Existen cinco territorios en nuestro planeta conocidos como las 'zonas azules', cuya característica distintiva es la longevidad: sus habitantes alcanzan con relativa facilidad los 100 años, llegando incluso a los 110 años en determinadas zonas. Estos enclaves de la longevidad son muy conocidos: Okinawa (Japón), Loma Linda (California), Icaria (Grecia), Cerdeña (Italia) y la península de Nicoya (Costa Rica). Pero es posible que haya que incluir próximamente a una sexta candidata.
Se trataría del Valle de Hunza, situado en el extremo norte de Pakistán y colindante con el suroeste de Afganistán. En esta zona la población también parece desafiar las probabilidades médicas de esperanza de vida. Es donde se localiza el hogar de los pueblos Burusho y Wakhi, los cuales han sobrevivido y prosperado durante siglos en aldeas remotas, con mínimas comodidades e instalaciones rudimentarias.
Y, sin embargo, su esperanza de vida media ronda los 100 años. Hoy analizaremos algunas de sus características de estilo de vida.
La dieta del Valle de Hunza
Las semillas y el aceite de albaricoque son dos alimentos esenciales de la dieta de estas comunidades pakistaníes. El albaricoque es así uno de sus cultivos locales más importantes. A nivel científico, existe evidencia de que las semillas de albaricoque pueden ayudar a combatir el cáncer y reducir la inflamación crónica, en parte debido a la amigdalina que contienen.
Casi todos los platos tradicionales de Hunzai incluyen aceite de albaricoque. Antiguamente se hacía a mano, pero hoy en día los lugareños usan máquinas para extraerlo de los granos cosechados. De hecho, hace tan solo unas décadas este aceite era lo único que se usaba para cocinar. Los albaricoques secos también se usan para mejorar el mal de altura, y se hierven para sopa cuando llega el invierno.
Nunca dejar de moverse
Como sucede con el resto de zonas azules originales, los aldeanos del Valle de Hunza se mantienen activos toda su vida, hasta bien entrados en la vejez. Es muy común ver gente de 80 años realizando tareas en el exterior incluso en invierno. Los miembros más longevos de la familia aún hacen pastar a sus vacas y ovejas, recolectan leña y realizan recados domésticos.
Además, los aldeanos de mayor edad también participan en actividades comunitarias como el 'rajaki', que consiste en limpiar los canales de agua elevados cuando llega la primavera. También es muy habitual ver a lugareños de cualquier edad usar bicicletas o patines, y practicar deportes como fútbol o cricket a diario.
Agua de glaciar
La zona de Hunza está llena de glaciares, los cuales se derriten durante el verano. La conocida como "agua de Hunza" es un líquido brillante de color gris oscuro, que ya ha sido estudiada por los científicos. Esta agua glacial se filtra naturalmente mediante capas de hielo y roca y es rica en minerales.
Algunos sugieren que el agua contiene minerales de cuarzo (sílice) en forma coloidal, que otorgarían al agua efectos antioxidantes. Se recoge de mayo a octubre todos los años, y se sirve en restaurantes y hogares. Los lugareños la prefieren al agua filtrada.
Nada de ultraprocesados
Como también es habitual en las recónditas zonas azules, los lugareños de Hunza no son amigos de los ultraprocesados. Casi toda la carne que se consume en este valle provienen de animales locales que han sido sacrificados recientemente. Además, no existen lugares que sirvan comida rápida en el valle.
Generalmente, la comida de los aldeanos de Hunza proviene de ingredientes frescos, con una preparación diaria. Además casi todos los hogares cultivan su propia verdura, como las espinacas, que son especialmente populares en la zona. También cultivan tomates y patatas.
Fuertes lazos comunitarios
Finalmente, cabe destacar que los barrios y aldeas de Hunza están muy unidos, y su gente se cuida de unos a otros, especialmente en el caso de los miembros de mayor edad. No existen residencias de ancianos, y los mayores son muy respetados y atendidos por sus familias.
A todo ello hay que añadir que el nivel de criminalidad es prácticamente nulo, y es habitual que los niños deambulen solos incluso a edades tempranas. Por ello es muy habitual ver a los niños jugando al aire libre y colaborando en tareas comunitarias.