Los dos 'superalimentos' del futuro que se hacen en España: mayonesa que no engorda y pan con omega 3
La aplicación de la nanotecnología a los alimentos incluye la modificación de su sabor, el color o la textura.
20 julio, 2022 03:20Cada vez serán más los españoles que se fijen en cuánto vale el producto antes de echarlo al carro de la compra. Así lo demuestra el último Índice de Precios al consumo (IPC), que anota una subida del 10,2% en el precio de los alimentos. Este dato, nunca antes visto desde 1985, pone en peligro la seguridad alimentaria de la población. Aunque esta no se debe confundir con la seguridad alimenticia, de la cual en España, salvo algún caso sonado, no tenemos porqué preocuparnos, pues contamos con una dieta mediterránea que nos hace vivir más años. Pero, ¿qué pasaría si comiéramos lo mismo y fuera mejor para nuestra salud?
Este es uno de los objetivos de los nanoalimentos, el resultado de aplicar la nanotecnología a los alimentos. Aunque el nombre suene a plato de restaurante de estrella Michelin, se trata de "alimentos tradicionales". Así los define el profesor de la Universidad Politécnica de València y experto en tecnología de alimentos Édgar Pérez en declaraciones a EL ESPAÑOL: "En los nanoalimentos solo se incorpora alguno de los ingredientes en su forma nano, un tamaño tan pequeño que no llegamos a percibir".
La nanotecnología, que es la capacidad de manipular la materia a escala atómica y molecular, probará suerte esta vez con los alimentos, tras los fracasos sonados en otros sectores como el médico o el cosmético. En esta caso, pretende modificar el sabor, el color o la textura de lo que nos llevaremos a la boca. Y es que, según reconoce Pérez, "la reducción de tamaño podría potenciar mucho el sabor".
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Aunque estos cambios no buscan crear una nueva tendencia alimenticia, sino "mejorar la biodisponibilidad de los nutrientes para reducir los efectos negativos en nuestra salud". A esta conclusión llegan en este artículo de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, del que Pérez ha sido su autor principal.
Mayonesa que no engorda
Otro de los beneficios de los nanoalimentos, además de la mejora del sabor, es que son menos perecederos. Además, una de las aplicaciones de la nanotecnología es que se reduce el contenido en azúcares y sodio de algunos productos. Por ejemplo, la reducción del tamaño de los granos de sal que contienen las galletas con sabor a queso permite disminuir la cantidad de sodio que contiene, sin alterar su sabor salado.
Es bastante común que lo que más nos apetece comer suela ser perjudicial para nuestra salud. Aunque esto está a punto de terminar en algunos casos como el de la mayonesa, que se podrá tomar más baja en calorías que la que encontramos en los supermercados. "Con la misma textura que tanto nos gusta, la mayonesa se crearía a partir de una nano-emulsión, en vez de una normal", apunta el profesor de la UPV en la entrevista con este periódico.
También encontramos con alimentos en los que, no cambiando de sabor, podemos añadir a nuestro cuerpo nutrientes que no estaban antes en ese producto. Es el caso del pan con 'sabor' a pescado, que tendría un alto nivel de omega 3 sin que notáramos la diferencia. Esto se debe a que se realiza a través de pequeñas cápsulas que se liberan justo en el intestino delgado donde se produce la absorción del nutriente.
De esta manera, se pueden convertir en complementos que nos previenen de alguna enfermedad. Aunque, como asegura a EL ESPAÑOL otra de las autoras del estudio, la experta en tecnología de alimentos Amparo Gamero, "un nanoalimento nunca va a ser considerado un medicamento". Sí que podría cumplir las funciones de un probiótico, que encapsulado en un nanoalimento llegaría hasta su siticio de acción, el colón.
Cuándo llegarán al ‘súper’
Si hay alguien que haya llegado hasta aquí es porque quizás le interese el consumo de este tipo de alimentos. La aceptación de los nanoalimentos no sorprende a Pérez, ya que ha participado en un estudio donde se demuestra que la población española estaría dispuesta a consumirlos: "La mayoría de los encuestados dijo que no veía el riesgo, y sí los beneficios".
Aun así, no sería de extrañar que aparecieran negacionistas de la nanoalimentación. Pérez no pretendería "convencer a nadie de que consumiera algún producto o dejara de hacerlo", pero sí que confiesa que se estaría perdiendo las ventajas que ofrecen estos alimentos.
La pregunta del millón en este caso, como en todos, es cuándo podremos pedirnos una tapa de algún nanoalimento o comprarlo en el súper. La fecha es imposible de dar para Pérez. ¿El problema? Como en prácticamente todo, el dinero y la burocracia. Sin entrar en demasidos tecnicismos, la legislación actual de la Unión Europea sí que permitiría la comercialización de estos alimentos. Sin embargo, al contener nanomateriales artificiales, tendrían que pasar por "las manos" de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
¿Por qué no se hace entonces? Pérez responde un tanto decepcionado a esta pregunta, ya que no se ve capaz de investigar al mismo tiempo que llevan a cabo el proceso de evaluación de la EFSA, que podría tardar hasta dos años. Además, "ninguna empresa ha tenido esa visión estratégica con los nanoalimentos", reconoce el profesor de la UPV. Para quien realmente no sea capaz de saciar su apetito, siempre podrá ir a Estados Unidos o Japón, donde sí que se permite la comercialización de los nanoalimentos.