La tasa de cáncer colorrectal, en pacientes menores de 50 años, aumenta cada año en un 2% desde 2009. Unas cifras que, aunque se mantengan controladas, sobre todo en adultos, por los exámenes médicos, de detección de este tipo de enfermedad, que se suelen realizar a partir de los 45 años, no han hecho más que aumentar en el caso de los jóvenes.
Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) han tratado de buscar el origen de este aumento concreto. Durante su investigación, lograron identificar una serie de especies microbianas concretas, en concentraciones elevadas en pacientes jóvenes que sufren esta enfermedad.
"Cuando comencé la práctica y la residencia alrededor de 2010, rara vez veía pacientes que tenían menos de 50 años. Pero cada vez más estamos viendo a estos pacientes en nuestras clínicas hasta el punto en que no nos parece una excepción a la regla", explica Jordan Kharofa, uno de los líderes del estudio, que se ha presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica.
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Investigaciones como esta señalan la importancia de la dieta en la aparición del cáncer de colon. En concreto, la citada señala alimentos como las carnes procesadas, bebidas bajas en calorías y licores, además de una escasez de fruta crudas, verduras y legumbres en la dieta. Basándonos en esta y otras investigaciones, además de indicaciones como la de José Gallardo, dietista-nutricionista, seleccionamos los cuatro alimentos que un médico de digestivo jamás compraría en el súper.
Jamón de York
Es cierto que el jamón de York ha sido siempre un alimento típico de las dietas de adelgazamiento y dietas blandas cuando hay problemas estomacales o indigestiones; sin embargo, este embutido no goza de la simpatía de los nutricionistas. La realidad es que todos los embutidos son considerados carnes procesadas y, por tanto, aumentan el riesgo de sufrir cáncer colorrectal. Tal y como afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2015 cuando emitió un informe que recogía datos de varios estudios en este sentido.
El fiambre de jamón de York en el supermercado, entre sus ingredientes, su porcentaje de carne es lo que más llama la atención, alrededor de un 55%, siendo el resto agua, almidones, dextrosa de maíz, sal, proteínas de soja y aromas. Por eso es catalogado como carne procesada, requiriendo para su elaboración un procesado más agresivo.
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La razón es que parte de estos productos contienen altos niveles de grasas saturadas y sodio, que se han asociado con un mayor riesgo de enfermedades del corazón y cáncer. "En principio, si tu dieta en general es saludable y te comes una o dos lonchas de jamón al día, probablemente no te afecte. [...] Cuando los sanitarios o los políticos damos un consejo a la población general no podemos meternos en los casos específicos, así que el mensaje claro debe ser 'carne procesada: cuanta menos, mejor'", explicó Lucía Martínez, dietista-nutricionista en este artículo de EL ESPAÑOL.
Refrescos
Desde hace décadas, el peligro de beber bebidas azucaradas se ha ido transmitiendo tanto desde estudios científicos como por parte de la propia prensa. Por ejemplo, un estudio de la universidad de Havard encontró que al menos en mujeres, ingerir de forma habitual bebidas azucaradas duplicó las probabilidades de padecer cáncer de colón antes de los 50 años.
Estos efectos fueron más claros en adolescentes, asociando cada porción diaria consumida entre los 13 y 18 años con un 32% más de riesgo de aparición temprana de la enfermedad. Entre las hipótesis planteadas está la de que al ser poco saciantes estas bebidas, se ingieren muchos más alimentos, aumentando así las calorías que se ingieren.
Pan de molde
El pan blanco de molde también se asocia con el cáncer de colon debido a sus altos índices de insulina. El proceso por el que ocurre esto es el siguiente. El pan blanco está hecho de harina blanca refinada, que se descompone rápidamente en azúcares simples dentro del organismo, provocando un rápido aumento de los niveles de insulina y promoviendo de esta forma el crecimiento de células cancerosas en el colon.
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Por eso, lo más saludable es el pan integral, con grano entero. Que además, al contener tanta concentración de fibra, evita los picos de azúcar y mejora la digestión de forma notable.
Alimentos fritos
El caso de los alimentos fritos demuestra cómo no solo afecta el tipo de alimento que se consume, sino también el proceso al que es sometido. Cuando los alimentos son sometidos a altas temperaturas o se tuestan, ocurre una reacción química cuyo producto es la acrilamida, la cual se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres, como el de colon.
Esta sustancia se produce a partir de los azúcares y los aminoácidos que se mezclan y se someten a altas temperaturas. De igual modo, esta sustancia química también puede dañar el ADN y aumentar el riesgo de cáncer. De hecho, el propio aceite que se utiliza y reutiliza para freír, aumenta las probabilidades de padecer cáncer de colon, tal y como señala un artículo publicado en el Cancer Prevention Research, realizado por científicos de la Universidad de Massachusetts Amherst (UMass Amherst).