Se sabe que un estilo de vida saludable, en particular una buena dieta y ejercicio físico, puede proteger al ser humano de innumerables enfermedades crónicas. Las enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y metabólicas son solo algunos de estos ejemplos. Pero, en particular, el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria han demostrado verse beneficiados por una dieta saludable.
Ahora, un nuevo estudio publicado en The BMJ habría catalogado los seis factores de estilo de vida que habrían demostrado reducir el riesgo, o al menos retrasar la progresión del deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores aseguran que, incluso en personas portadoras del gen de la apolipoproteina E (APOE), el factor de riesgo genético más conocido para sufrir enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades relacionadas, un estilo de vida saludable podría retrasar la aparición de los síntomas característicos de la demencia.
La memoria disminuye de forma continuada a medida que envejecemos, es un proceso natural, pero la evidencia científica actual es insuficiente para valorar el impacto de un buen estilo de vida frente a este deterioro. Un proceso que, a su vez, también puede verse intensificado y volverse patológico cuando se producen una serie de circunstancias perjudiciales para la salud.
Factores de estilo de vida
Para analizar a fondo la relación entre estilo de vida y deterioro cognitivo, los investigadores responsables del nuevo estudio analizaron datos de 29.000 adultos mayores de 60 años (siendo el 49% mujeres, con una edad promedio de 72 años), con una función cognitiva normal al inicio del estudio, los cuales formaron parte del Estudio de Cognición y Envejecimiento de China.
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Al inicio del estudio en 2009, se midió la memoria de los participantes mediante la prueba de aprendizaje verbal auditivo (AVLT) y se evaluó si portaban el gen APOE, siendo el 20% de los participantes portadores del mismo. Se realizó una evaluación de seguimiento durante los siguientes 10 años, en los años 2012, 2014, 2016 y 2019.
Además, se calculó su puntuación de estilo de vida saludable teniendo en cuenta seis factores: dieta saludable, ejercicio regular, contacto social —como ver a amigos y familiares con regularidad—, actividad cognitiva —como escribir, leer o jugar al mahjong, un pasatiempo con fichas tradicional de China—, no fumar y no beber alcohol.
En base a esta puntuación de 0 a 6, se dividió a los participantes en grupos: estilo de vida favorable (de 4 a 6 factores saludables), promedio (2 a 3 factores saludables) o desfavorable (0 a 1 factores saludables). También se les dividió en portadores o no portadores del gen APOE.
Riesgo de demencia
Tras tener en cuenta diversos factores de salud, económicos y sociales, se objetivó que cada comportamiento saludable de forma individual se asociaba con una disminución más lenta de la memoria durante los siguientes 10 años. La dieta saludable en particular fue el factor que se asoció de forma más intensa con una desaceleración del deterioro de la memoria, seguida de la actividad cognitiva y el ejercicio físico en segunda y tercera posición, respectivamente.
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En comparación con el grupo con un estilo de vida desfavorable, la disminución de la memoria del grupo de estilo de vida favorable fue 0,28 puntos más lenta durante los siguientes 10 años (según una puntuación estandarizada llamada puntuación z) del AVLT; así mismo, la disminución de memoria del grupo de estilo de vida promedio fue 0,16 puntos más lenta.
Por su parte, los participantes portadores del gen APOE con un estilo de vida favorable o promedio también experimentaron una disminución de la memoria más lenta, en comparación a aquellos portadores con un estilo de vida desfavorable (0,027 y 0,014 puntos por año más lento, respectivamente).
Además, los participantes con un estilo de vida favorable o promedio, portadores o no portadores del gen APOE, tenían hasta un 90% y casi un 30% menos de riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve o demencia, respectivamente en relación a los participantes con un estilo de vida desfavorable. Los resultados fueron similares tanto si se portaba el gen como si no.
Limitaciones del estudio
Los mismos investigadores señalan que se trata de un estudio observacional, por lo que no es posible establecer una relación de causalidad entre los factores de estilo de vida analizados y el riesgo de deterioro cognitivo. Además, recuerdan, pudieron existir errores de medición dado que los datos eran autoinformados por los mismos participantes, y también sesgo de selección, dado que algunos participantes no llevaron a cabo un seguimiento correcto ni volvieron a recibir evaluaciones.
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Aún así, puntualizan, se trata de un estudio de gran tamaño con un largo periodo de seguimiento. Además, los hallazgos siguien siendo significativos tras realizar varios tipos de análisis estadísticos lo que indicaría que son sólidos.
Como conclusión, los investigadores sugieren que sus hallazgos pueden proporcionar una fuerte evidencia de que un estilo de vida saludable, como combinación de varios comportamientos positivos, se asociaría realmente con un menor deterioro de la memoria, incluso en pacientes genéticamente susceptibles para ello. Aún así, sería necesario continuar investigando, incluyendo a personas más jóvenes donde el deterioro de la memoria puede ser multicausal y no asociado a la edad, como fue el caso del actual estudio.