Existe un conocido dicho inglés, que no suena con tanto ritmo en español: una manzana al día mantiene alejado al médico ("an apple a day keeps the doctor away"). En resumidas cuentas, esta frase hecha suele decirnos que comer manzanas de forma habitual es saludable. Pero ¿existe evidencia tras esta afirmación?
Las manzanas no son famosas por su riqueza en vitamina A (como las zanahorias) o en vitamina C (como las naranjas o kiwis). Sin embargo, sí contienen diversas sustancias bioactivas, lo que convertiría a la manzana en un "alimento funcional" como los conocemos hoy en día.
Recientemente, Janet Colson, profesora de Nutrición y Ciencias de los Alimentos en la Universidad Estatal de Middle Tenessee, ha explicado las bondades de los alimentos funcionales como la manzana en un artículo en el medio The Conversation. Este alimento en especial parece contribuir a la larga vida de los habitantes de Japón.
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Como explica Colson, un alimento funcional no sería un "superalimento": no destacan especialmente por su contenido nutricional. Sin embargo, además de poseer los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo de nuestro organismo, también contienen sustancias bioactivas con funciones únicas.
Actualmente la investigación sobre los alimentos funcionales está en auge, y la lista de sustancias bioactivas va creciendo. Un ejemplo serían los carotenoides, un grupo de hasta 850 pigmentos diferentes que dan color a frutas y verduras, y que también poseen funciones antioxidantes. Poseen beneficios para la salud y protegen a las células de los radicales libres oxidativos.
Cabe destacar que la nutrición es una ciencia relativamente joven. Desde inicios del siglo XX hasta la década de 1970, los estudios se centraron en los déficits de vitaminas, alentando a la población a consumir alimentos procesados pero enriquecidos.
Esto provocó que la población se centrase en buscar ciertos nutrientes, y acabó comiendo en exceso de forma involuntaria. Si combinamos esto junto a la gran disponibilidad de alimentos altamente procesados, el resultado es el que ya conocemos: un aumento de las tasas de sobrepeso, diabetes, hipertensión y enfermedad cardíaca.
Sin embargo, históricamente los japoneses han destacado por ser una de las poblaciones más saludables del mundo, hasta que empezaron a adoptar pautas típicas de la Dieta Occidental. Rica en grasas, sal y azúcar, ha llevado a los japoneses a desarrollar problemas de salud típicos de la población de Estados Unidos.
En consecuencia, el gobierno japonés empezó a preocuparse por el sobrepeso de sus ciudadanos, y como forma de corregir el problema, introdujo el concepto de "alimentos funcionales" en la década de los ochenta. Hoy en día, Japón habla de "alimentos para usos sanitarios especializados" cuando se refieren a productos que científicamente han demostrado beneficios para la salud.
La lista japonesa de alimentos
Japón tiene hoy en día más de 1.000 alimentos y bebidas aprobados como "alimentos para usos sanitarios especializados". Uno de ellos es el arroz hipoalergénico: no es una alergia alimentaria común entre los japoneses, pero supone un gran impacto dado que el arroz es uno de sus alimentos básicos.
Aproximadamente la mitad de las declaraciones de propiedades saludables de Japón se relacionan con mejoras en la digestión gracias a las fibras dietéticas prebióticas bioactivas. Es el caso de las fibras dietéticas naturalmente presentes en la manzana: en concreto, la fibra pectina que se encuentra principalmente en la pulpa.
Actualmente se sabe que la pectina ayuda a reducir la cantidad de azúcar y grasa que se absorbe en el organismo, lo que a su vez ayudaría a reducir el riesgo de diabetes y enfermedad cardíaca. Pero, además, la piel de manzana también posee fibra que puede funcionar de laxante.
Por otro lado, las manzanas contienen altas cantidades de polifenoles, un tipo de sustancias antioxidantes relacionadas con un menor riesgo de enfermedades crónicas. De nuevo, estas sustancias se encuentran principalmente en la piel de la manzana, por lo que consumirla entera es mejor que su zumo o puré.
Las antocianinas son una subclase de polifenoles presentes en la piel de las manzanas, y los cuales a su vez dan lugar a los colores de esta fruta. Las dietas ricas en antocianinas ayudan a mejorar la salud cardíaca, y también se están estudiando como tratamiento para la enfermedad de Alzheimer.
La floridzina, por su parte, es otro de los polifenoles presentes en la manzana. Se sabe que puede ayudar a controlar el azúcar en sangre al disminuir la cantidad de glucosa absorbida por el intestino delgado, y al aumentar su excreción a nivel renal.
Entonces, ¿comer manzanas puede alejarnos de visitar al médico? También existen estudios sobre este tema, analizando los patrones de consumo de manzanas. Uno de ellos analizó estos patrones en más de 8.000 adultos, de los cuales un 9% consumía al menos una manzana diaria. Tras ajustar diversos factores de confusión, se sugirió que acudían un poco menos al médico y necesitaban menos medicación que los que no comían manzanas.
Otros estudios sugerirían que comer dos manzanas diarias mejoraría la salud del corazón, y comer hasta tres manzanas diarias ayudaría a perder peso. No es magia, pero parece ser que comer manzanas sí colaboraría en mejorar la salud.