El aceite de oliva es uno de los medidores más precisos de la situación de un país, tanto desde el punto de vista de la nutrición y de salud, como desde el prisma económico. Si el precio del oro líquido sube, como ha sucedido en los últimos meses, las familias lo notan y se quejan de manera enérgica a la par que se ven obligadas a buscar otras alternativas. 

Llegar al final de la botella o la garrafa de aceite y tener que acudir al supermercado a por más es una de las peores noticias que puede recibir el bolsillo y es que la economía familiar se resiente y mucho. Por ello, en muchas casas se ven obligados a tener que renunciar al aceite de oliva virgen extra y es ahí dónde empiezan a aparecer las dudas. 

Muchas personas no saben si decantarse directamente por los precios más bajos y dejar de comprar aceite de oliva o si sigue mereciendo la pena apostar por la calidad y la salud aunque eso nos lleve a apretarnos todavía más el cinturón. Para resolver esta duda ha intervenido María I. Tapia, doctora en Bioquímica y Biología Molecular, quien ha explicado a través de redes sociales qué es lo que debemos hacer si tenemos que renunciar al AOVE. 

El verdadero valor del aceite de oliva virgen extra

El aceite de oliva, y en especial el virgen extra, es una de las joyas de nuestra gastronomía. Y no lo es solo por su sabor, si no porque sus infinitas propiedades son muy beneficiosas para la salud. Sin embargo, la escasez de lluvias ha provocado problemas en la producción del aceite y, por consiguiente, que los precios se disparen. 

Por ello, muchas personas se han visto obligadas a tener que buscarse alternativas, aunque es en este universo cuando surgen todas las dudas sobre qué aceite debemos comprar. María I. Tapia, doctora en Bioquímica y Biología Molecular, comienza su argumentario dando ese consejo. 

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"Lo primero que yo haría es calcular cuánto estamos ahorrando (por ejemplo, al mes) comprando un aceite refinado en vez de un aceite de oliva virgen. Porque no solo ha subido el aceite virgen extra. El de orujo de oliva y el aceite de oliva también han subido mucho. Aunque no deberíamos hablar solo de precio, sino de relación calidad/precio".

En su serial de consejos, María va dando argumentos para todo tipo de bolsillos, desde los que se pueden permitir un poco más hasta los que directamente tienen que renunciar al aceite de oliva virgen extra. 

 

La mejor alternativa al aceite de oliva virgen extra

Sin embargo, en este punto asegura que mucha gente comete el error de no dar importancia al caldo que usa para cocinar y esto es esencial para nuestra salud ya que una parte se ingiere con los alimentos al cocinarlos. Por ello, indica que lo mejor es seguir un proceso lógico: "Si no te puedes permitir un virgen extra, yo compraría un aceite de oliva virgen, el más barato que encuentres. Cualquier aceite de oliva virgen es mejor que cualquier aceite refinado. Y lo reutilizaría dos o tres veces (con condiciones)".

Pero si el bolsillo aprieta más de lo esperado y no podemos comprar tampoco un aceite de oliva virgen, lo que no debemos hacer, siempre que sea posible, es abandonar la senda del aceite de oliva. Y ahí, da una serie de trucos para que este no pierda calidad. 

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"Echaría un chorrito de aceite virgen de vez en cuando mientras estamos friendo. Y hacia el final de la cocción si es un guiso o un horneado". Pero si la cosa se sigue poniendo complicada y tenemos que renunciar al aceite de oliva, María aconseja decantarse por opciones de refinados que tengan alto contenido en ácido oleico: "Podría ser girasol alto oleico, canola, orujo de oliva... ¿Cuál de ellos? El más barato".

Por último, esta doctora en Bioquímica Química y Biología molecular asegura que, aunque no puede entrar en las decisiones de casa, su deber es recomendar la compra de aceite de oliva virgen extra, ya que supone una inversión en salud para la que a lo mejor debemos hacer esfuerzos en otros ámbitos.