Un estudio de la Universidad Edith Cowan (Australia) ha confirmado la relación genética entre los trastornos intestinales y la enfermedad de Alzheimer, lo que podría conducir a una detección más temprana y a nuevos tratamientos potenciales.
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El alzhéimer destruye la memoria y la capacidad de pensar y es la forma más frecuente de demencia. No tiene tratamientos curativos conocidos y se espera que afecte a más de 82 millones de personas en 2030.
Estudios observacionales anteriores han sugerido una relación entre el alzhéimer y los trastornos del tracto gastrointestinal, pero lo que subyace a estas relaciones no estaba claro, hasta ahora.
Este trabajo, publicado en la revista científica Communications Biology, ha aportado ahora nuevos conocimientos sobre estas relaciones al confirmar un vínculo genético entre el alzhéimer y múltiples trastornos intestinales.
El estudio analizó grandes conjuntos de datos genéticos del alzhéimer y de varios estudios sobre trastornos intestinales, cada uno de ellos con unas 400.000 personas.
El director de la investigación, Emmanuel Adewuyi, ha afirmado que se trata de la primera evaluación exhaustiva de la relación genética entre la enfermedad de Alzheimer y los múltiples trastornos intestinales.
Nueva diana terapéutica
El equipo descubrió que las personas con Alzheimer y trastornos intestinales tienen genes en común, lo cual es importante por muchas razones.
"El estudio aporta una nueva visión de la genética que subyace a la coexistencia observada del alzhéimer y los trastornos intestinales. Esto mejora nuestra comprensión de las causas de estas afecciones e identifica nuevos objetivos a investigar para detectar potencialmente la enfermedad de forma más temprana y desarrollar nuevos tratamientos para ambos tipos de afecciones", ha comentado el doctor Adewuyi.
Aunque el estudio no concluye que los trastornos intestinales causen la enfermedad de Alzheimer o viceversa, los resultados son enormemente valiosos. Estos resultados aportan más pruebas para apoyar el concepto del eje intestino-cerebro, un vínculo bidireccional entre los centros cognitivos y emocionales del cerebro y el funcionamiento de los intestinos.
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Cuando los investigadores realizaron un análisis más profundo de la genética compartida, descubrieron otros vínculos importantes entre el alzhéimer y los trastornos intestinales, como el papel que puede desempeñar el colesterol.
Un enemigo peligroso
Los niveles anormales de colesterol han demostrado ser un riesgo tanto para el alzhéimer como para los trastornos intestinales. "El estudio de las características genéticas y biológicas comunes a la enfermedad de Alzheimer y a estos trastornos intestinales sugiere que el metabolismo de los lípidos, el sistema inmunitario y los medicamentos para reducir el colesterol desempeñan un papel importante", detalla Adewuyi.
Aunque hay que seguir estudiando los mecanismos comunes a ambas enfermedades, hay pruebas de que el colesterol elevado puede llegar al sistema nervioso central y provocar un metabolismo anormal del colesterol en el cerebro.
"También hay pruebas que sugieren que los lípidos sanguíneos anormales pueden ser causados o empeorados por las bacterias intestinales (Helicobacter pylori), lo que apoya el papel potencial de los lípidos anormales en el alzhéimer y los trastornos intestinales. Por ejemplo, el colesterol elevado en el cerebro se ha relacionado con la degeneración cerebral y el posterior deterioro cognitivo", esgrime Adewuyi.