"Lo mejor para el cáncer de riñón es el diagnóstico precoz, porque con eso y un tratamiento quirúrgico en estadios iniciales la curabilidad es prácticamente absoluta". Así de claro se mostraba Luis Antón Aparicio, antiguo jefe del Servicio de Oncología del Hospital Universitario de A Coruña (Chuac), sobre los tumores de células renales.
Aparte de su experiencia como profesional, él sabía bien de lo que hablaba; también era un superviviente de un cáncer de riñón. Según contó en una entrevista en 2019, su diagnóstico fue "por casualidad", lo descubrió en una revisión médica a la que había acudido por otras causas. "Muchas veces no le damos importancia a los síntomas", sentenciaba.
Antón Aparicio fallecía este abril de 2022, pero su historia de supervivencia es un gran ejemplo para que el mensaje de la prevención y la alerta cale entre la sociedad. Así pues, toca preguntarse: ¿cuáles son los síntomas que anuncian un cáncer de riñón?
El primero de ellos es la hematuria, es decir, la presencia de sangre en la orina. Ya sea en pocas cantidades o en abundancia, siempre que alguien presente este síntoma debe acudir a su médico, ya que puede ser una señal de esta enfermedad o de otras dolencias graves, como el cáncer de vejiga.
La triple asociación
Además, puede darse dolor en el costado y la aparición de masa extraña en el mismo lugar. Junto con la hematuria, esto se conoce como la triple asociación, aunque desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) advierten que los tres síntomas en conjunto tan sólo suelen darse en el 10% de los casos. La sangre en la orina por separado, en cambio, es mucho más frecuente.
Otra de las señales que puede causar alerta es la anemia, debido a la hemorragia lenta que se está produciendo. A consecuencia de la afección en la sangre, también es posible que la persona sufra fatiga y cansancio.
La SEOM apunta que la fiebre es otro de los síntomas que se debe vigilar, aunque sólo en el caso de que no venga acompañada de un resfriado, gripe u otra infección.
La misma institución indica que hay otros dos signos de alerta, aunque son mucho menos frecuentes. Se trata de la policitemia, un trastorno de la sangre que provoca un aumento de hemoglobina; y la hipercalcemia, una enfermedad en la que el nivel del calcio en sangre está por encima de lo normal.
Como se puede comprobar, la mayoría de los síntomas son muy variados y es normal que se puedan asociar a otras causas u otorgarles menos importancia, lo que retrasa en gran medida el diagnóstico. Además, como alertan desde la American Society of Clinical Oncology, el cáncer de riñón no suele presentar signos en sus primeras etapas, por lo que la mayoría acaban siendo detectados de manera accidental. En base a las cifras de la SEOM, hasta un 40% se diagnostica de manera casual, cuando el afectado se realiza una ecografía o un TAC por otras razones.
Análisis de orina
Por eso, se debe incidir en la importancia de controles periódicos, sobre todo a partir de los 50, la edad en la que esta enfermedad se vuelve más frecuente. Como primera prueba de cribado están los análisis de orina, ya que a veces la sangre no es perceptible al ojo humano y sólo se ve a través de un microscopio.
Los hombres son los que deben prestar especial atención al cáncer de riñón. Se calcula que afecta dos veces más a varones que a mujeres. Según el informe Las cifras del cáncer en España 2022, se detectaron en nuestro país 5.572 casos en hombres, frente a los 2.506 en mujeres.
En conjunto, se encuentra entre uno de los cánceres más diagnosticados en España. Ocupa el octavo puesto, por detrás del de colón y recto, mama, pulmón, próstata, vejiga, linfomas no hodgkinianos y páncreas.
Como parte de su prevención, es importante señalar que existen varios factores de riesgo. El primero de ellos es la obesidad. Según el Global Cancer Observatory (GCO) se estima que, a nivel mundial, 65.000 casos de cáncer de riñón fueron provocados por esta circunstancia y, al parecer, el 50% de los diagnosticados tiene un índice de masa corporal por encima de la media.
El tabaquismo es otro de los agentes que incrementa el riesgo de desarrollar este tumor, concretamente el doble en comparación con una persona que no fuma. Las personas con enfermedad quística renal adquirida sometidas a diálisis crónica también son una población de riesgo y se estima que el 30% de ellos desarrollan un cáncer renal.
Importante señalar, por otro lado, la exposición a ciertos productos químicos, como el cadmio, asbesto y amianto (estos dos últimos son tan similares que pueden incluirse en el mismo grupo).
Alta supervivencia
Todas estas sustancias están señaladas por la American Cancer Society como potencialmente cancerígenas y mientras que la primera se ha utilizado normalmente en la fabricación de baterías, pigmentos y revestimientos de metal, por lo que la población afectada solía ser trabajadores del sector, el asbesto y el amianto forman parte de construcciones, como viviendas u otras instalaciones.
La SEOM, asimismo, señala al uso indiscriminado de analgésicos, en este caso aspirina, como otro factor de riesgo.
Si bien la mayoría de los cáncer de riñón se desarrollan sin una causa fija, existe un pequeño porcentaje relacionado con síndromes hereditarios. Los expertos recomiendan a aquellos que tienen un familiar de primer grado diagnosticado de cáncer renal antes de los 40 años que se realicen pruebas específicas, ya que podría existir un componente hereditario.
Si se diagnostica a tiempo y el tumor está localizado, la supervivencia a los cinco años es hasta del 80%. En España, para ambos sexos, en ese periodo de tiempo está por encima del 60%, una de las más elevadas.
Mientras tanto, además del cribado y la atención, el Grupo Español de Pacientes con Cáncer recomienda, para intentar reducir aún más las cifras, dejar de fumar, mantener un peso saludable y controlar la presión arterial alta. Sólo así se logrará aislar cada vez más a esta enfermedad.