Su sabor especiado, picante y con cierto toque de limón lo hacen inconfundible. El tallo subterráneo del jengibre es ya uno más en muchas gastronomías, pero en España, aún se nos resiste. Nativo del suroriente asiático, China e India, ha sido venerado por sus propiedades aromáticas, gastronómicas, terapéuticas y algún que otro extra.
"Durante el comercio de especias en la época de la Antigua Roma, alrededor del 750 a. C., el jengibre llegó a Europa", explica Borja Sacristán, historiador. El origen de su nombre proviene del sánscrito, en concreto del término 'shringavera', que significa "forma de cuerno", haciendo alusión a su atípica e irregular forma.
"Las primeras referencias escritas son de Confucio y ya en el siglo II el jengibre aparece en una relación de importaciones hechas en Alejandría, siendo la segunda especia preferida por los romanos después de la pimienta. Plinio hace mención a su precio, 6 denarios la libra", relata Sacristán. En el siglo IX llegó a Francia, Alemania e Inglaterra, donde dio lugar a conocidas bebidas como el ginger ale.
Los beneficios de este alimento han sido conocidos por egipcios, griegos y romanos y, como la cúrcuma, goza de buena reputación. La parte que se usa como especia es su raíz, rizoma, donde se concentra la mayor parte de su perfume y sabor y, como condimento, se agrega en carnes, salsas, cremas, sopas, mariscos, hortalizas y pescados. También tiene otros usos culinarios, como en postres, acompañando a la fruta; o en repostería, donde tenemos las famosas galletas de jengibre. También puede ir junto a patatas asadas.
Comer jengibre crudo y a mordiscos es casi un ejercicio de resistencia debido a su intenso sabor y lo mejor es utilizarlo en su justa medida. Si es la primera vez que se usa, conviene ir probando hasta lograr el gusto deseado. Además de fresco, se puede encontrar confitado, en conserva, seco, en lonchas o sticks, cristalizado, preparado para infusiones y hasta con cobertura de azúcar o de chocolate.
Fresco se conserva durante unas tres semanas en la nevera, eso sí, sin pelar. Para que dure algo más, lo mejor es congelarlo, ya que puede permanecer en ese estado durante meses. Deshidratado también aguanta durante bastante tiempo, aunque poco a poco irá perdiendo su aroma y su sabor. Para alargar lo más posible sus propiedades, mételo en una fiambrera hermética.
Cáncer y resfriados
El [6]-gingerol, pariente de la capsaicina (que se encuentra en pimiento picantes) y la piperina (componente de la pimienta), se encuentra en el jengibre sin cocinar, ya que en cuanto es sometido a altas temperaturas, se convierte en zingerona, un compuesto menos picante. En algunos estudios, este compuesto inyectado se ha utilizado para inducir un estado de hipotermia en ratas, un remedio que podría ser muy útil para los casos de pacientes con fiebres muy altas.
También se está usando en investigaciones con buenos resultados, para tratar la artritis reumatoide y ayudar con el tratamiento de algunos tipos de cánceres como leucemia y de pulmón, ya que es un componente citotóxico. En la actualidad, ya ha sido probado in vitro como ayuda en la terapia contra los tumores del intestino, ovarios, tejido mamario y páncreas.
Contra las náuseas
En Asia, desde hace cientos de años, se añade a la comida de los marineros para evitar el mareo y combatir el escorbuto, algo que se empezó a emplear también con las náuseas del embarazo. En el caso de las náuseas relacionadas con los tratamientos de quimioterapia, existen algunos estudios más o menos concluyentes que hablan sobre su efectividad para calmarlas.
No obstante, se desaconseja su ingesta para mujeres embarazadas que están a punto de dar a luz o que han tenido abortos espontáneos, además de esta contraindicado si hay antecedentes de sangrado vaginal o trastornos de coagulación.
Dolor menstrual y migraña
Uno de los usos tradicionales del jengibre es aliviar el dolor, incluida la dismenorrea. En un estudio de 2009, más de 100 mujeres tomaron jengibre o un medicamento antiinflamatorio no esteroideo durante los tres primeros días de su periodo menstrual. Pues bien, este alimento logró los mismos resultados en cuanto a la mitigación del dolor que los medicamentos. Además, una revisión de distintas investigaciones relacionan el jengibre como analgésico para tratar también el dolor lumbar crónico, la migraña el dolor muscular.
Producción de testosterona
Desde 1991, varias investigaciones in vivo y de investigación básica han descubierto un vínculo entre el jengibre y la testosterona. Una revisión de varios estudios reveló que la suplementación con jengibre, particularmente en condiciones de estrés oxidativo, mejora la producción de testosterona en los hombres. Los mecanismos por los que esto ocurre son principalmente al aumentar la producción de la hormona luteinizante, el nivel de colesterol bueno en los testículos, además de reducir el estrés oxidativo y la peroxidación de lípidos en los testículos. También mejora la actividad de las enzimas antioxidantes, normaliza la glucosa en sangre, aumenta la sangre flujo en los testículos y, con ello, el peso testicular, reciclando así los receptores de testosterona.
El jengibre es una bomba de nutrientes y compuestos bioactivos que tienen multitud de beneficios poderosos para el cuerpo y el cerebro. Además, basta muy poca cantidad, como unas rayaduras en una salsa, para poder beneficiarse de sus efectos.