Durante los últimos días se ha viralizado un nuevo tipo de alimentación que, aunque en principio pueda sonar factible, comparte muchas características con las típicas dietas milagro. Hablamos de la dieta del bocadillo, un método que se le atribuye a la nutricionista Terica Uriol, la cual asegura seguir este método desde hace más de 20 años.
Uriol defiende que "para adelgazar hay que comer de todo", porque eliminar alimentos habituales es insostenible, aburrido y propicia el famoso efecto rebote. Su dieta del bocadillo se basa en la conocida pirámide alimenticia y que tiene hidratos de carbono como base (arroz, pasta, patatas y sobre todo pan). En el segundo escalón Uriol aconseja adaptar la dieta según la zona donde viva.
Una forma clásica de comer pan en nuestro país es el bocadillo, pero aconseja usar ingredientes como jamón serrano, atún, pollo, queso ligero, tomate o sardinas. Eso sí, sin pasarse con el aceite. En ese aspecto, Uriol lo tiene claro: las grasas fuera. "Si no las tomas cuando el cuerpo las necesita, éste recurrirá a sus reservas acumuladas, quemará las que sobran y se perderá peso", explica en el vídeo que ha subido a su cuenta de Instagram.
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En este aspecto, recomienda no superar un 10% del porcentaje nutricional diario basado en grasas, como forma de mantenimiento del peso. Vengan del alimento que vengan.
Asimismo, aconseja no usar básculas, cantidades ni medidas. Sí recomienda utilizar un plato estándar y a partir de ahí calcular lo que se va a consumir. Su método tampoco habla de kilos de peso, sino de medidas, motivo por el cual controla el ritmo de sus pacientes en base a las tallas de ropa que usan y no a los kilos que pesan.
En cuanto al deporte, la nutricionista defiende que "no es necesario". "No está incluido en el plan, aunque si se tiene cierta actividad física mejor. Con andar rápido es suficiente", describe.
Los alimentos permitidos
A modo de resumen, los alimentos permitidos en la dieta del bocadillo serían: arroz, pasta, legumbres y, sobre todo, pan (el equivalente a un tercio de barra de tamaño estándar). También se permiten huevos, carne magra, pescados, quesos ligeros, yogur desnatado, marisco, verduras y frutas.
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Como alimentos prohibidos estarían aquellos ricos en grasas, independientemente de su origen: aceites, mantequillas, margarinas, natas, azúcar, bollería, frutos secos, embutidos, carne roja y pescado azul.
Como se habrá podido comprobar, la dieta del bocadillo comparte ciertas características (aunque no todas) con el típico estándar de dieta milagro: un nombre llamativo focalizado en un alimento ('dieta de la alcachofa', 'dieta del pomelo', 'dieta del sirope de arce'), promesas atractivas de pérdida de peso "sin esfuerzo", una descripción imprecisa y sin otras recomendaciones de estilo de vida necesarias.
Por suerte, no se aconseja eliminar alimentos densos nutricionalmente como frutas y verduras, como sí lo hacen otras conocidas dietas, pero sí dos grupos de macronutrientes básicos y esenciales: proteínas y el mínimo de grasa posible.
Recordemos que actualmente la OMS y otros organismos internacionales recomiendan consumir un mínimo de un 15% de calorías basados en proteínas y un mínimo de un 30% de calorías basados en grasas, algo que no se cumpliría en la dieta del bocadillo, donde se limitan ambos grupos de macronutrientes a costa de los hidratos de carbono (sobre todo, el pan).
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Tanto proteínas como grasas son macronutrientes mucho más saciantes que los hidratos de carbono, algo que ha demostrado ser vital en cualquier plan dietético. Sin saciedad, nuestro cerebro no es capaz de adecuar la ingesta y es muy fácil sobrepasarse con el consumo calórico de forma involuntaria.
Graves peligros
Por si fuese poco, las proteínas son esenciales para mantener la estructura del organismo, sin olvidar que son el material básico de la masa muscular: a menor masa muscular, mayor riesgo de mortalidad general, un riesgo que aumenta según la edad. Las grasas, por su parte, son necesarias no solo como parte de las paredes celulares del organismo, sino también para la formación de sustancias como las hormonas.
A día de hoy, ninguna dieta ha demostrado ser la mejor para perder peso, aunque los expertos de la Universidad de Harvard sí han ido refinando sus consejos al respecto. De hecho, la mejor dieta es aquella que puede seguirse, crea adherencia y es saludable.
Basar la dieta en carbohidratos complejos, ricos en almidón, y dejar como secundarios los carbohidratos más densos en nutrientes no está recomendado por ningún organismo internacional. Tampoco se aconseja consumir un nivel tan ínfimo de grasas como recomendaría la dieta del bocadillo, por los peligros que conlleva para la salud. Más si cabe equiparando todas las grasas por igual, cuando se sabe que no es lo mismo la grasa vegetal que la animal.
Como punto final, un plan dietético que obvia y olvida la necesidad de realizar ejercicio físico puede llegar a ser muy peligroso. El sedentarismo mata.