El cáncer de próstata es el tumor más diagnosticado en hombres en España. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2022 se detectarán cerca de 31.000 casos. Si bien, afortunadamente, sus cifras de mortalidad no son tan altas, 5.922 personas fallecieron a causa de esta enfermedad en 2020.
La gran distancia entre casos detectados y defunciones se debe a que la gran mayoría de los cánceres de próstata crecen y se propagan lentamente. Como refleja la Sociedad Estatounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), según los últimos los estudios, se descubrió cáncer de próstata en autopsias de hombres de edad avanzada que habían muerto por otras causas. "Nunca les afectó durante sus vidas", sentencian desde la institución americana.
Además, los sistemas de detección precoz son clave para frenar el avance del cáncer de próstata. En países de ingresos medios y altos, menos del 10% se diagnosticará de inicio en fase metastásica. La mayoría de los casos se detectarán en una fase localizada.
Para que esto pueda ser posible, también es muy importante tener claro cuáles pueden ser los primeros síntomas de la enfermedad. En las primeras fases, cuando el tumor está limitado a la próstata, puede ser asintomático, aunque pueden presentarse síntomas obstructivos de la orina leves, como aumento en la frecuencia de la micción, sobre todo por las noches; dificultad para orinar, escozor durante el proceso o interrupción del chorro de orina.
Cuando el tumor está en una fase más avanzada, pero todavía localizada, estos síntomas obstructivos son más evidentes y se manifestarán con sangre en la orina o con infecciones.
En el caso de que el cáncer esté más extendido, pueden aparecer edemas, hinchazón de las piernas, provocado por el crecimiento de ganglios linfáticos regionales; dolores óseos, debido a la extensión tumoral al hueso; y también debilidad o pérdida de fuerza en las piernas, a causa de la comprensión de la médula espinal.
Factores de riesgo
Para un diagnóstico precoz, también es muy importante tener en cuenta los factores de riesgo. De entre todo ellos, prima la edad, ya que el riesgo de contraer cáncer de próstata aumenta a partir de los 50 años. El 90% de los casos se diagnostican en mayores de 65 años y la edad media de diagnóstico es los 75 años.
Los antecedentes familiares de cáncer de próstata también juegan un papel muy relevante, ya que, como señalan desde la SEOM, este tumor tiene un importante componente genético, que es especialmente importante entre familiares de primer grado. Es decir, aquellos que tengan un padre o un hermano que hayan padecido esta enfermedad tendrán más probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Estas personas deberán someterse con mayor frecuencia a las pruebas de cribado de esta enfermedad. No obstante, existe cierta controversia respecto a ellas, ya que varios estudios científicos han cuestionado su efectividad. Es el caso del publicado en la revista Annals of family medicine, el cual pone de manifiesto que el tacto rectal no es una prueba eficaz para su detección precoz.
"El tacto rectal ofrece pocas coincidencias entre sus observadores y muchos tumores no se palpan porque no están en la zona posterior, donde se localiza entre el 50% y el 60% de los mismos", señalaba a EL ESPAÑOL Juan Ignacio Martínez Salamanca, urólogo en el Lyx Instituto de Urología y en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Control en los cribados
La otra prueba de cribado, el análisis de sangre conocido como PSA (Antígeno Prostático Específico), tampoco sería la mejor herramienta. Esta prueba lo que pretende es detectar la presencia de células tumorales en la próstata, pero un estudio publicado en la revista The BMJ, basado en datos de cerca de 700.000 personas, cuestiona la utilidad de la prueba, en tanto en cuanto muchos de los hombres diagnosticados como positivo en esta prueba pasarían el resto de su vida sin experimentar ningún síntoma de la enfermedad y, sobre todo, sin fallecer por su causa.
El problema está en las consecuencias que puede acarrear este análisis. Un ejemplo es el caso de Alfredo Pérez Rubalcaba, que tuvo que ser ingresado en la UCI después de contraer una infección durante la realización de una biopsia, prueba prescrita después de haberse realizado la PSA. Finalmente, no tenía cáncer de próstata.
Lo que recomienda un estudio publicado en The New England Journal of Medicine es hacer una prueba de Precisión, que consiste en efectuar primero una resonancia magnética que permita ir directamente a la lesión durante la biopsia. "Aunque aumenta el coste, se reducen los sobrediagnósticos y, sobre todo, se localizan los tumores con más impacto clínico", explicaba al respecto Martínez Salamanca.