No hay una frase más típica en la primavera que esa que dice que la sangre altera. No obstante, para muchos, lejos de ser la 'época del amor', es el momento del suplicio, ese en el que las alergias se ponen a flor de piel. Además, los alérgicos no son los únicos que tienen que ir pañuelo en mano día sí y día también, ya que esta es una época muy dada a causar más resfriados y gripes.
Aunque estas dolencias están más asociadas al invierno, lo cierto es que conviven con nosotros todo el año, como confirmaba Vicente Baos, médico de atención primaria en el Centro de Salud de Collado Villalba-Pueblo y autor del blog de divulgación El Supositorio. "En la época invernal la difusión viral es más frecuente por las características ambientales y de sociabilidad en las que nos movemos. Sin embargo, la exposición al frío no es tan determinante ya que, por ejemplo, en Finlandia tenemos los mismos casos de gripe que se dan en España", explicaba el experto.
Es más, un estudio de 2017 elaborado por investigadores de la Universidad de Texas, alertaba de los peligros de la primavera para la propagación de grandes pandemias de gripe. La bióloga Lauren Meyers y su equipo descubrieron que las seis grandes pandemias de gripe a nivel mundial acaecidas desde 1889 han ocurrido en primavera o en verano.
Además, el estudio desarrolló un modelo informático que imitaba la propagación del virus de la gripe y confirmaron que, efectivamente, durante el invierno las mismas infecciones crean protecciones inmunológicas durante esa época, por lo que, en contra de lo que se suele pensar, durante la primavera y el verano estamos más desprotegidos ante los virus, lo que facilita su extensión.
Los cambios de tiempo que se dan en esta estación también son uno de los culpables de que seamos más proclives a poder contraer un resfriado o la gripe, ya que, junto al riesgo de ir más desprotegidos ante el frío, los constantes cambios en la presión atmosférica pueden irritar las vías respiratorias y comprometer al sistema inmunológico.
Los alérgicos, asimismo, tienen el doble de peligro, ya que su sistema inmune destina gran parte de sus recursos a hacer frente a los problemas que derivan de sus dolencias, por lo que puede verse desbordado a la hora de hacer luchar contra distintos intrusos.
Sea por un motivo o por otro, al final queda claro que hay muchas papeletas para acabar contrayendo un catarro o la gripe y es aquí cuando viene la pregunta del millón: ¿cómo puedo diferenciar lo uno de lo otro?
Como comentaba Baos "el catarro común presenta una sintomatología que se puede definir por oposición a la gripe". Es decir, aunque pensemos que tienen el mismo cuadro clínico, lo cierto es que tienen manifestaciones físicas diferentes. Mientras que con los resfriados apenas hay fiebre y predominan la congestión nasal, los estornudos y el picor de garganta, con la gripe hay dolor de cabeza, muscular y fiebres altas y persistentes.
"Con la gripe los síntomas a nivel de faringe y garganta son menores y afecta más severamente a las personas", sentenciaba el experto, por lo que habría que estar más alerta.
Síntomas de la gripe
Que estas enfermedades tengan una sintomatología distinta también es porque tienen un origen diferente. La gripe es una infección causada por el virus influenza. Ataca al sistema respiratorio (nariz, garganta y pulmones) y, aunque en la mayoría de las personas no es grave, en ciertos sectores puede generar complicaciones graves. Las personas que deben tener un mayor cuidado son menores de cinco años, mayores de 65 y afectados por otras dolencias, como problemas cardíacos o respiratorios.
Sus síntomas más comunes son: fiebre, dolor muscular, escalofríos, dolor de cabeza, tos persistente o seca, falta de aire al respirar, cansancio y debilidad, nariz congestionada, dolor de garganta, dolor ocular y/o vómitos y diarrea.
Síntomas de resfriado común
El resfriado común está causado por varias familias de virus. La más conocida y la responsable de la mayoría es la del rinovirus. Aunque es una infección molesta, sus consecuencias no son graves y la mayoría de las personas se habrá repuesto entre una semana y diez días después de haberla contraído.
Sus síntomas más comunes son: congestión nasal, dolor de garganta, tos, estornudos, malestar general y/o fiebre de bajo grado.