Las fresas son una de esas frutas que no falta en la mayoría de hogares españoles, sobre todo ahora en plena época primaveral. Y es que, tanto las fresas como los fresones son frutas de temporada y su momento de recolección y consumo suele estar entre la primavera y hasta el mes de junio. De ahí que ya puedas verlas en la mayoría de supermercados y fruterías.
Una poderosa fruta por su beneficios, minerales, nutrientes y vitaminas y muy característica sobre todo por ese inconfundible color rojo y sabor ácido especialmente delicioso y refrescante.
Una fruta que además de ser poco calórica, también es baja en azúcares, por lo que combinada con una dieta equilibrada y variada puede ser una de esas aliadas imprescindibles para proteger nuestra salud.
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Sin embargo, al igual que saludables nutricionalmente, también son una fruta especialmente delicada y tanto su lavado como su conservación debe tenerse muy en cuenta si vamos a consumirlas.
Sobre esto, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una importante advertencia. Y es que, puede que las hayas estado lavando de forma incorrecta hasta ahora. Así es cómo debes lavar las fresas para evitar la aparición de moho y bacterias.
Cómo lavar las fresas
Al tratarse de una fruta tan delicada, es importante consumirla lo antes posible. En el caso de que la cantidad de fresas sea grande y no tengas esa posibilidad de consumirlas en el mismo día, la OCU explica una de las mejores formas de conservarlas en la nevera.
Para ello y según indica la propia organización, conviene lavar la cantidad de fresas exactas que vayamos a consumir en ese momento. Lavarlas antes de su consumo es fundamental y sobre todo justo la cantidad que vayamos a consumir.
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Si por el contrario, lavamos todas las fresas y las guardásemos en la nevera antes de su consumo o incluso quitásemos el rabillo verde antes, la presencia de humedad favorecería la proliferación de moho. Es por ello, que lo mejor es siempre lavarlas antes de su consumo y no quitar el rabillo verde hasta entonces.
En lo que respecta a la forma correcta de lavar las fresas, la OCU también ha explicado que no es suficiente lavarlas con agua. Esto se debe a que no deja de tratarse de una fruta cruda, por lo que lo ideal sería sumergirlas en agua con lejía apta para la desinfección de agua de bebida. Para ello tenemos que seguir los siguientes pasos:
- Lava las manos con agua y jabón previamente y coge un recipiente hondo.
- Llena este recipiente de agua y añade una cucharada pequeña del tipo de lejía que hemos mencionado (unos 4,5 ml) por cada 3 litros de agua. Ten en cuenta que la lejía debe estar etiquetada como apta para la desinfección de agua de bebida.
- Finalmente sumerge las fresas que vayas a consumir en esta mezcla unos 5 minutos y después asegúrate de frotarlas y enjuagarlas con cuidado y abundante agua.
- Seca las fresas con papel absorbente de cocina y listo. Ya podrás disfrutar su consumo.
Recuerda que la forma más saludable de consumirlas es de forma natural, en el caso de que su aspecto externo comience a estar deteriorado, retíralas o las que puedas, aprovéchalas para preparar un rico batido con leche.
Otros consejos para el consumo de fresas
Más allá de la forma de lavarlas de forma correcta antes de su consumo, también es fundamental que te asegures de elegirlas y almacenarlas correctamente. Aquí tienes algunos consejos:
- Selección: opta por fresas con una piel uniforme, sin signos de deterioro, con un color rojo brillante y un rabillo verde. Evita aquellas con manchas, cáliz marchito o demasiado maduras.
- Almacenamiento: una vez en casa, coloca las fresas en la nevera para mantenerlas frescas. Es importante no amontonarlas para evitar magulladuras y deterioro prematuro.
Siguiendo estos dos simples pasos, podrás disfrutar de fresas deliciosas y frescas en cualquier momento.