En los últimos años, los embutidos y la carne procesada han estado bajo el escrutinio de expertos en salud y organizaciones médicas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha hecho un llamado a reconsiderar su inclusión en la dieta debido a sus posibles efectos cancerígenos. Esta advertencia global ha sido respaldada por múltiples estudios, incluyendo uno destacado realizado por la Universidad de Harvard, que sugieren que es imperativo reemplazar estos alimentos con opciones más saludables para mantener una dieta equilibrada.
Aunque todos los embutidos y carnes procesadas están bajo sospecha, es importante resaltar que algunos son más perjudiciales que otros. Las enfermedades cardiovasculares son actualmente la principal causa de muerte a nivel global. Si bien el riesgo de padecerlas aumenta con la edad, factores como el estilo de vida desempeñan un papel crucial.
Entre los embutidos de peor calidad y por tanto, más perjudiciales para la salud cardiovascular, están las salchichas Frankfurt, que contienen un alto porcentaje de grasa; el fiambre, que puede contener hasta un 50% de sales y aditivos; salchichón, altamente calórico y rico en grasas saturadas que además ha sido relacionado con el cáncer de colon; sobrasada, ya que hasta un 70% de su composición puede ser grasa, con un 24% de grasas saturadas; y mortadela, similar al fiambre, que en ocasiones contienen apenas un 50% de carne.
Los hallazgos sobre el impacto de los embutidos, catalogados como carne procesada, en la salud han suscitado un debate sobre las elecciones alimenticias y los hábitos dietéticos en todo el mundo. En muchos países, se ha observado un aumento en la ingesta de carne procesada en comparación con la carne fresca. A pesar de las advertencias y las investigaciones que vinculan estos alimentos con riesgos para la salud, el consumo sigue siendo popular debido a su sabor y conveniencia.
Es importante comprender que la preocupación no se limita únicamente a las grasas saturadas presentes en estos productos. Si bien las grasas saturadas han sido el enfoque principal en la discusión sobre la carne roja y procesada, los estudios más recientes también han señalado otros componentes que podrían contribuir a su impacto negativo en la salud. Por ejemplo, la L-carnitina y el hierro hemo, presentes en la carne roja, también han sido objeto de investigaciones en relación con el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2.
Distintas investigaciones han arrojado luz sobre los posibles riesgos asociados al consumo de carne roja y sobre todo procesada. Algunos metabolitos, productos químicos derivados de la digestión de los alimentos, como el N-óxido de trimetilamina (TMAO), han sido vinculados a enfermedades cardiovasculares, enfermedad renal crónica y diabetes tipo 2. Sin embargo, queda por determinar en qué medida estos metabolitos contribuyen al riesgo cardiovascular asociado a la carne.
Un 22% más de riesgo
Un estudio en particular evaluó a casi 4.000 adultos, a lo largo de más de una década, para analizar la relación entre la carne roja y procesada y las enfermedades cardiovasculares. Los resultados revelaron que un mayor consumo de carne, especialmente carne roja y procesada, estaba vinculado a un aumento del 22% en el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica por cada 1,1 ración diaria.
La carne procesada, en particular, ha sido objeto de atención debido a su relación con el riesgo de cáncer de mama. Investigadores de la Universidad de Glasgow encontraron que el riesgo de este tipo de cáncer aumentó significativamente en mujeres que consumieron más de nueve gramos de carne procesada al día. Por ejemplo, otro estudio, en este caso de Harvard, confirmó que las mujeres que consumen carne procesada tienen un 9% más de posibilidades de desarrollar cáncer de mama.
A pesar de la tradición y la popularidad de los embutidos, es fundamental considerar su impacto en la salud. Si bien la OMS no exige eliminarlos por completo de la dieta, insta a reducir su consumo y optar por alternativas más saludables. Es importante recordar que no todos los embutidos son iguales y que algunos métodos de procesamiento pueden ser más perjudiciales que otros. Priorizar una dieta balanceada, rica en frutas y verduras, junto con otros hábitos saludables, es esencial para mantener una buena salud cardiovascular y general.
A medida que la investigación continúa arrojando luz sobre los efectos de estos alimentos en la salud, los consumidores deben ser conscientes de la información disponible y considerar tomar decisiones informadas sobre su dieta. Optar por fuentes magras de proteínas, como aves, pescado y legumbres, puede ser una alternativa más saludable a la carne procesada y la carne roja.
En respuesta a las preocupaciones sobre la carne procesada y la carne roja, han surgido en el mercado alternativas más saludables y conscientes. Cada vez más empresas ofrecen opciones de embutidos y carnes procesadas elaboradas con ingredientes naturales, bajos en grasas y aditivos. "Si bien es posible que los embutidos y la carne procesada sean deliciosos en ocasiones, es importante no depender en exceso de ellos en la dieta diaria. La incorporación de una amplia gama de alimentos frescos y nutritivos, como frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, puede contribuir a una mejor salud a largo plazo", destaca Concepción Martínez, nutricionista-dietista.