La invasión rusa de Ucrania también ha afectado a nuestra cesta de la compra: los precios de muchos productos se han disparado antes el descenso de importaciones. Ante el miedo de quedarse sin algunos alimentos, muchos clientes han arrasado en los supermercados de España con el aceite de girasol. Esto se debe a que Ucrania es el país de origen del 60% de este aceite que se comercializa en nuestro país.
De todas formas, la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) ha lanzado un mensaje de tranquilidad. Según este organismo, el aceite de girasol cuenta con varias alternativas, tanto de producto como de origen y, además, manifiestan que "la cadena alimentaria española es extraordinariamente eficiente y tienen la capacidad de proveer al mercado de dichos productos".
En cualquier caso, muchos supermercados españoles han decidido limitar el número de botellas de aceite de girasol que cada cliente puede comprar. Con esta medida pretenden que no se produzca un desabastecimiento de este producto en particular. El aceite de girasol se utiliza, principalmente, para cocinar, ya sean elaboraciones fritas, a la plancha o al horno, pero, tal y como recuerda Asedas, existen muchas opciones para sustituirlo.
El aceite de oliva
Si tenemos previsto dejar el aceite de girasol, el mejor sustituto es, sin duda, el aceite de oliva. Se trata de un producto que se produce en nuestro país y que aporta muchos beneficios para la salud, pero es más caro. De hecho, la principal razón que suele empujar a los españoles al aceite de girasol es el precio. Eso sí, a pesar de que supone un gasto mayor, la inversión merece la pena.
Este aceite no sólo aporta grasas cardiosaludables y antioxidantes, sino que, además, cuando lo sometemos al calor de la cocción aguanta temperaturas muy altas sin llegar a que su estructura se altere. Esto se debe a que la mayor parte de sus ácidos grasos son monoinsaturados, que no se oxidan con tanta facilidad como los poliinsaturados. Además, el aceite de oliva crudo aporta una buena cantidad de antioxidantes.
El aceite de orujo de oliva
Mientras que al aceite de oliva lo llamamos cariñosamente nuestro oro líquido, el que se elabora con orujo no tiene tanta fama. Este aceite desconocido se elabora con los restos de la producción de otros aceites; es decir, con la pulpa, la piel y los huesos de aceitunas en los que queda grasa que extraer. Si bien estos aceites se combinan con aceites de oliva vírgenes, se consideran de una calidad inferior a ellos.
Ahora bien, su perfil sigue siendo mejor que el del aceite de girasol y cuenta con la ventaja de que es más barato que el aceite de oliva. De todas formas, existe un estudio científico realizado por la Universidad de Jaén (UJA) que concluyó que este aceite no tiene tantos beneficios para la salud cardiovascular como el de oliva, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.
Aceite de aguacate
Hace unas décadas, los españoles apenas conocíamos los aguacate y ahora están por todas partes. Debido al popular perfil saludable de sus grasas, esta fruta ha sido empleada también en nuestro país para producir aceite. De hecho, esta grasa se puede encontrar en los supermercados Mercadona, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL. Eso sí, este aceite es más caro que el de oliva.
Las grasas del aguacate se parecen a las del aceite de oliva en que la mayor parte de sus ácidos grasos también son monoinsaturados y, por lo tanto, su estructura se mantiene estable a pesar de que se someta a altas temperaturas durante la cocción. Además, el aceite de aguacate tiene poco sabor, lo que puede ser una ventaja a la hora de freír sin alterar los sabores de los alimentos.
El aceite de colza
Este aceite tiene muy mala fama en España por la intoxicación masiva que tuvo lugar en el año 1981 con este producto. De todas formas, aquel accidente se debió a una mala manipulación del producto y, en realidad, su consumo es seguro y es recomendable como alternativa al aceite de girasol. Se trata de uno de los aceites vegetales con menos cantidad de grasas saturadas y también destaca por su aporte de ácidos omega-3.
Además, el aceite de colza es fuente de sustancias antioxidantes como las vitaminas E y K, pero contiene un mayor aporte de ácidos grasos poliinsaturados que el aceite de oliva. Por lo tanto, es un aceite menos estable cuando se somete a las altas temperaturas de la cocción. Debido a la mala fama que tiene en nuestro país es difícil encontrarlo en los supermercados.