El físico, los estilismos y hasta la dieta de la reina Letizia llevan acaparando titulares desde antes de la boda real. Algunas pistas de sus hábitos alimenticios están en sus habituales visitas a tiendas y restaurantes ecológicos de Madrid. Además, durante sus labores como Embajadora Especial para la Nutrición de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), ha comentado lo siguiente: "La ayuda humanitaria debe tener en cuenta que nutrir es algo más que alimentar, las calorías que se consumen no deberían estar vacías de nutrientes".
También es una clara seguidora de la dieta Mediterránea, algo que ella misma ha mencionado en otro de sus discursos: "Les invito a que comprueben las bondades de la dieta mediterránea que, como saben, es más que un patrón alimentario, es una forma de vida también". Muchos de los productos que consume están comprados en Frutas Vázquez, lugar hasta el que se ha desplazado en persona alguna vez para escoger de primera mano frutas y verduras.
Otros establecimientos como Mama Campo confirmaron que tanto ella como Felipe habían estado en el restaurante, conocido por una carta elaborada con ingredientes procedentes de agricultura y ganadería ecológica. Además de visitas a ferias ecológicas como BioCultura, en Madrid.
Sin embargo, los alimentos y bebidas ‘healthy’ son unas aguas complicadas de navegar y caer en dietas o superalimentos que carecen de evidencias científicas, en cuanto a efectividad sobre el organismo, es habitual. La reina Letizia no está a salvo de esto y en algunas ocasiones ha adoptado rutinas que no terminan de ser vistas con buenos ojos por los nutricionistas.
Dieta Perricone
Su afición al yoga y una rutina de ejercicio férrea se complementan con una dieta conocida por tener adeptas como Gwyneth Paltrow o Julia Roberts, la dieta Perricone, un régimen antiedad diseñado por el dermatólogo estadounidense Nicholas Perricone.
Como el propio doctor reconoce, "uno de mis máximos orgullos como médico e investigador es haber descubierto el papel de ciertos nutrientes clave y su impacto sobre la belleza, la salud y la longevidad. Cuando hablo de los superalimentos me refiero a aquellos con destacables propiedades antiinflamatorias, saludables y rejuvenecedoras, por desgracia muy olvidadas en el mundo de comida rápida y procesada de hoy".
Aunque la mayoría de las personas que han seguido esta dieta han perdido peso, no está diseñada para ello, sino para prevenir la inflamación y la oxidación celular. "Todos los músculos, los órganos, los huesos, los cartílagos, la piel y los anticuerpos que protegen contra las enfermedades están hechos de proteínas. Sin embargo, nuestro cuerpo no almacena proteínas y cada día que pasamos sin ingerir proteínas, es un día que envejecemos", destaca el doctor.
Según se publicita, con 28 días siguiendo este régimen los resultados serán ya visibles. El plan se distribuye en cinco comidas que pretenden acelerar el metabolismo pero con sensación de saciedad. El salmón es su eje principal, al igual que el atún y las sardinas. También incluye semillas de chía, frutos secos y aceite de oliva. Además de verduras ricas en ácido alfa lipoico como las espinacas o el brócoli. Proteínas de alta calidad como los huevos o el yogur natural e hidratos de carbono complejos para aportar así fibra.
No existen las dietas milagrosas
A primera vista no parece una dieta muy restrictiva, pero esconde algunos problemas. "Esta dieta promete resultados casi milagrosos en 28 días, desde una piel más firme y luminosa como una pérdida de peso de entre 8 y 10 kilos. Esto la acerca al concepto de dieta milagro y puede frustrar a las personas que la sigan y no obtengan estos resultados", explica Concepción Martínez, nutricionista deportiva.
La dieta Perricone controla mucho la cantidad de fruta, posiblemente para no subir el consumo de azúcares. Sin embargo, como coinciden muchos nutricionistas, no es comparable el consumo de azúcares añadidos de alimentos procesados con la fructosa de la fruta, que viene acompañada de fibra y vitaminas. De hecho, esta dieta restringe el consumo de frutas como mango, naranja, papaya, sandía, banana o uva; además de vegetales como calabaza, zanahoria o patatas. Alimentos ricos en nutrientes y antioxidantes necesarios para el correcto funcionamiento del organismo como la vitamina C, algunos flavonoides o vitamina A.
"La prohibición de estos alimentos no cuadra con la definición de una alimentación saludable", señala Martínez. Además, promete un rejuvenecimiento de la piel, algo que varios estudios han demostrado que no es posible. En concreto señalan que alterar las propiedades de la piel mediante la alimentación no es posible.
La kombucha no es ningún elixir mágico
Otra de las obsesiones de Letizia es la bebida kombucha, que muchas ‘celebrities’ han señalado como el elixir de la eterna juventud que promete de todo, tanto que se ha puesto de moda. Este té fermentado gracias a un cultivo de una simbiosis entre bacterias y levadura, contiene azúcar, vitamina B, antioxidantes y algo de alcohol. Algunos investigadores han tratado de ahondar en estas propiedades milagrosas de la kombucha, sin encontrar evidencia alguna de sus beneficios.
No quiere decir que sea peligroso para el consumo humano pero sus beneficios ni están ni se les espera. También se han reportado reacciones alérgicas a esta bebida, malestar y náuseas, además de hepatotoxicidad y acidosis láctica, según la Adrac, un organismo asociado al Departamento de Salud del Gobierno de Australia. Problemas agravados si es de elaboración casera, ya que la probabilidad de contaminación del alimento en estas condiciones es muy alta.
Azúcar no, pero eritritol sí
En julio de 2020, la propia Letizia confirmó que en palacio no se consume azúcar, tampoco sacarina o estevia. Sin embargo, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, en las cocinas de palacio se usa únicamente eritritol, el edulcorante de moda entre los deportistas de élite y las superestrellas internacionales.
Este polialcohol de origen natural, que se encuentra en frutas y vegetales, tiene un escaso valor calórico, inferior a 0,2 kcal por gramo. Su capacidad de endulzamiento se acerca hasta en un 70% a los azúcares añadidos. Sin embargo, aunque sea muy bajo caloricamente no es inocuo, su consumo continuado y en exceso ha demostrado tener perjuicios para la salud como la alteración de la microbiota intestinal.
"Estos edulcorantes no son perjudiciales para la salud, ya que son aditivos aprobados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, sin embargo, a algunas personas les puede complicar la digestión, ya que no se absorben en sangre, pasan a través del intestino y allí son fermentados, provocando algo más de flatulencias y digestiones lentas", subraya Martínez. Además, el acostumbrarse al uso continuado de este edulcorante podría provocar resistencia a la saciedad con sabores dulces, según algunos estudios.