La necesidad de disfrutar de un sueño de calidad adecuada y en cantidad necesaria durante la noche es un mensaje que se ha repetido de forma continuada durante los últimos años. El insomnio afecta cada vez a más personas en todo el mundo, y sus cifras se dispararon desde que llegó la pandemia de COVID-19.
El mero hecho de sufrir insomnio se ha relacionado con diversas alteraciones de la salud, como cambios en el estado del ánimo, aumento del riesgo de sufrir ansiedad y/o depresión, e incluso aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardio y cerebrovasculares.
Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology ha encontrado un nuevo perjuicio asociado a esta falta de sueño: mayor acumulación de grasa abdominal.
Falta de sueño y obesidad
Para llegar a tal conclusión, los investigadores de la Clínica Mayo de Minnesota, dirigidos por el cardiólogo Virend Somers, realizaron un ensayo clínico aleatorizado donde participaron 12 voluntarios sanos y no obesos.
Los voluntarios se dividieron en dos grupos durante el experimento: un grupo durmió 9 horas cada noche, mientras que el segundo grupo durmió solo 4 horas por noche durante dos semanas. Tras el paso de tres meses, se repitió el experimento, pero intercambiando los participantes entre grupos, para que todos hubiesen pasado por el grupo de sueño normal y sueño restringido.
A lo largo del estudio, los investigadores monitorizaron la ingesta y el gasto energético, el peso corporal, la composición corporal, la distribución de la grasa (incluyendo grasa visceral y abdominal) y los biomarcadores circulantes del apetito.
Tras solo dos semanas de sueño restringido, los participantes que dormían apenas 4 horas por la noche llegaban a aumentar hasta un 9% su grasa abdominal total y hasta un 11% su grasa visceral abdominal. Este último tipo de grasa se acumula en el interior del abdomen, alrededor de los órganos internos, y se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardiometabólica.
Habitualmente, cuando se acumula grasa abdominal, la tendencia es depositarla debajo de la piel. Sin embargo, este estudio sugeriría que la falta de sueño "empuja" esta grasa hacia las áreas viscerales, alrededor de los órganos, potenciando más si cabe sus perjuicios.
Por un lado, durante las semanas de sueño restringido, se objetivó que los participantes también consumían hasta 300 kcal más de media por día, con un 13% más de proteína y un 17% más de grasa de media respecto a cuando dormían las horas adecuadas. Sin embargo, su gasto energético se mantuvo estable.
Por otro lado, los investigadores destacan que, cuando hubo una disminución de la ingesta calórica y del peso corporal durante el sueño de recuperación, la grasa visceral continuó aumentando. El sueño inadecuado sería un desencadenante de acumulación grasa y, a pesar de que se recupere sueño a corto plazo, no se revertiría dicha acumulación. Sería más complejo volver a los estados iniciales.
Así mismo, respecto a las medidas monitorizadas durante el estudio, los investigadores puntualizan que algunas de ellas no serían perceptibles a simple vista. La acumulación de grasa visceral solo se detectó mediante tomografía computarizada, algo que se habría pasado por alto en las típicas mediciones de peso y cintura abdominal. Estas no variaron significativamente, y fueron falsamente tranquilizadoras.
De hecho, señalan, la dificultad para detectar esta acumulación de grasa visceral la hace aún más peligrosa si cabe. Solo en Estados Unidos alrededor de un tercio de los adultos no duerme lo suficiente de forma regular, ya sea por turnos de trabajo o uso de pantallas nocturnas.
No dormir lo suficiente ya se habría relacionado con alteraciones cerebrales como falta de memoria, aumento de riesgo de demencia y otros perjuicios para la salud. Este estudio solo ha añadido un efecto perjudicial más a la ya larga lista conocida.
Para mantener un buen sueño, tanto en cantidad como en calidad, los investigadores recomiendan realizar más ejercicio físico, comer adecuadamente y evitar el uso de pantallas por la noche previamente a las horas de sueño.