Si sólo pudiéramos tomar un sólo embutido a partir de hoy, seguro que muchos españoles elegiríamos el jamón ibérico o, en todo caso, el lomo embuchado. Estas dos son, sin duda, las carnes procesadas que más asociamos con nuestra gastronomía desde que somos pequeños. Ahora bien, es muy probable que no sean las que comas más a menudo. Hay otras que tienen un sabor más suave, que son más económicas, que, en general, son más accesibles. Y, entre estas últimas, destaca el jamón de York.
El nombre de este producto pone de manifiesto que procede de más allá de los Pirineos, así como los sándwiches que se hacen con él. De todas formas, esta carne inglesa ha sabido ganar muchas simpatías en España. Con jamón de York nosotros nos referimos a esas lonchas rosas, a veces con vetas y otras no, y a veces irregulares y otras, formando un cuadrado perfecto. Pero ¡ojo! porque para la legislación alimentaria de nuestro país, el jamón de York no existe, sino que a lo que nos referimos nosotros tiene otro nombre.
En realidad, todo lo que hemos englobado como jamón de York es, en realidad, o jamón cocido o fiambre. La diferencia entre estos dos términos está en la calidad de la carne, siendo el primero mejor que el segundo. Eso sí, ambas son carnes procesadas y, como tales, han sido señaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como alimentos potencialmente carcinogénicos. De todas formas, este organismo no ha pedido dejar de tomar estas carnes sino, más bien, reducir su consumo para reducir los casos de cáncer.
Los peores jamones
Por desgracia, el jamón cocido encaja en la descripción que la OMS da sobre las carnes procesadas: una carne roja —en este caso, de cerdo— que se sala y se cura para mejorar su sabor y su conservación. El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) realizó un estudio que publicó The Lancet Oncology que consistió en una revisión de hasta 800 artículos y que concluyó que cada porción de 50 gramos de carne procesada que se toma a diario eleva el riesgo de cáncer en un 18%.
En cualquier caso, los expertos explican que dentro de las carnes procesadas hay productos y productos. Es decir, no podemos comparar el efecto en la salud del jamón ibérico de mejor calidad con el de una salchicha de Frankfurt. De la misma manera, tampoco podemos comparar el efecto de los mejores jamones cocidos del supermercado con los fiambres. El principal aspecto en el que se observa la diferencia entre estos dos productos es la proporción de carne de cerdo que contienen uno y otro.
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"Los jamones de York que, en realidad, son fiambres tienen alrededor de un 55% de carne de cerdo y que puede proceder de distintos cortes del cerdo, como la paleta o lo que se conoce como el magro de cerdo", describe este artículo de EL ESPAÑOL. "¿De qué está hecha la otra mitad del alimento? Suelen llevar agua, almidones o féculas de patata, azúcares artificiales como la dextrosa, el jarabe de glucosa o la maltodextrina, también proteínas de soja o hemoglobina en polvo, amén de una larga lista de aditivos para que se conserven por más tiempo".
De vez en cuando
En cambio, si eliges un jamón cocido el porcentaje de carne de cerdo se acercará al 70% de su composición total. Sin embargo, aunque se trata de una opción menos mala, no se trata de la mejor que pueden encontrar en el supermercado. Existe la clasificación de jamón cocido extra para aquellos jamones que rondan un 80% y un 90% de carne en su composición e, incluso, se pueden encontrar algunos que ronden el 100%. Por esta razón, es mejor fijarnos en este reclamo o también consultar a nuestro charcutero para que nos ofrezca lo mejor en este sentido.
El porcentaje de carne en estos productos es tan alto que otros ingredientes insanos como los almidones y los azúcares aparecen en proporciones muy inferiores, y en algunos casos hasta desaparecen. Un buen consejo, por lo tanto, para comprar jamón cocido es que tenga la mayor proporción posible de carne de cerdo en su composición. Si bien este tipo de jamón es mucho más saludable sigue siendo una carne procesada y, por lo tanto, deberíamos limitar su consumo. No es para todos los días.
Las carnes procesadas se relacionan, concretamente, con el cáncer colorrectal. Este es uno de los que más preocupan a los médicos debido a que es el que más se diagnosticará este año. Tal y como explica el documento de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Las cifras del cáncer en España 2023, al cierre del mes de diciembre se estima que se hayan detectado en nuestro país 42.721 nuevos casos de este cáncer. Este tumor se encuentra en pacientes cada vez más jóvenes: según este estudio realizado en Estados Unidos, el de colon ha crecido un 49% entre las personas de 30 y 39 años en ese país, y el de recto en un 133% en los pacientes de entre 20 y 29 años.