Existe un dicho muy popular en España, pero cuyo origen real está en Reino Unido: "An apple a day keeps the doctor away", que podría traducirse como "una manzana a diario mantendrá al médico alejado". Si bien la frase se acuñó por primera vez en 1913, su base original es un proverbio de Pembrokeshire (Gales) que se originó en 1866.
Por tanto, llevamos relacionando el consumo de manzanas con la salud más de 150 años, pero las investigaciones al respecto indican que "más no es mejor": la cantidad de esta fruta que tomemos será irrelevante si no mantenemos otros hábitos saludables. Aunque, eso sí, añadir alguna que otra manzana a la dieta habitual sí puede beneficiarnos en algunos aspectos.
Como ya repasamos en su momento respecto al consumo de plátano, la manzana también es una fruta densa nutricionalmente, y a su vez baja en calorías. Se trata de un alimento rico en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes.
Una manzana de tamaño medio apenas posee unas 90-95 kcal, de las cuales 25 gramos son hidratos de carbono y 4.5 gramos son fibra. Así mismo, destaca su contenido en vitamina C, cobre, potasio y vitamina K, entre otros micronutrientes.
Entre los antioxidantes de la manzana, a parte de la mencionada vitamina C y su potencial para bloquear radicales libres, también destacan la quercetina, el ácido cafeico y la epicatequina.
Por otro lado, en cuanto a salud cardiovascular se refiere, los estudios han sugerido que el consumo de manzana podría reducir el riesgo de sufrir enfermedades crónicas como la enfermedad cardíaca. Un estudio con más de 20.000 adultos llegó a la conclusión de que, a mayor consumo de frutas y verduras de pulpa blanca (como las manzanas), menor sería el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o ictus.
Por su parte, la fibra que contienen las manzanas también colaboraría en mejoras a nivel de tensión arterial y niveles de colesterol, ambos factores importantes para reducir el riesgo cardiovascular en general.
Por otra parte, en cuanto a riesgo de cáncer se refiere, se sabe que las manzanas contienen varios compuestos capaces de prevenir su desarrollo, incluidos los antioxidantes y los flavonoides. Una revisión de 41 estudios sugirió que a mayor consumo de manzanas, menor riesgo de cáncer de pulmón; otro estudio diferente obtuvo relaciones similares entre el consumo de manzanas y cáncer colorrectal.
Finalmente, una tercera investigación al respecto relacionó el consumo de frutas y verduras en general con una mayor protección frente a diversos tipos de cáncer, como el de estómago, colon, pulmón, cavidad oral y esófago. Aún así, los autores de estos trabajos hacen hincapié en la necesidad de seguir investigando al respecto.
Otros beneficios
Pero las manzanas no serían solo un potencial elemento protector frente a enfermedad cardiovascular y cáncer, dos de las causas de mayor mortalidad en todo el mundo a día de hoy. Existirían algunos otros beneficios menos conocidos.
Por un lado, las manzanas y su contenido en fibra habrían demostrado promover la sensación de saciedad, reduciendo el consumo calórico, y aumentando así la pérdida de peso. Además, el consumo de manzana reduciría hasta un 28% el riesgo de desarrollar diabetes en comparación a no consumir manzanas.
Por otro lado, el consumo de manzanas se habría relacionado con mejoras en salud ósea, cerebral y pulmonar. Concretamente, a mayor consumo de frutas en general, mayor densidad ósea y menor riesgo de osteoporosis. El consumo de manzanas en especial reduciría el estrés oxidativo cerebral y retrasaría el envejecimiento. Incluso se habría relacionado el consumo de manzanas con un menor riesgo de sufrir asma.
Inconvenientes de comer manzanas
Aunque la realidad es que es muy poco probable que comer una manzana al día pueda perjudicar la salud, los excesos siempre pueden ser dañinos: Comer demasiadas manzanas diarias podría tener sus inconvenientes, por muy saludable que sea su consumo a bajas dosis.
Por ejemplo, un consumo de fibra excesivo en un corto lapso de tiempo -varias manzanas diarias en este caso- podría causar síntomas de malestar gastrointestinal como gases, hinchazón o dolor de estómago.
Por otro lado, como sucede con otras frutas, las manzanas contienen una cantidad significativa de carbohidratos, algo que no siempre sería ideal. En dietas bajas en hidratos o dietas cetogénicas, el consumo de manzanas debería reducirse o incluso evitarse.
Finalmente, siempre es mejor buscar la variedad entre frutas y verduras en lugar de repetir el consumo de un único tipo de alimento en especial de forma diaria. Entre otros ejemplos de frutas, podría variarse entre plátanos, arándanos, naranjas, mangos, melocotones, peras, piñas frambuesas o fresas. Todas ellas son densas en nutrientes y bajas en calorías. En la variedad está el gusto, dicen.