar la hipertensión mediante hábitos de vida saludables. La dieta y el ejercicio son los principales a tener en cuenta, pero ahora, según los resultados de un nuevo estudio piloto publicado en la revista Canadian Journal of Cardiology, habría uno más a tener en cuenta. Se trata de la práctica de yoga, algo que no suele aparecer en los consejos más típicos.
El yoga es una práctica de ejercicio y de meditación que emplean millones de personas en todo el mundo. La investigación científica apunta a que, como hábito de estilo de vida multifacético, puede mejorar positivamente tanto la salud general como el bienestar cardiovascular. En contrapartida, algunas alegaciones que se hacen sobre su capacidad terapéutica entran en el ámbito de las pseudoterapias.
[Hipertensión: los cinco grupos de alimentos que reducen la presión arterial si se toman a diario]
Si bien es cierto que los ejercicios de estiramiento y algunos componentes físicos de las prácticas de yoga comparten algunas similitudes, las diferencias son importantes. Como explica el autor principal del trabajo, el Dr. Paul Poirier del Instituto del Corazón y los Pulmones de la Universidad Laval de Quebec (Canadá), "el objetivo de este estudio piloto fue determinar si la suma del yoga a un régimen regular de entrenamiento con ejercicios reduce el riesgo cardiovascular".
Poirier explica que hay evidencias de los resultados cardiovasculares de estas prácticas, pero "existe una variabilidad considerable en los tipos de yoga, los componentes, la frecuencia, la duración de la sesión y de los ejercicios, y su intensidad". El objetivo, por tanto, fue aplicar un "enfoque científico riguroso" para identificar los factores de riesgo cardiovascular para los cuales el yoga sería beneficioso, y cómo podría aplicarse "como forma de prevención primaria".
Así, los investigadores reclutaron a 60 personas con hipertensión arterial y síndrome metabólico previamente diagnosticados para un programa de entrenamiento físico. Durante 3 meses, los participantes se dividieron en 2 grupos, los cuales realizaron 15 minutos de yoga estructurados o bien estiramientos, además de 30 minutos de ejercicio aeróbico al menos 5 veces por semana.
Se tuvieron en cuenta parámetros como la tensión arterial, medidas antropométricas (peso, altura IMC), niveles de proteína C reactiva, glucosa y lípidos, y puntuaciones de riesgo de Framingham y Reynolds, dos tipos de tablas de riesgo cardiovascular. Al inicio del estudio no hubo diferencias entre los grupos a nivel de edad, sexo, consumo de tabaco, IMC, tensión arterial sistólica y diastólica en reposo, frecuencia cardíaca en reposo y presión del pulso.
Tras el paso de los 3 meses de estudio, se observó una reducción de la tensión arterial sistólica y diastólica en reposo, la tensión arterial media y la frecuencia cardíaca en ambos grupos. Pero, además, el grupo que practicó yoga también obtuvo una reducción superior de la tensión arterial sistólica de hasta 10 mmHg respecto a los 4 mmHg del grupo de estiramientos. Así mismo, la práctica de yoga también se asoció con una menor frecuencia cardíaca en reposo, y un menor riesgo cardiovascular calculado a los 10 años según la puntuación de riesgo de Reynolds.
Ya en estudios anteriores se habría sugerido que la práctica de yoga beneficia a los pacientes hipertensos, pero el mecanismo exacto mediante el cual se producen estos efectos positivos aún se desconoce. Sin embargo, este nuevo ensayo clínico aleatorizado mostraría que sus beneficios no pueden atribuirse solo a los estiramientos físicos, sino que hay algo más.
Para finalizar, los investigadores sugieren que este estudio piloto proporciona evidencia de que el yoga podría ser una opción de terapia no farmacológica adicional para reducir el riesgo cardiovascular y mejorar el control de la hipertensión, dentro de un programa de ejercicio físico como forma de prevención primaria.