El último barómetro específico de seguridad alimentaria de la UE determina que España y Portugal muestra que en estos territorios hay preocupación en el 45% de los encuestados por la presencia de pesticidas en las frutas y en las verduras, en 42% por la contaminación ambiental, y en un 37% de los encuestados por los antibióticos en la carne.
¿Hasta qué punto debemos preocuparnos o no? ¿Y cómo debemos consumir la fruta y la verdura? Preguntamos por este asunto al presidente del Comité Científico de 5 al día, Manuel Moñino, quien destaca que, en la actualidad, "la presencia de plaguicidas en los controles oficiales es minoritaria", y apunta que, en nuestro país, el 98,5% de las muestras hechas en las frutas y en las verduras carecían de la presencia de pesticidas o en cantidades por debajo de los índices máximos de residuos. "Solo el 1,5% excedía esas cantidades y se tomaron medidas oportunas en el control de la cadena alimentaria", agrega.
Esto ocurre también a nivel europeo, prosigue el dietista-nutricionista, indica que el último informe de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) del 2020 concluye que es muy poco probable que la exposición dietética actual de los consumidores a los plaguicidas pueda tener un efecto sobre la salud, "por lo que no es preocupante", añade.
Así, Moñino indica que el 70% de las muestras de frutas y de verduras en toda la UE carecían de pesticidas, en el 30% se detectaron pero estaba por debajo de límites, y solo fuera de la UE el 1,7% estaba por encima de estos estándares máximos de residuos. "En ese momento las autoridades competentes tomaron medidas para el control de cadena alimentaria", subraya.
No es peligroso
Lejos de decir cuáles frutas u hortalizas tienen más o menos plaguicidas, Moñino ve importante destacar que los beneficios para la salud superan "con creces" los riesgos que puedan verse asociados a la presencia de plaguicidas o de bacterias por la contaminación de aguas, o por otros agentes que puedan poner en riesgo la seguridad alimentaria. "Los beneficios superan los riesgos y esto ocurre también en otros grupos de alimentos, como en el pescado", avisa.
A su vez, mantiene que los controles oficiales se hacen de forma rotatoria en los alimentos cada tres años de forma que alimentos que se controlaron en 2017 se vuelven a evaluar en 2020; año en el que se analizaron las zanahorias, la coliflor, las cebollas, las naranjas, las peras, las patatas y los kiwis: "Comparados con 2017, se detectaron que las naranjas, las peras, el kiwi, y la coliflor tuvieron una incidencia ligeramente mayor en la presencia de límites máximos de residuos, pero en cantidades muy pequeñas, y también se encontraron menos plaguicidas en las zanahorias, en las patatas, y en las cebollas".
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En 2018 los que más presentaron casos de plaguicidas fueron pimientos y las uvas, según continúa el dietista-nutricionista de 5 al día; y en 2020 dice que en las mandarinas, en las naranjas y en las peras. "Esto suele pasar por diferentes causas, porque se ha cosechado la fruta o verdura antes del tiempo que debe transcurrir desde la última aplicación de un determinado biocida o puede ocurrir que ese pesticida no esté autorizado en la UE y proceda de alimentos de importación, o puede pasar que a veces los suelos pueden tener presencia de ciertas sustancias con aplicaciones de años anteriores", añade.
A su vez, menciona que la UE tiene el compromiso para 2030 de reducir al 50% el uso de los pesticidas, del 50% del riesgo asociado a su exposición, al mismo tiempo que pretende reducir un 50% los que han mostrado mayor toxicidad, con un mayor riesgo para la salud con respecto a la exposición.
"No es una cuestión de que se detecten presencias o no, pero es importante destacar que una mínima parte de los controles oficiales salen positivos por niveles por encima, y todo el resto son ventajas (...) Es importante destacar que los beneficios superan al riesgo, la presencia de sustancias de pesticidas es anecdótica, hay una pequeña muestra que pueda contenerlos", mantiene.
Aquí recuerda este experto que en los productos ecológicos la presencia de plaguicidas es mínima, pero en cualquier caso, insiste en que actualmente la producción de alimentos en la UE se hace bajo un paraguas de normas muy estrictas en el uso de plaguicidas, y generalmente con un sistema de producción integrada, y un uso muy controlado de los pesticidas.
"Por tanto, su presencia es minoritaria. En cualquier caso, las buenas prácticas de higiene en casa, como lavarlas y desinfectarlas cuando se vayan a consumir pueden contribuir a reducir estas sustancias y también a bajar las infecciones alimentarias", remarca el presidente del comité científico de 5 al día.
Pautas para limpiarlas
A la hora de consumir las frutas y verduras, Moñino indica que se deben lavar y pasar por agua corriente todas, independientemente de cómo se vayan a consumir. "Por ejemplo, en el melón quizá nunca te lo hayas planteado pero es conveniente porque en su manejo la pulpa, que es lo que vamos a consumir, se puede contaminar con la tierra o sustancias químicas que tiene la piel externa del melón", aclara.
Cuando se trata de frutas y de hortalizas que se van a consumir crudas o con piel deben desinfectarse y mantenerlas 5 minutos en una solución de agua que contenga una cucharada de lejía de uso alimentario por cada tres litros. Luego se tienen que aclarar en abundante agua. Señala que esto es aplicable a todos los alimentos de una ensalada o a todas las frutas que vayamos a comer con piel.
En el caso de una mandarina, Moñino dice que hay que lavarla con agua corriente antes de consumirla, sin desinfectante, para después pelarla y comerse la pulpa. En cuanto a las fresas y a las uvas hay que desinfectarlas porque se van a comer crudas y enteras, pone de ejemplo.
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Es más, sostiene que en las frutas y hortalizas, para reducir su deterioro en la nevera, se pueden ir desinfectando poca a poco antes de su consumo. Sin embargo, precisa que en el caso concreto de la lechuga, se aconseja lavar todas las hojas de una vez, aunque se vayan a consumir en diferentes tiempos, desinfectarlas y aclararlas todas bien, para después centrifugarlas; esto vale también en las frutas que vayamos a consumir enteras y sin pelar, apunta este especialista en nutrición.
Ahora bien, en muchas ocasiones si lavamos la fruta y la guardamos lavada es probable que se deteriore antes en la nevera, por lo que conviene lavar cada fruta que vayamos a consumir justo antes de consumirla, precisa.