Bartley Griffith, el cirujano que trasplantó el corazón de un cerdo a un hombre, David Bennett, que falleció en marzo pasado, dos meses después de la operación, ha revelado que en la investigación de la muerte del paciente hallaron ADN de un virus (citomegalovirus porcino) dentro del órgano trasplantado, aunque no existía una infección activa en el momento de examinarlo.
El descubrimiento ha sido publicado por la MIT Technology Review, que cita una presentación científica que hizo el médico el mes pasado ante la Sociedad Americana de Trasplantes, donde explicó el hallazgo.
Bennett se estaba muriendo, por lo que no era apto para un trasplante de corazón humano y aceptó someterse a la operación experimental de la Universidad de Maryland con un corazón de un cerdo modificado genéticamente para reducir el riesgo de que su sistema inmunitario lo rechazara.
El animal donante estaba sano, había superado las pruebas exigidas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para detectar infecciones y se había criado en unas instalaciones diseñadas para evitar que los animales propagaran infecciones. Revivicor, la empresa que proporcionó el animal, declinó hacer comentarios.
El equipo de Maryland indicó que Griffith describió que su paciente, aunque muy enfermo, se había recuperado bastante bien del trasplante cuando una mañana se despertó peor, con síntomas similares a los de una infección. Los médicos le hicieron numerosas pruebas para tratar de entender la causa, y le dieron a Bennett una serie de antibióticos, medicamentos antivirales y un tratamiento de refuerzo inmunológico. Pero el corazón del cerdo se hinchó, se llenó de líquido y acabó dejando de funcionar.
Dado que algunos virus son "latentes", es decir, que están al acecho sin causar la enfermedad, "podría ser un autoestopista", advirtió el doctor Griffith. Los investigadores están desarrollando pruebas más sofisticadas para asegurarse de que no pasan "por alto este tipo de virus", según añadió el Muhammad Mohiuddin, director científico del programa de xenotrasplantes de la Universidad de Maryland.
"¿Qué estaba haciendo el virus, si es que estaba haciendo algo, que pudiera haber causado la hinchazón de su corazón?", se preguntó Griffith. "Sinceramente, no lo sabemos", añadió. La reacción tampoco parecía ser un rechazo de órgano típico, apuntó, y recordó que la investigación aún está en curso.
Mientras tanto, los médicos de otros centros médicos del país han estado experimentando con órganos de animales en cuerpos humanos donados y están ansiosos por intentar pronto estudios formales en pacientes vivos. No está claro cómo afectará el virus del cerdo recién hallado a esos planes.