Valter Longo, director del Instituto de la Longevidad en la Facultad de Gerontología de la Southern California Univerisy y director del Laboratorio de Oncología y Longevidad del Instituto di Oncología Molecolare de Milan, se ha hecho famoso por su concepto de 'dieta de la longevidad'. Su trabajo con personas centenarias le ha llevado a concluir que la alimentación guarda una estrecha relación con una larga vida, a través de mecanismos que en ocasiones pueden sorprendernos.
Así, Longo ha determinado que el ayuno es un factor de longevidad, pero es muy duro de seguir, especialmente en edades avanzadas. Por eso, anima a seguir una alimentación que imite los efectos de la privación calórica, que acompaña de recetas sacadas de la gastronomía típica de su Génova natal. Así, descubrimos que Longo sí consume alimentos denostados como la mantequilla, pero de un tipo muy especial.
Longo recomienda el consumo de cereales integrales, frutos secos y fruta en el desayuno para empezar el día con energía y salud. Y hay muchas formas creativas para introducir estos alimentos. El bioquímico italiano, revela, tiene su propia fórmula para consumir todos estos alimentos en su día a día.
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En este caso, según Business Insider, el desayuno favorito de Longo, se compondría de tres básicos: un pan de trigo integral italiano conocido como friselle, mantequilla de almendra y una manzana. Con todo ello conseguiría unificar los tres pilares básicos de su "desayuno de la longevidad" de una forma muy particular.
La mantequilla de almendra es la más llamativa de estas opciones, incluso cuando ya se ha popularizado el consumo en España de crema de cacahuete sin aditivos como alternativa "más saludable". No existe una sustancial diferencia en el aporte proteico de ambas: mientras que el cacahuete tiene 8 gramos de proteína por cada ración de 30 gramos, la almendra aporta aproximadamente 7 g.
La mantequilla de almendra aportará los mismos micronutrientes que el fruto: ácidos grasos insaturados, fibra, magnesio, calcio y vitamina E. Cabe destacar que cada ración de 30 gramos nos aportará alrededor de 180 kcal, similar a un puñado de almendras del mismo peso. Sin embargo, recordemos que la fibra que posee impiden que se absorba todo su potencial calórico, aunque la mantequilla, al encontrarse triturada, facilitará más la asimilación de calorías.
Finalmente, tan solo necesitaríamos almendras para prepararla en casa, a poder ser sin añadidos en forma de sal o azúcar. Las almendras crudas, que pueden servir también en su formato tostado -y de hecho se recomienda tostarlas previamente para mejorar el sabor- serían suficientes. Existen opciones ya preparadas en el supermercado, pero hay que fijarse en el etiquetado y evitar cualquier ingrediente añadido más allá de las almendras.
Para preparar la mantequilla solo hace falta batir las almendras tostadas con el objetivo de conseguir una textura mantecosa. Si se compran crudas, se pueden tostar fácilmente en una sartén sin aceite, o bien en el horno, dejando que adquieran una tonalidad dorada sin llegar a quemarse. Se recomienda batir o licuar las almendras 5-10 minutos, y es posible guardar el preparado final a temperatura ambiente.