La eterna juventud estaría muy cerca de ser una realidad -o incluso se podría decir que lo es- si, en vez de buscarse en seres humanos, se intentara sólo en animales de laboratorio. En distintas especies, de hecho, ya se han observado experimentos donde se consigue que estos vivan mucho más tras la aplicación de distintas sustancias, desde la metformina -un fármaco para la diabetes- a la rapamicina, un inmunosupresor que se receta a los pacientes que han recibido un trasplante.
Pero trasladar los resultados en animales a humanos es otro cantar y es un cantar que requiere, además, mucho dinero. De ahí, que en la investigación contra el envejecimiento se hayan metido millonarios como Jeff Bezos, el fundador de Amazon o Larry Page, el de Google.
Un nuevo millonario acaba de entrar en la carrera, según ha adelantado el portal MIT Technology Review. Se trata de la familia real saudí, que ha fundado una nueva organización sin ánimo de lucro que financiará con mil millones de dólares al año. Para hacerse a la idea de la magnitud, el Gobierno de EEUU -uno de los más generosos en investigación- gasta cada año 325 millones.
La entidad se denomina Fundación Hevolution -un término que se deriva de las palabras en inglés health (salud) y evolution (evolución)- y, aunque no se ha presentado formalmente, tiene un objetivo claro: llevar a cabo ensayos clínicos con humanos de fármacos que potencialmente retrasarían el envejecimiento.
Que la financie los royals saudíes no significa que la institución vaya a estar liderada de forma práctica por ellos. De hecho, los primeros nombres que se han conocido no son personas de esta nacionalidad, sino primeros espadas de la investigación antienvejecimiento de todo el mundo.
El primero viene con polémica, como resaltan en el foro Rapamycin news, una curiosa página de tecnólogos que no se identifican y que apuestan por la investigación y posterior uso de este fármaco como medicamento antienvejecimiento, aunque no esté aprobado con esta indicación.
Esta web ya se hizo eco del nacimiento de la nueva fundación y publicó un artículo con sus -a priori- pros y contras. Y en ambas categorías se engloban algunos de los nombres que se ha sabido que formarán parte de ella.
Así, el CEO de Hevolution es Mehmood Khan, un antiguo endocrinólogo de la Clínica Mayo que, sin embargo, tiene una mancha en su expediente, al menos para los de Rapamycin news. Khan fue el director científico de PepsiCo, la empresa fabricante de uno de los refrescos azucarados más conocidos del mundo. Un producto, huelga decirlo, muy poco saludable.
Khan es el firmante de una carta que define los objetivos de la nueva fundación. "Es la primera organización sin ánimo de lucro que busca avances terapéuticos relacionados con la edad con el compromiso de financiar el descubrimiento científico global e invertir en empresas privadas y empresarios que se dedican a promover la ciencia del envejecimiento. A través de la aceleración de la ciencia, podemos desacelerar el envejecimiento y sus consecuencias", comienza.
Junto a él, en el equipo directivo se encuentra otro científico muy conocido: el chileno Felipe Sierra, que estudió y desarrolló toda su carrera en EEUU y que fue durante 13 años director de la División de Biología del Envejecimiento de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de este país.
Los otros dos miembros del comité de dirección sí están directamente relacionados con el financiador de la fundación, ya que son la princesa Haya Bint Khaled Al Saud -eso sí, con un doctorado en Ciencias por el Imperial College de Londres- y Ibrahim Al-Suwaiyel, que ha tenido varios cargos públicos y privados, pero siempre en Arabia Saudí.
En cuanto al consejo de administración, el asunto cambia: predominio total de miembros de la familia real saudí y sólo tres ajenos. Uno de ellos es el multimillonario estadounidense Ronald Burkle, fundador de The Yucaipa Companies y reciente comprador del rancho Neverland. Los otros dos son el empresario australiano Andrew Liveris y el empresario rusobritánico Yevgueni Aleksándrovich Lébedev, propietario del periódico Evening Standard e hijo de un antiguo miembro de la KGB. Si están buscando alguna mujer, olvídenlo.
Ya se ha contado cuál es el objetivo de la fundación, que no sólo dará ayudas y becas a proyectos de investigación interesantes, sino que también está abierta a fundar compañías biotecnológicas innovadoras en esta cuestión.
Aunque en la web de la fundación no se afirma que los frutos del trabajo vayan a ir dirigidos específicamente a los habitantes de Arabia Saudí, MIT Technology Review ha tenido acceso a documentación interna donde se registra la preocupación por enfermedades que afectan en demasía a este país, como la diabetes y la obesidad. Enfermedades ambas que se consideran prevenibles y relacionadas por tanto con la investigación en antienvejecimiento.
Aunque la comunidad científica especializada en antienvejecimiento ha recibido con entusiasmo la creación de esta fundación, también se apunta a posibles consecuencias negativas. ¿Qué pasaría si estos ensayos concluyen en intervenciones antienvejecimiento muy costosas? ¿Envejecerían sólo los pobres y se mantendrían los ricos jóvenes durante muchísimos años?
En cualquier caso, lo que está claro es que la investigación tanto básica como clínica dará un empujón con este dinero inesperado. Aunque la fuente sea una familia real cuestionada por su respeto a los derechos humanos.