Padecer insomnio dista de ser una rareza. De hecho, se trata del segundo trastorno mental más frecuente. Si a alguien le extraña que este síntoma se englobe en la salud mental, es evidente que nunca lo ha padecido. Pero un nuevo estudio publicado en The Lancet Psychiatry acaba de probar que no existe un único tipo de insomnio, sino cinco.
La consecuencia principal también es obvia para los sufridores de este mal: que los tratamientos que son eficaces para unos, no lo son para otros. Esto, que hasta ahora era un misterio de la ciencia, puede explicarse porque el enemigo no es uno solo sino varios: cinco tipos de insomnio descritos por primera vez en la revista británica.
Hasta ahora, se había intentado avanzar en las diferencias de insomnio a tenor de un único patrón: la dificultad para quedarse dormido o la tendencia a despertarse poco después de hacerlo. Sin embargo, tampoco de ahí había salido una división clara.
El nuevo trabajo, dirigido por Tessa Blanken y sus colaboradores del Instituto de Neurociencia Holandés, no sólo se fija en las quejas en torno al sueño de los insomnes, sino que va más allá y evalúa los rasgos de la personalidad que afectan a los que no pueden dormir.
Los autores entrevistaron a 4.322 insomnes, definidos como tales en un registro nacional del sueño y que contestaron entre 10 y 26 de 34 cuestionarios sobre distintos aspectos de su sueño y su personalidad. Esto no sólo llevó a hacer una completa radiografía del insomnio, sino que desveló por primera vez que este trastorno es todo menos homogéneo.
Según los firmantes del trabajo, éste tiene al menos dos consecuencias clínicas. La primera es que uno de los subtipos, el 1, está muy asociado a la depresión. Así, las personas que, tras contentar al cuestionario desarrollado por los autores fueran diagnosticadas con esa clase de insomnio podrían beneficiarse de intervenciones específicas para prevenir este trastorno mental.
El segundo efecto práctico del trabajo es que se podrían establecer biomarcadores asociados a los rasgos de cada subtipo de insomnio para, en un futuro, adaptar los tratamientos farmacológicos a los distintos enfermos.
Insomnio subtipo 1
Un 19% de los participantes resultaron tener el insomnio denominado de tipo 1, que se caracteriza por padecer mucha angustia generaliza, sentir mucha alteración antes de ir a dormir y, en general, poca felicidad subjetiva. Es un insomnio muy estresante y está asociado a las posibilidades de sufrir depresión. La mitad de los que sufren este subtipo de insomnio declararon empezar a tener problemas para dormir en la adolescencia, un rasgo común al insomnio de subtipo 2.
Insomnio subtipo 2
El 31% de los participantes en el estudio resultaron tener el insomnio subtipo 2 que, al parecer, es preferible al 1. Mucho menos estresante pero también asociado a la angustia, tiene en común sin embargo la excitación previa a la hora de acostarse, pero se distingue porque está mucho más asociado a las situaciones de estrés y a los efectos negativos. Así, en otras palabras, se trata de un insomnio asociado a eventos particulares y es conocido como psicofisiológico. Responde mejor a las benzodiazepinas que otros tipos de este trastorno. Se da en personas afectuosas y reflexivas, así como con capacidad de experimentar placer.
Insomnio subtipo 3
Un 15% de los insomnes resultaron padecer el subtipo 3. Como el 2, está asociado a un grado elevado de angustia, pero el perfil psicológico de los que lo sufren es distinto. Se da en personas poco positivas, con felicidad subjetiva reducida, poco afectuosas y a las que les cuesta experimentar placer. Además, no responden a las recompensas asociadas a la posibilidad de dormir mejor.
Insomnio subtipo 4
El 20% de los participantes padecían el subtipo 4 en esta nueva clasificación del insomnio. Experimentan el insomnio asociado a efectos traumáticos durante más tiempo y son más proclives a haber sufrido traumas infantiles. También experimentan más fatiga que los afectados por otros subtipos, aunque sufren un grado leve de angustia asociado al trastorno.
Insomnio subtipo 5
El insomnio más amable, el subtipo 5, es experimentado por el 15% de los participantes en el estudio, que al igual que los del tipo 4, experimenta relativamente poca angustia, mucha menos que las de los afectados por los tipos 1,2 y 3. Cuando les pasa algo grave en su vida que les provoca dormir mal, el efecto les dura poco y el porcentaje de pacientes con traumas infantiles es bastante pequeño. También son menos reflexivos, pero experimentan poco placer y, eso sí, tienden a padecer fatiga asociada a su insomnio.