El suicidio entre la población adolescente es un problema de salud pública que requiere de medidas urgentes. Según el Barómetro Juvenil. Salud y Bienestar, el 35% de los jóvenes reconoce haber experimentado ideas suicidas al menos una vez en el último año. La cifra es todavía más alarmante si se mira entre los colectivos más vulnerables, como los trans. En su caso, tienen entre cuatro y cinco veces más probabilidades de desarrollar este tipo de conductas.
Así lo expone un estudio que publica The Lancet Child & Adolescent Health y que tiene el mérito de ser la primera investigación en utilizar una muestra lo suficientemente grande como para ser representativa de la problemática del suicidio en la población transgénero. "Lamentablemente, confirma las pruebas existentes de que los intentos de suicidio y autolesión son más comunes entre los jóvenes transgénero o no binarios", afirma Nadir Yehya, médico en el Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP) y autor principal del trabajo.
Según éste, el suicidio o la autolesión supone la causa de ingreso hospitalario en el 66% de los jóvenes con disforia, mientras que, para los jóvenes sin disforia, representa tan sólo el 5%. "Esta conclusión es coherente con otros estudios previos que nos alertaban de la existencia de un riesgo de ideas suicidas, intentos de suicidio y mortalidad por suicidio aumentado en personas LGTBIQ+ en comparación con sus iguales heterosexuales y cisgénero", valora a EL ESPAÑOL Miguel Guerrero, coordinador de la Unidad de Prevención e Intervención en Conducta Suicida UPII Cicerón.
Adrián Carrasco, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria y miembro del Grupo de Salud LGTBIQ+ de la Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria, coincide con la conclusión de Guerrero. En declaraciones a Science Media Centre España, ha destacado, además, la "alta calidad" del estudio, del que resalta la gran base de datos con la que ha contado y su "sólida metodología".
Un grupo vulnerable
Los investigadores han elaborado sus conclusiones a través del análisis de datos de más de dos millones de adolescentes, hospitalizados por cualquier causa, entre los seis y los 20 años de edad. Luego, dividieron a los jóvenes en dos grupos, con y sin disforia, y determinaron cuáles eran las tasas de ingresos por suicidio en ambos grupos. Como se avanzaba al comienzo de este artículo, éstas eran hasta cinco veces mayor entre la población trans.
"Sin duda, dentro de los grupos vulnerables y de mayor riesgo suicida en nuestros menores y jóvenes, se engloba a este colectivo", prosigue Guerrero, que apunta, además, que no hay que perder de vista el fenómeno de la interseccionalidad. Ocurre cuando se pertenece a varios grupos vulnerables simultáneamente, como ser transexual, víctima de abusos o acoso, migrante y padecer algún trastorno mental.
La investigación, además, aporta otro punto interesante para comprender la fenomenología del suicidio en adolescentes trans. Según constata, las cifras han crecido en tan sólo tres años. En el primer año de medición del estudio, 2016, el porcentaje de adolescentes con disforia de género que ingresaban por suicidio era del 41%. En 2019, llegó al citado 66%.
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"Para ayudar a este grupo vulnerable y prevenir adversidades, debemos reducir la discriminación que sufren", concluye Yehya, que insta a los profesionales sanitarios a revertir este problema "proporcionando una atención que afirme más el género de estos niños cuando están hospitalizados".
Entre las medidas que propone para tal fin, están el dirigirse a los pacientes usando su nombre y pronombre sentido, ayudarles a entrar en contacto con servicios médicos especializados en afirmación de género y hacer seguimiento de los pacientes para prevenir recaídas autolesivas. "Esto va en la línea de estudios previos, que afirman que una atención afirmativa y respetuosa con la identidad de género son abordajes positivos a la hora de proporcionar cuidados en el ámbito sanitario a esta población", termina Adrián Carrasco.
Unas cifras similares
Dicho abordaje no es lo único que cuenta con evidencia previa. El suicidio en la población transexual es un punto que ya ha sido abordado por la comunidad científica, con resultados, además, en la misma línea del actual. Es el caso de una investigación llevada a cabo por profesionales canadienses y que sugería que el riesgo de ideaciones suicidas es cinco veces mayor en los adolescentes que no se sienten identificados con su sexo biológico en comparación con la población cisheterosexual. Mayor era el riesgo que se le atribuía al intento de suicidio: 7,6 veces mayor.
El propio Guerrero señalaba recientemente en unas jornadas celebradas por la Junta de Andalucía sobre la prevención del suicidio en jóvenes y adolescentes, que el colectivo LGTBIQ+ tiene cuatro veces más riesgo de quitarse la vida que sus homólogos hetero/cisgénero.
Entre las causas que explican esta problemática está la constante discriminación y el estigma al que se enfrenta el colectivo. Un reportaje publicado por EL ESPAÑOL puso ya de manifiesto estos problemas con el testimonio de adolescentes trans y sus padres. "No es un ataque puntual, es el gota a gota de mensajes de rechazo que hacen que no puedan seguir adelante", relataba Bea Server, portavoz de la Asociación de familias de menores trans Naizen.
"Esto es lo que conocemos como microagresiones y, efectivamente, junto a la discriminación que sufren en gran proporción, pueden aumentar la vulnerabilidad a padecer trastornos psicológicos, como la depresión, ansiedad, estrés postraumático, consumo de tóxicos, así como generar mayores niveles de indefensión, desesperanza o impotencia", explica Guerrero.
Sin embargo, el experto matiza que el suicidio es una conducta humana tan "compleja y poliédrica" que no es posible afirmar que exista una única causa o causa principal. En cada caso confluye una serie de factores que hay que tener en cuenta. No obstante, si algo tiene claro, es que no se pueden eliminar los factores sociales, ambientes y/ o contextuales de la ecuación que explica estas conductas.
Adolescencia, un periodo crítico
Un informe elaborado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) denuncia que, en nuestro país, el 25,7% de los trans afirmaron haber sufrido aislamiento, el 23,5% insultos, un 12% acoso y un 10,3% ciberviolencia. El mismo documento arrojaba también algo de luz a los datos de suicidio de este colectivo en nuestro país: hasta un 61,1%
Al deterioro de la salud mental, por otro lado, se le suman otras causas. De hecho, una de las clamas de expertos en salud LGTBIQ+ es que, para evitar que se den trastornos de salud mental entre la población trans, es muy importante que los procesos de reasignación de género se inicien en una edad relativamente pronta.
Una investigación editada en JAMA apoyaba esta sugerencia. Concluía que las personas que se habían sometido a intervenciones quirúrgicas de afirmación de género tenían menos probabilidades de sufrir trastornos psicológicos en comparación con los que no habían pasado por ellas.
Sea cual sea el factor principal, no hay que olvidar que la adolescencia es un periodo especialmente vulnerable para el desarrollo de problemas de salud mental. "Es una etapa crítica en el ciclo vital de la persona y muy importante. Se abre un tiempo de cambios profundos, que afectan no sólo a lo biológico y lo corporal, también a la configuración de la personalidad, la identidad", razona Guerrero, que deja una última reflexión para el final: "A veces decimos que a los adolescentes les cuesta buscar ayuda, pero debemos cuestionarnos todos la calidad y cantidad de ayuda y apoyos que estamos dispuestos a dar".